Actualmente los sistemas agroalimentarios mundiales se enfrentan a constantes desafíos para alimentar a una población mundial en constante crecimiento; sin embargo, los cereales resistentes como el mijo ofrecen una opción asequible y nutritiva, y es necesario aumentar los esfuerzos para promover su cultivo. Los mijos abarcan un grupo diverso de cereales y constituyen una importante fuente de alimento para millones de personas del África subsahariana y Asia, por lo que se cataloga como arma contra el hambre, según la ONU.
El mijo está profundamente arraigado en la cultura y las tradiciones de los pueblos indígenas y contribuye a garantizar la seguridad alimentaria en las zonas donde son culturalmente relevantes. Este fue el mensaje lanzado este martes 6 de diciembre durante la ceremonia de apertura del Año Internacional del Mijo, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación en Roma.
Al mismo tiempo, una mayor producción de mijo puede apoyar los medios de subsistencia de los pequeños agricultores y proporcionar empleos decentes para las mujeres y los jóvenes. Además, los ingresos creados pueden impulsar el crecimiento económico y se pueden mitigar los riesgos asociados a las crisis de producción.
EL MIJO REQUIERE MENOS AGUA QUE EL ARROZ Y EL TRIGO
El mijo requiere menos agua que el arroz y el trigo, además, crece fácilmente sin fertilizantes, esto lo convierte en una opción más saludable y segura, tanto para el consumidor como para tierra donde se cosecha. El cultivo intercalado de mijo con otros cultivos también beneficia la calidad del suelo: ayudando a controlar la escorrentía del agua y a la conservación del suelo en áreas propensas a la erosión.
De acuerdo con la ONU, el mijo todavía se percibe como un alimento de los pobres y los desfavorecidos, un problema de imagen que debe abordarse a través de promociones, campañas en las redes sociales y mensajes de concienciación de las celebridades, indica. El cereal necesita el apoyo del consumidor urbano para encontrar el lugar que le corresponde en las estanterías de las tiendas de alimentación, y dejar de ser la comida de los pobres.
El organismo internacional espera que la semilla se convierta en una herramienta para abordar la desnutrición, junto con otros esfuerzos en curso, especialmente entre las comunidades más vulnerables. El consumo regular de mijo reduce el riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y trastornos relacionados con la digestión al tiempo que mejora la salud respiratoria y los sistemas muscular y neural. N