Para destruir las armas químicas de Siria, la ONU necesita que el autócrata se quede y ayude.
Percibida inicialmente como la peor pifia del Presidente Bashar al-Assad en la guerra civil siria, el uso de armas químicas por parte de su ejército el verano pasado se ve cada vez más como su boleto a la victoria militar y la clave de su supervivencia política.
Mientras un pequeño grupo afiliado a la ONU de expertos en armas químicas se esfuerza para ajustarse al itinerario apretado que mandó el Consejo de Seguridad para la destrucción de las armas químicas sirias, diplomáticos occidentales y las Naciones Unidas trabajan duro para organizar una conferencia en Ginebra en un intento de parar la matanza.
Pero los críticos dicen que ello en realidad podría ayudar a que Assad gane la guerra que ha durado casi tres años, incluso cuando él es acusado por un alto funcionario de la ONU de complicidad en crímenes de guerra.
Damasco dice que su objetivo al asistir a la conferencia propuesta en Ginebra es mantener el poder que la familia Assad ha conservado por 40 años. Y como los observadores creen que la situación militar ahora favorece al gobierno de Assad, él también podría sellar una victoria diplomática al hacer uso de su cooperación con el equipo de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ).
“Assad seguirá cooperando con la OPAQ”, dijo un diplomático occidental que sigue de cerca a Siria. “Él tiene los conocimientos, así que puede renovar el programa químico en el futuro si así lo quiere. Pero por ahora, mientras él coopere con el equipo químico, todos tienen un interés en conservarlo en el poder”, añadió el diplomático, pidiendo el anonimato para que pudiese hablar con libertad.
En noviembre, después de meses de vaivenes, el secretario de estado de EE UU, John Kerry, y el ministro ruso del exterior, Sergey Lavrov, anunciaron que las partes sirias en guerra se reunirán en Ginebra el 22 de enero. La conferencia, llamada “Ginebra II”, está diseñada para seguir un comunicado de junio de 2012, publicado por potencias regionales y mundiales para buscar una solución diplomática a la crisis.
Sin embargo, hasta ahora no se ha dado ninguna invitación formal. Funcionarios de la ONU dicen que el 20 de diciembre Lakhdar Brahimi, el enviado especial del secretario general de la ONU, tiene programado reunirse con diplomáticos rusos, estadounidenses, chinos y europeos para finalizar la lista de quienes asistirán e invitarlos a la conferencia de enero.
Pero la tarea de Brahimi no es tan simple como escribir la lista de invitados a una fiesta. Aun cuando el gobierno de Assad ha prometido asistir a la conferencia, también dijo en una declaración de esta semana que “la delegación oficial siria no irá a Ginebra a entregar el poder”.
La declaración de Damasco, como la reportó la agencia noticiosa en control gubernamental SANA, añadió que “la era del colonialismo, con la instalación y el derrocamiento de gobiernos, ha terminado. Ellos deben despertar de sus sueños”.
Aun así, según el comunicado original, conocido como Ginebra I, un “organismo transitorio de gobierno que ejerza poderes ejecutivos totales” debe remplazar al gobierno de Assad.
“No podemos ir a Ginebra II si la base de las negociaciones de Ginebra I no se puede avanzar”, dijo el martes el embajador de Francia ante la ONU, Gerard Araud. “Hay otros que no irán” a menos que el gobierno de Assad se comprometa por completo a transferir sus poderes al organismo transitorio, me dijo él. “Si estás en la oposición, ¿vas a Ginebra a negociar qué?”.
Ahmed Jarba, presidente de un grupo multitudinario contra Assad y apoyado por Occidente, dijo el mes pasado que su Coalición Nacional Siria asistirá a la conferencia de Ginebra. Pero el grupo también dijo en una declaración que “Bashar al-Assad no tendrá un papel en el período de transición y el futuro de Siria”.
Incluso el acuerdo condicional de la coalición de Jarba para participar en la conferencia de Ginebra fue demasiado para algunos miembros de la oposición. “Quienes irán a Ginebra son empujados allí por la fuerza”, dijo un activista domiciliado en Nueva Jersey, quien recientemente renunció a su puesto como presidente de la Primera Coalición Siria, un grupo a favor de la democracia.
Él añadió que a pesar de la “dura presión” de Washington sobre Jarba y otros para que asistan a la conferencia de Ginebra, ellos no deberían ir mientras Assad se niegue a terminar la lucha. “Si extiendes tu mano para estrechar mi mano pero hay un cuchillo detrás de tu espalda, ¿qué debo hacer yo?”, dijo él.
La promesa del gobierno sirio de conservar el poder podría complicar más el intento de los estadounidenses y otros de hallar representantes de la oposición que asistan a Ginebra.
Washington le resta importancia a las declaraciones de Damasco. “¿Qué esperan que hagan ellos? Ellos lo dicen para el consumo público”, me dijo un funcionario de la administración. Un diplomático europeo en la ONU añadió que todas las partes actualmente están endureciendo sus posturas, pero “una vez que lleguen a Ginebra y estén todos juntos en un salón, la dinámica cambiará”.
Pero por ahora no está claro quién terminará participando, o incluso si la conferencia se realizará. Los críticos dicen que parte del problema es la premisa de la conferencia. Según funcionarios de las Naciones Unidas y estadounidenses, se la ha convocado porque no hay una “solución militar” para la crisis siria.
No es así, dice Eyal Zisser, director del Centro Dayan en la universidad de Tel Aviv y desde hace mucho un observador de Siria. “La guerra de Siria se ganará en el campo de batalla”, dice él, añadiendo que para Assad “es la victoria o la muerte”.
Aun cuando el equilibrio de poder actualmente está “demasiado ajustado para determinar un ganador”, dice Zisser, las tropas del gobierno cada vez más parecen tener la mejor mano, mientras que la oposición sufre de desunión y se siente abandonada por el mundo exterior.
Mientras tanto, la misión del equipo químico da señales de progreso a la par que EE UU ofrece destruir los vastos alijos de armas peligrosas en buques de guerra en el Mediterráneo como parte de un proceso que comienza con diluir los químicos para hacerlos inofensivos. Pero como lo reconoció Sigrid Kaag, el coordinador de la ONU del equipo de destrucción de químicos, después de informar al Consejo de Seguridad el miércoles, el equipo todavía tiene que resolver sus problemas de seguridad. Principalmente, ¿cómo va a abrirse camino por un campo de batalla caótico mientras trata de transportar más de un mil toneladas de una sustancia volátil desde las bases del ejército sirio cerca de Damasco y otras partes hasta el puerto de Latakia en el Mediterráneo, mientras que los grupos rebeldes tienen el incentivo obvio de interrumpir las entregas?
Por otra parte, si Assad coopera con el equipo químico, no se espera que algún miembro del Consejo de Seguridad mande su caso a la Corte Criminal Internacional, me dijeron varios diplomáticos. Este problema se presentó el lunes cuando la comisionada de derechos humanos de la ONU, Navi Pilay, citó evidencia de que “el nivel más alto del gobierno, incluido el jefe de estado”, es responsable de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad.
Funcionarios de la ONU luego dijeron que Pilay tiene una “lista sellada” de sospechosos de crímenes de guerra en Siria, la cual podría incluir o no el nombre de Assad.
“¿Acaso ella se declaró una nueva profeta?”, dijo desdeñosamente el embajador de Siria ante la ONU, Bashar Jaafari, cuando le pregunté sobre la acusación de la jefa de derechos humanos. En Damasco, el ministro adjunto del exterior, Faisal Mekdad, dijo a Associated Press que Pilay “ha estado diciendo tonterías por mucho tiempo y nosotros no la oímos”.
Jaafari también refutó el último informe de un grupo domiciliado en Londres que lleva las cifras de muertos en Siria, el cual dijo que 125 835 personas han muerto en Siria desde el comienzo de la guerra en marzo de 2011. Y él responsabiliza por las muertes a los rebeldes yihadistas, de quienes él dijo que estaban financiados por Arabia Saudí y otros estados del golfo que también mandan combatientes a Siria para que se unan a los militantes estadounidenses y europeos que han llegado recientemente allí para luchar contra el régimen.
“¿Cuántas [de las víctimas] son asesinadas, violadas y masacradas en nombre de Alá?”, preguntó Jaafari.
Varios funcionarios estadounidenses aceptaron esta semana que Al Nusra y otros grupos yihadistas suníes están cobrando fuerza y dominando el campo de batalla mucho más que los moderados grupos contrarios a Assad. Ayman al-Zawahiri, jefe de al-Qaeda, recientemente convocó a los guerreros del grupo para que se unan a la batalla en Siria, incluso cuando Hezbolá e Irán luchan junto a las tropas de Assad.
“Assad trata estas escaramuzas interminables con los diversos grupos rebeldes de la manera en que un granjero combate la langosta: los insectos se ciernen sobre todo el campo y causan gran daño, pero tarde o temprano se cansarán o desaparecerán”, dice Zisser.
Mientras tanto, Washington está perdiéndose en esta lucha, y promueve la conferencia de Ginebra no porque realmente crea que pueda cambiar algo en el lugar, sino porque “quiere mostrar que está haciendo algo, incluso cuando está haciendo nada”.
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