Ángel Candia ha trabajado en el sector público durante gran parte de su vida profesional. Fue ahí donde se dio cuenta de que, para que las cosas pasen, se necesita accionar a la sociedad civil.
“Así busqué lanzar un proyecto mío con el que pudiera proteger a poblaciones vulnerables LGBT+ (niños y niñas que son víctimas por su ámbito familiar, social o escolar), esa es la población con la que siempre he querido trabajar, y en la búsqueda de un proyecto así me topé con México Vivo”, cuenta sobre la organización que tiene como prioridad atender la salud sexual en general de la población.
El tema principal que atiende la organización civil es prevenir el embarazo adolescente y el abuso sexual infantil a través de la educación.
Además, dentro de México Vivo, Ángel está a cargo de la sustentabilidad, esto quiere decir que de él y de su equipo depende el garantizar el funcionamiento de la organización.
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Sin embargo, en su cabeza lo mueve el deseo de trabajar con comunidades vulnerables, especialmente con menores de edad.
Ahora, a través de la Liga LGBT, impulsa iniciativas de ley para prohibir y sancionar cualquier esfuerzo que busque cambiar la orientación sexual e identidad de género de los jóvenes.
“He trabajado para impulsar esta ley que busca terminar con las mal llamadas terapias de conversión y la Liga ha resultado ser un movimiento muy interesante porque, mientras ha ido creciendo, ha agarrado causas muy puntuales, como el tema de la respuesta al VIH, que en particular ahorita ha habido crisis por todos los flancos. La Liga ha sido un gran instrumento para hacer suficiente ruido para prevenir el desabasto masivo de medicamento que se avecinaba”, explica Ángel, emocionado de su trabajo.
Para Ángel, la cualidad que nos hace más humanos es la capacidad de sentir empatía.
“Es lo más grande y lo más importante que tenemos. Justamente el trabajar con cualquier tipo de poblaciones vulnerables te hace generar la empatía y darte cuenta de que no tienes que ser la causa para defenderla y para volverla tu estandarte. Creo que eso es lo que más me ha dejado, el darme cuenta de que hay un montón de cosas que aprender y que, en la medida en que abres los ojos y te sales de tu esferita de cristal, desarrollas empatía y comprendes que se pueden hacer las cosas. Es ahí cuando tú haces que las cosas pasen”.
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