Una fórmula para proteger el cerebro de las abejas y otros polinizadores afectados por la exposición a insecticidas fue patentada en Reino Unido bajo el liderazgo de investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Colombia, en alianza con el Departamento de Neurociencia de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, y con participación de la Universidad Javeriana.
“Este avance se convierte en una piedra angular para la conservación de las cerca de 20,000 especies de abejas que existen en el mundo, en particular de las especies domesticadas”, dijo Andre Josafat Riveros, profesor de la Facultad de Ciencias Naturales y quien lideró la investigación.
El número de abejas y otros polinizadores ha disminuido en el planeta y muchas de estas especies están perdiendo sus capacidades de aprendizaje debido a los insecticidas de síntesis química. “Este invento es vital, dado que los polinizadores desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas naturales y en la producción de alimentos para la humanidad”, explicó Riveros.
Riveros indica que entre las alteraciones a los polinizadores por los insecticidas están la pérdida de memoria y dificultad de aprendizaje, la disminución de la capacidad para la toma de decisiones, la disminución de las habilidades motoras y la capacidad de enfrentar enfermedades.
“En otras palabras, tienes a una abeja que no sabe dónde están las flores, que si llega a ellas tal vez no recuerde en qué lugar está la colmena, sin suficiente fuerza para moverse entre las flores de manera eficiente y que no se pueda defender si se encuentra con virus u otros patógenos”, y resalta que “la fórmula que desarrollamos disminuye esas alteraciones en las abejas y otros polinizadores”.
LAS AFECTACIONES
Parte de los resultados de la patente, que incluye alrededor de 8,000 moléculas, fueron publicados en la revista Journal of Experimental Biology. La patente, otorgada por la Oficina de Propiedad Intelectual del Reino Unido en enero de 2024, es el primer invento con protección de propiedad intelectual internacional de la Universidad.
“Nuestros resultados muestran que estos suplementos, diseñados a partir de derivados de las plantas, ejercen un efecto protector sobre el comportamiento y directamente sobre algunas partes del cerebro de las abejas, lo cual respalda el uso de estos para contrarrestar los efectos dañinos de los insecticidas” , comentó el profesor Riveros.
El problema central radica en que los plaguicidas utilizados no distinguen entre insectos benéficos y dañinos. Las abejas, vitales para la polinización de una gran variedad de cultivos, se ven particularmente afectadas por esta situación. Según el profesor: “Encontramos que las abejas no están tomando buenas decisiones, las abejas ya no están aprendiendo”.
Dos de los causantes de estas afecciones son el fipronil y el imidacloprid, neurotóxicos muy comunes en la agricultura. El fipronil induce hiperexcitación neuronal y provoca alteraciones motoras, así como la pérdida de la retención de la memoria en las abejas. Por su parte, el imidacloprid daña el aprendizaje, la memoria, el control motor y la sensibilidad sensorial de los polinizadores, incluso en concentraciones muy bajas.
FLAVONOIDES, EL BLINDAJE DE LAS ABEJAS ANTE LOS INSECTICIDAS
Para contrarrestar estos efectos, los investigadores buscaron una solución para blindar a las abejas y centraron su atención en los flavonoides, una serie de metabolitos secundarios derivados de las plantas que poseen propiedades protectoras, antioxidantes y antiinflamatorias.
“Hemos analizado que, si a estos metabolitos se les reconocen efectos fisiológicos de protección en humanos, también podrían transferirse a posibilidades de protección en las abejas”, dijo Riveros. Según los resultados de la investigación, las abejas alimentadas con una dieta rica en flavonoides mostraron una notable protección frente a los efectos perjudiciales de los plaguicidas.
“Sus memorias eran significativamente mejores. Además, las abejas que consumieron flavonoides experimentaron mejoras en su capacidad de aprendizaje, toma de decisiones y comportamiento motor, lo que sugiere que estos compuestos pueden ser clave para preservar la salud cognitiva de estos insectos” , dijo Riveros.
El estudio se enfocó en dos especies de polinizadores: la abeja melífera, y las abejorras. Aunque estos dos insectos son los protagonistas, el invento beneficiará la conservación de las abejas en el mundo. Una vez que las abejas consumen el suplemento, comienzan a desarrollar protección en pocos días, lo que tiene un impacto significativo en su supervivencia. N