El gobierno mexicano abrió hace casi dos años su industria petrolera a la iniciativa privada ante una supuesta crisis de producción acentuada por el desplome de los precios internacionales del oro negro. Sin embargo, empresas privadas anunciaron esta semana el hallazgo de un megayacimiento en aguas poco profundas.
El presidente Enrique Peña Nieto habló a inicios de año sobre un agotamiento en las reservas petroleras de México. En un discurso ofrecido ante empresarios -días después de que se liberara el precio de las gasolinas- el mandatario mexicano detalló cómo se agotó el gran campo petrolero de Cantarell. “La gallina de los huevos de oro se nos fue secando, se nos fue acabando”, dijo en esa ocasión en la que recordó cómo de los excedentes petroleros se financiaron “muchas cosas”.
Cantarell es uno de los yacimiento más importantes del mundo, el cual llegó a ubicarse en el segundo lugar mundial en cuanto a producción. El yacimiento, descubierto por accidente, llegó a producir 2 millones 200,000 barriles al año, sin embargo a la fecha sólo produce 200,000. Con la llegada de la Reforma Energética se ha buscado extender su vida útil mediante el uso de alta tecnología que Petróleos Mexicanos (Pemex) obtiene de su asociación con empresas privadas como la alemana Siemens.
A raíz de que Pemex cayó en esta crisis de producción acentuada por el desplome de los precios internacionales de petróleo, el presidente Peña Nieto impulsó la Reforma Energética, la cual se aprobó en 2014, abriendo por primera vez en 70 años la empresa estatal a capitales privados y extranjeros. Con las licitaciones, la petrolera mexicana ha buscado, entre otras cosas, explotar crudo en aguas profundas, algo de lo que ha sido incapaz debido a la falta de recursos.
En la histórica subasta de campos petroleros mexicanos en aguas profundas celebrada en diciembre pasado, Pemex selló la primera alianza “farm out” con una empresa privada extranjera, la minera australiana BHP Billiton que fue la que ganó la adjudicación del 60 por ciento de la producción de Trión, la joya de los yacimientos licitados. Sin embargo, la sorpresa ha residido en un campo de aguas someras que fue ganado en julio de 2015 por la mexicana Sierra Oil and Gas, en consorcio con la estadounidense Talos Energy y la británica Premier Oil.
Si bien, al momento de su adjudicación se hablaba de que el campo 7, localizado a 60 kilómetros de las costas de Tabasco, tenía un potencial que oscilaría entre los 100 millones y los 500 millones de barriles, tras la perforación del pozo Zama-1 el consorcio privado se encontró con un gigantesco yacimiento de petróleo ligero. Es el quinto mayor depósito de petróleo del mundo en el último lustro y el mayor en el Golfo de México desde el 2000. Su volumen preliminar de recursos lo hace equivalente a dos veces el tamaño de la joya de Trión.
Este último hallazgo implicaría para el gobierno una participación de 68.99 por ciento de los ingresos generados, después de pagar los costos al contratista, y llevaría a las empresas privadas a voltear a ver hacia México y su otra gallina de los huevos de oro.