Un biólogo hizo un inesperado descubrimiento mientras estudiaba cabezas de pescado: un extraño crustáceo parásito que reemplaza la lengua de su hospedero.
Kory Evans, de la Universidad Rice de Houston, detectó al extraño parásito en una imagen del cráneo de un Olisthops cyanomelas, un pez de aletas radiadas endémico de las aguas de Australia.
Evans escaneaba al pez como parte de un proyecto para estudiar la forma en 3D del cráneo de los lábridos, que son un grupo compuesto por alrededor de 500 especies de peces marinos, con una técnica conocida como tomografía microcomputarizada (micro-CT en inglés).
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“El escaneo por micro-CT es básicamente una radiografía en 3D que permite a los investigadores visualizar la anatomía interna de organismos sin necesidad de realizar una disección”, dijo Evans a Newsweek. “Hasta el momento, hemos escaneando a cerca de 200 especies”.
“Para comparar las formas entre especímenes, coloqué marcas digitales en distintos puntos a lo largo del cráneo para realizar una comparación detallada. Encontré el parásito cuando trataba de colocar marcas digitales en la cavidad bucal del pez”.
El parásito es un tipo de isópodo, es decir, forma parte de un antiguo orden de crustáceos que incluye a las cochinillas y a sus parientes que viven en el mar, en agua dulce y en tierra y pertenecen al género de los cimótidos.
Los miembros de este género son conocidos por su extraño hábito de parasitar la lengua de los peces que les sirven como hospederos.
“Esta es la primera vez que veo a este parásito ‘en persona’, aunque había oído antes acerca de él. Estos parásitos pueden encontrarse en distintos peces”, señaló Evans.
De acuerdo con el biólogo, el parásito que puede verse en las imágenes de micro-CT probablemente entró en el cuerpo del pez a través de las branquias antes de alojarse en la lengua.
Desde allí, pudo haber cortado los vasos sanguíneos de la lengua, alimentándose del fluido corporal, aunque algunos miembros de este género consumen el moco de los peces, ya que ese órgano se fue consumiendo gradualmente.
Ahora, lo único que queda es el hueso subyacente al que el parásito está unido, habiendo reemplazado prácticamente la lengua de su hospedero.
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Resulta notable que estos parásitos parecen provocar pocos daños adicionales al pez tras destruir su lengua.
“Sin embargo, los especímenes con más de un parásito en la lengua generalmente tienen un peso menor al normal, presumiblemente debido a las dificultades relacionadas con su alimentación”, dijo Evans.
Una especie en particular de este género, la Cymothoa exigua, va aún más allá que sus parientes al proporcionar al pez una lengua nueva y totalmente funcional. Éste es el único caso en el reino animal en el que un parásito reemplaza funcionalmente el órgano de su hospedero.
También resulta intrigante que los isópodos de este género cambian de sexo, madurando primero como machos antes de acabar convirtiéndose en hembras.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek