Fernanda Tapia es la mujer detrás de la voz sexi que enamoró a los hombres en la década de 1980 y abrió las puertas de la cabina a otras mujeres cuando la radio era un espacio masculino.
El ritmo de los tiempos, sin internet ni redes sociales, permitía ponerle la cara (y el cuerpo) que más nos gustara a esa voz lujuriosa que hablaba, por primera vez, de rock en español en Espacio 59, estación hermana de la icónica Rock 101. Así, Fernanda Tapia logró el éxito sin tener que explotar una imagen de sexualidad, como tantas otras mujeres en los medios han tenido que hacer.
Pero cuando decidió abrirse a la faceta sexi, lo ha hecho con todo, exponiendo al público y en cabaret “las nenas” en obras como Chichis pa’ la banda.
Desde 1981, Fernanda, una de las pocas locutoras que puede vanagloriarse de haber aprobado el examen de 400 preguntas para obtener la licencia, se ha mantenido al aire y no sólo por su ingenio y su voz ronca inimitable, sino porque igual sabe de política que del precio del jitomate o de cómo informarse adecuadamente para hacerse una operación transgénero. Ahora, dueña de su cabina en W Radio con Triple W desde hace más de tres años, busca abrir espacios al público para que la gente llame, denuncie y que eso “sirva de puente para canalizarlos” a soluciones.
Esta diversidad de conocimiento e intereses le permite aparecer lo mismo en radio, en televisión con Diálogos en confianza o en el programa nocturno El almohadazo, al igual que en cabaret con las Reinas Chulas en el espectáculo eSTARWARraS, una crónica del hiperespacio y comedia política.
—¿Cómo incursionaste en el cabaret luego de toda una trayectoria tras el micrófono?
—Me habían llamado para el musical Wicked, alguien que tenía toda la insensatez del mundo (no es cierto). Luego me llamaron para Los monólogos de la vagina,y en eso estaban Las Reinas Chulas con un espectáculo llamado Doce dioses en pugna y me ofrecieron hacer un cierre y yo les dije: tengo uno perfecto porque falta el enfoque de género, que hable la diosa madre, la primigenia de hace 6000 años que hablaba a los de las cavernas, y de ahí empezamos a escribir y a escribir.
—¿Cuál es tu último espectáculo nuevo, algo que no habías hecho antes?
—Empecé a practicar BDSM (bondage y disciplina; dominación y sumisión; y sadismo y masoquismo) con mi amo hace menos de un año y les planteé a él y su esposa, dominadores profesionales, hacer un espectáculo, no de circo o de forma despectiva, sino que la gente tenga un acercamiento para desacralizar la carne.
—¿Cómo te animaste a hacer un show de BDSM en vivo?
—Viendo la estética del BDSM. Tanto Alexander como Krystal son divulgadores de la sexualidad. Y esto hace falta; cuando se soltó el boom de 50 sombras de Grey,muchos por meter jiribilla a la relación terminaron morados.
—En lo informativo, das voz a muchos temas críticos hacia el gobierno y cada vez quedan menos medios con esa libertad. ¿Cuándo fue la última vez que sentiste censura?
—¡Yo creo que no me han oído! Sí nos han llamado, pero creo que el gobierno tendría que entender que este pequeño espacio es como el pivote de la olla exprés, si ni siquiera dieran estos márgenes de peloteo, la olla tronaría.
—¿Cuál fue el último caso que te enojó?
—Hoy en la mañana hablamos de violaciones. Estaba la fiscal del DF, muy bien intencionada, pero decía que todos los casos se atienden. Me da mucha rabia. Me gustaría ser un puente y que se resolvieran más problemas porque la simulación es muy extendida.
—¿Cómo haces para reinventarte en tantas facetas?
—No creyéndome lo que yo creo de mí misma, entonces diario hay una opción diferente.