En el pasado mes de marzo vivimos una sucesión de colapsos bancarios en países como Estados Unidos, el Reino Unido y Suiza con origen en la fallida del Silicon Valley Bank. Pero es posible que la ola de quiebras no haya terminado todavía, según ha manifestado recientemente el famoso inversor Warren Buffett. Pero, ¿cómo la quiebra de los bancos puede afectar a México?
Los bancos en Estados Unidos y en México están sujetos a diferentes regulaciones y operan en entornos económicos distintos, lo que explica por qué los bancos experimentan diferentes niveles de estabilidad financiera en ambos países.
Un ejemplo es la crisis financiera de 2008, donde Estados Unidos tuvo una pérdida económica de aproximadamente 22 billones de dólares, causada principalmente por una excesiva especulación en el mercado inmobiliario y por la falta de regulación de sus productos financieros complejos.
En cambio, la banca mexicana experimentó una crisis de menor impacto que no requirió rescate debido, en gran parte, a las estrictas medidas regulatorias y de supervisión implementadas a partir de la crisis de 1994 y que a la fecha continúan fortaleciéndose y sorteando crisis financieras mundiales.
Lo anterior explica por qué el colapso de algunos bancos estadounidenses, británicos y suizos en 2023 no ha impactado en la banca mexicana. Lo podemos entender mejor si observamos el grado de exposición que tienen actualmente la banca en los cuatro riesgos bancarios más importantes.
CÓMO FUNCIONAN LOS BANCOS MEXICANOS
El primer riesgo es el de liquidez, que se refiere a la capacidad de los bancos para hacer frente a sus necesidades de capital de corto y largo plazo, lo cual es medido con los siguientes indicadores. El coeficiente de cobertura de liquidez para cubrir retiros en el corto plazo está cercano al 300 por ciento, sobrepasando por mucho el límite regulatorio de 100 por ciento, y el coeficiente de capitalización para cubrir necesidades de largo plazo se encuentra en 19.6 por ciento, rebasando en 9.6 por ciento al requerimiento regulatorio. Ambos indicadores se han mantenido en estos niveles saludables por más de 30 años.
El segundo riesgo es el relacionado con la concentración, que se enfoca en el nivel de diversificación de sus depositantes. A diferencia de los bancos que han colapsado en Estados Unidos, con una alta concentración en startups tecnológicas, en México se tiene una base de depositantes muy bien diversificada y capitalizados, lo que disminuye los retiros masivos en caso de problemas financieros.
El riesgo de mercado se refiere a la exposición de los cambios en las tasas de interés y tipo de cambio, otro de los riesgos que la banca mexicana ha sabido manejar adecuadamente, ya que lleva una estricta administración de riesgos, manteniendo coberturas para enfrentar la persistente volatilidad en el tipo de cambio y los movimientos en las tasas de interés, situación que en Estados Unidos se relajó y llevó a la quiebra a los bancos.
NADIE ESTÁ A SALVO
El último riesgo es el crediticio, que se refiere a la pérdida financiera que enfrenta la banca cuando los prestatarios no cumplen con sus obligaciones de pago. El índice de morosidad mide este riesgo que, en promedio, se ha mantenido en un nivel de 2.3 por ciento desde hace más de 15 años, incluso a pesar de las crisis y la pandemia.
A pesar de que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) no establece un nivel mínimo requerido, la banca considera al nivel actual como financieramente saludable, ya que se ha mantenido ante las complicaciones económicas globales.
Si bien la banca mexicana no tiene riesgo alguno de colapsar por el buen manejo que ha venido teniendo en relación con su baja exposición a los riesgos de liquidez, de concentración, de mercado y crediticio, ningún sistema bancario es inmune a las crisis financieras. Los bancos en México también enfrentan desafíos y es importante que se mantengan alerta y que se tomen medidas anticipadas para garantizar su estabilidad financiera a largo plazo. N
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Jorge Velarde es profesor consultor de EGADE Business School y Jair Bravo es socio fundador de Bravo Abogados. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de los autores.