En el Instituto Tecnológico de Aguascalientes (ITA), un grupo de estudiantes y docentes está demostrando que la innovación tecnológica puede y debe tener un rostro humano. Liderado por la estudiante de ingeniería electrónica Cinthia Jennifer Reséndiz Álvarez y el profesor Francisco Javier Villalobos Piña, el equipo participa en el concurso InnovaTEC regional (ya son ganadores de la fase local) con una impresora braille de bajo costo, diseñada con un enfoque de inclusión y utilidad social.
El origen del proyecto se remonta a más de una década atrás, cuando Carlos Alberto Plasencia Chávez, alumno del ITA, perdió la vista por una enfermedad degenerativa. Su deseo de concluir la carrera impulsó la creación de un primer prototipo.
“Carlos fue la motivación”, recuerda el profesor Villalobos. “Él fue quien nos ayudó a probar y a aprender el braille, porque no sabíamos. Nos dijo de dónde buscar la información, nos enseñó que había distintos tipos y hasta nos habló de imágenes en braille”.
Tras algunos años de pausa, el proyecto fue retomado por nuevos equipos estudiantiles. Hoy, Cinthia lidera una tercera generación de desarrolladores que ha logrado optimizar el prototipo y hacerlo funcional con recursos mínimos. La clave: reutilizar impresoras antiguas desechadas.
“Aprovechamos la estructura mecánica de una impresora de matriz de puntos, pero toda la electrónica y el software fue desarrollado aquí en el instituto”, explica Villalobos.
Este enfoque no solo reduce costos drásticamente, sino que también plantea una alternativa sustentable. Mientras que una impresora braille comercial puede costar entre 3 mil y 19 mil dólares, el equipo del ITA ha invertido apenas unos 5 mil pesos en componentes.
“Obviamente hay un trabajo muy fuerte de software y firmware detrás, pero los materiales son accesibles”, señala el profesor.
El impacto del proyecto va más allá de lo técnico. Para Cinthia, este desarrollo representa una forma de romper barreras.
“No solo alimentamos la parte de innovación tecnológica, sino que también conectamos con personas con discapacidad visual. Muchas veces no se consideran sus necesidades, y es importante incluirlas”, afirma.
La impresora fue uno de los proyectos ganadores en la etapa local de InnovaTEC y pasará a competir en la fase regional del 23 al 26 de septiembre. Aunque el equipo planea desarrollar una versión nueva en el futuro, será este prototipo el que participe, con algunas mejoras.
“Independientemente del concurso, queremos seguir con esto. Hacer ingeniería incluyente”, asegura Villalobos.
En el horizonte, no se descarta una versión comercial que beneficie a organizaciones o personas con discapacidad visual. Incluso, años atrás, una institución de Ciudad de México mostró interés en colaborar. La intención del equipo se mantiene firme:
“Nunca lo hemos hecho buscando dinero ni prestigio. Vamos haciendo algo para los demás. Esa es la idea”.