Un grupo de investigadoras descubrió que las plantaciones de palmas aceiteras están causando la muerte de una gran cantidad de crías de monos. Y el problema no se limita al contacto con las personas. El equipo también demostró que los químicos agrícolas utilizados en estas plantaciones tienen graves repercusiones en el desarrollo de los monos jóvenes.
Las plantaciones permiten cultivar vastas extensiones de palmas aceiteras, de las cuales se obtiene un aceite utilizado en incontables productos alimentarios, cosméticos, detergentes e, incluso, en algunos biocombustibles.
A decir del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), más de la mitad de todos los productos procesados que se consumen contienen aceite de palma. Si bien la palma aceitera solo crece en los trópicos, las plantaciones ocasionan problemas muy graves a toda la vida silvestre endémica.
Resultado de la colaboración de Universiti Sains Malaysia (USM), el Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv), la Universidad de Leipzig (UL) y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (MPI EVA), el estudio —publicado el pasado 8 de enero en la revista Current Biology— hizo un seguimiento de varias plantaciones de palmas a lo largo de diez años, y documentó el impacto que esas operaciones agrícolas tienen en el mono cola de cerdo sureño (Macaca nemestrina), especie endémica de la península Malaya, Borneo, Sumatra y la isla de Bangka.
Concluida la década de estudio, las investigadoras descubrieron que hasta 57 por ciento de los macacos nacidos entre 2014 y 2023 había muerto antes de cumplir un año de vida.
LOS MONOS PUEDEN NO SER LA ÚNICA ESPECIE AFECTADA POR LAS PALMAS ACEITERAS
“Hasta ahora, nuestras poblaciones de estudio son los únicos grupos silvestres de esta especie amenazada que se han habituado a la presencia del hombre, por lo que disponemos de muy pocos datos sobre la dinámica de la población general del macaco cola de cerdo sureño”, dijo a Newsweek la Dra. Anna Holzner, investigadora postdoctoral en iDiv y coautora principal del estudio.
“No obstante, la importante pérdida registrada en nuestra población de estudio apunta a que lo mismo podría estar ocurriendo en las poblaciones silvestres que viven en hábitats similares”, agregó la bióloga.
“Es muy posible que este incremento en la mortalidad de animales juveniles contribuya a la decadencia general de la especie a largo plazo. Por ello, estamos diseñando un segundo estudio de seguimiento con el objetivo de explorar la dinámica de otros grupos y poblaciones de la especie, y así esclarecer las implicaciones de nuestros recientes hallazgos”.
La investigación hizo un seguimiento de dos grupos de monos que ocupaban un hábitat de selva tropical combinado con plantaciones de palmas aceiteras. Las autoras resaltan que la pérdida registrada en ambos grupos representa una tasa de mortalidad mucho más elevada que la observada en otras poblaciones de primates silvestres.
Otro hallazgo importante fue que las crías de macaco que estuvieron más en contacto con las plantaciones tuvieron más del triple de probabilidad de morir de manera prematura.
NO SE HAN ESCLARECIDO LOS EFECTOS EN LOS MAMÍFEROS SILVESTRES
Al parecer, esto se debió a las consecuencias a largo plazo de las sustancias químicas y los pesticidas utilizados para “gestionar monocultivos”, ya que no se han esclarecido sus efectos en los mamíferos silvestres, agregó la Dra. Nadine Ruppert, coautora de la investigación y profesora asociada en la Escuela de Ciencias Biológicas de USM, en un comunicado de prensa donde detalla los hallazgos.
Aun cuando las plantaciones de palma aceitera suelen facilitar el acceso a los alimentos, su presencia es mayormente perjudicial para la vida silvestre local. La demanda global de aceite de palma ha ocasionado la proliferación de plantaciones en Asia, África y América del Sur, con la consiguiente destrucción de bosques tropicales.
“Si bien no disponemos de evidencias directas, es muy probable que otros animales que comparten el estilo de vida [del macaco cola de cerdo sureño] estén sufriendo impactos similares”, especuló Holzner.
“Un ejemplo es una especie estrechamente emparentada y también en peligro de extinción: el macaco de cola larga [o macaco cangrejero: Macaca fascicularis], el cual está perdiendo territorio a causa de las plantaciones de monocultivos.
“El macaco de cola larga ocupa el mismo hábitat que la especie de nuestro estudio y, de igual manera, debe dedicar mucho tiempo a la búsqueda de alimento en esas plantaciones donde, además de la exposición a pesticidas, se vuelve vulnerable a los depredadores, incluidos perros salvajes y cazadores furtivos que capturan sus crías para venderlas como mascotas”, añadió la investigadora de iDiv.
LA DEGRADACIÓN DEL HÁBITAT AFECTA A TODO EL MEDIOAMBIENTE
Ahora bien, los monos no son los únicos que enfrentan la degradación de su hábitat a causa de las plantaciones de palmas aceiteras. Las biólogas aseveran que prácticamente todas las especies que dependen de los bosques tropicales —incluidos los humanos— están sufriendo las consecuencias de la expansión agrícola.
“La literatura sugiere que ciertas sustancias tóxicas utilizadas en la agricultura pueden atravesar la barrera placentaria y afectar al feto. También sabemos que algunas moléculas liposolubles pueden contaminar la leche materna”, prosiguió el comunicado de prensa de Holzner. “Por consiguiente, cuanto más tiempo se acumulen las sustancias químicas en el cuerpo de la madre, más efecto tendrán en el desarrollo fetal y en la lactancia”.
Estos hallazgos apuntan a la necesidad de responder a la amenaza que las plantaciones representan para la vida silvestre. Así, el siguiente paso debe ser evaluar los productos químicos utilizados en esos sitios y los efectos precisos que tienen en las distintas especies animales, enfatizó la Dra. Anja Widdig, autora principal del estudio y lideresa del grupo de investigación “Ecología conductual de los primates”, parte del Departamento de Conducta y Evolución de Primates en MPI EVA.
“Sabemos que el uso agrícola de pesticidas ha ocasionado una disminución drástica de las poblaciones de insectos, de modo que es indispensable hacer un análisis químico para esclarecer los efectos de esas sustancias tóxicas en los mamíferos silvestres”, añadió la científica.
“Nuestros hallazgos subrayan la necesidad imperiosa de emprender prácticas agrícolas que respeten el medioambiente y minimicen el riesgo tanto para la fauna silvestre como para las personas que viven cerca de esas plantaciones”, concluyó Widdig. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)