Actualmente en la mayoría de las empresas se encuentra una mezcla de generaciones que interactúan cada una desde sus bases de formación. Por un lado, están los Baby Boomers (nacidos entre 1946 – 1964) una generación que lidera las grandes compañías mexicanas, y que se caracteriza por ser acumuladores (muchas veces de dinero), y obsesionados con el trabajo; de familias numerosas, conservadores, y han tratado de estar en la misma empresa toda la vida.
Luego se encuentran los X (nacidos entre 1965 – 1981), una generación considerada como feliz y equilibrada; son mayormente empleados que emprendedores. Son muy comprometidos con el trabajo y con los buenos resultados para generar mayores ingresos salariales. Esta generación se ha adaptado a la tecnología.
La generación siguiente son los Millennials (nacidos a partir de los 80´s), son digitales, hiperconectados, soñadores, y con altos valores sociales y éticos. Esta generación está más preparada académicamente y son más emprendedores.
La generación siguiente son los Centennials (entre 1994 – 2009), nacidos completamente en la tecnología; es una generación hacedora, constructora y comprometida con causas sociales y ambientales. Son la primera generación que incorpora el internet al aprendizaje y a la socialización. Les gusta aprender por sí solos y son creativos e innovadores.
Esta mezcla de generaciones puede aportar mucho valor a una organización, pero será un logro maravilloso alcanzar un liderazgo transversal (esto es sumamente importante para las nuevas generaciones), potenciando las fortalezas de cada una.
Para el liderazgo moderno es importante entender, que si bien el salario motiva, el concepto de salario emocional, es una maravillosa herramienta en la actualidad.
El salario emocional es el conjunto de elementos monetarios y no monetarios que una empresa ofrece a sus trabajadores para el buen desempeño de sus funciones. Este conjunto de elementos puede generar una fidelidad y bienestar entre los empleados que ayuden a que los resultados sean más fáciles de alcanzar. Ya no basta con aumentar un porcentaje de dinero cada año, las experiencias, la sensibilidad, los detalles son una manera de administración que une, a todas las generaciones que se mezclan, logrando un mejor ambiente al interior de las empresas. Alejandro Ureña, cofundador de Evolutive, opina que “la base del salario emocional es entender que el trabajador es una persona que necesita más que un sueldo. Esas cosas que el dinero no puede comprar. No se vale con decir: ya te pagamos y por lo tanto nos perteneces. Hay ciertas compensaciones que no son monetarias que deben considerarse, pero el paso fundamental es considerar que las personas tienen una parte emocional, una necesidad afectiva, una necesidad familiar y psicológica”, una empresa que lo entiende y se compromete con ello, casi siempre logra un equipo comprometido, fiel y mucho más eficiente.
Un salario emocional se debe componer de cantidades que le permitan a la gente cubrir con sus necesidades, además de flexibilidad, apoyo emocional, ambiente de trabajo favorable, escucha activa y resolutiva, seguros médicos, celebraciones de cumpleaños, apoyo psicológico, y un reconocimiento real a los logros de cada integrante; y aunque no hay una fórmula única para construir un salario emocional, la idea es que el equipo sienta realmente que la empresa es su familia y que siempre estará disponible en momentos complejos.
La variedad de las generaciones puede enriquecer o complicar la administración en una empresa, pero la construcción de un buen salario emocional como compromiso de una organización, seguramente cimentará un equipo de trabajo variado (intergeneracional) que potencie las fortaleces de sus empleados uniéndolos con los objetivos de la empresa.
Actualmente las empresas enfrentan el reto de integrar equipos de trabajo con personas de diversas generaciones; Baby Boomers, Generación X, Millennials y Centennials. Sin duda, es un reto enorme que debemos entender