Los tiburones blancos gigantes, que normalmente están en la cúspide de la cadena alimenticia, huyen cuando las ballenas asesinas entran en su territorio, según han descubierto unos científicos. El equipo estudiaba una población de tiburones en el Santuario Marino Nacional de los Grandes Farallones, cerca de la costa de San Francisco, cuando se percataron de que los tiburones desaparecían una temporada completa cuando una orca se presentaba en el sitio.
“Estos son tiburones blancos enormes. Algunos miden 18 pies de largo (5.5 metros), y usualmente llevan la voz cantante”, dijo en una declaración Scot Anderson, un científico del Acuario Monterey Bay. “En promedio, documentos alrededor de 40 eventos de depredación a elefantes marinos por tiburones blancos en la isla Farallón del Sudeste cada temporada”, comentó Anderson. “Después de que las orcas se presentan, no vemos un solo tiburón y no hay más muertes”.
Para reportar sus hallazgos en la revista Scientific Reports, los investigadores rastrearon los encuentros entre tiburones blancos y orcas. Revisaron información de 165 tiburones blancos marcados entre 2006 y 2013, y analizaron 27 años de sondeos sobre focas, tiburones blancos y orcas en la región.
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Los tiburones blancos se reúnen en los Farallones todos los años entre septiembre y diciembre para cazar elefantes marinos jóvenes. Normalmente, pasan alrededor de un mes en la isla Farallón del Sudeste, y este es el punto donde los tiburones blancos y las orcas se superponen. Las ballenas asesinas también depredan a los elefantes marinos, pero su presencia es transitoria y solo se aparecen ocasionalmente en la isla.
En las pocas ocasiones en que los predadores se superpusieron, los tiburones se alejaban nadando a los pocos minutos. “Al enfrentarse a las orcas, los tiburones blancos de inmediato abandonaban su territorio de caza preferido y no regresaban antes de un año, aun cuando las orcas solo están de paso”, dijo en una declaración Salvador Jorgensen, un alto científico investigador del Acuario Monterey Bay y autor principal del estudio.
Ellos descubrieron que los tiburones se iban tras otra colonia de elefantes marinos donde tendrían que aglomerarse, o se alejaban más de la costa. El equipo dice que los hallazgos muestran que las cadenas alimenticias son complicadas, y que la interacción entre los predadores principales en el océano es difícil de entender porque rara vez se documenta.
“Típicamente, no pensamos que el miedo y la aversión al riesgo puedan tener algo que ver en cómo se determina dónde cazan los grandes predadores y cómo eso influye en los ecosistemas oceánicos”, dijo Jorgensen. “Resulta que estos efectos de riesgo son muy fuertes incluso en los predadores grandes como los tiburones blancos, lo bastante fuertes para redirigir su actividad de caza hacia áreas menos preferidas pero más seguras”.
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Con anterioridad, se ha sabido que las orcas matan tiburones y comen sus hígados. En False Bay, Sudáfrica, unos científicos descubrieron los restos de tiburones moteados que habían sido matados con “un método especializado de alimentación en el que solo se consumió el hígado de cada tiburón”. En 2017, los investigadores también dijeron sus sospechas de que dos orcas asesinas habían matado a cinco tiburones blancos un poco más lejos de la costa.
Anderson y Jorgensen dicen que no está claro si las orcas de San Francisco habrían atacado y matado a los tiburones blancos. Más bien, las ballenas asesinas pudieron haber espantado a los tiburones fuera del área para que ellas pudieran aprovechar los elefantes marinos de allí. Ellos señalan que solo hay un caso confirmado en que ballenas asesinas depredaron directamente a un tiburón blanco en la isla Farallón del Sudeste.
“El consumo ocasional del hígado altamente calórico de los tiburones blancos podría conferir beneficios energéticos complementarios a la ballena asesina”, menciona el estudio. “La pérdida de aptitud de los tiburones blancos en las interacciones letales directas con ballenas asesinas es inequívoca”.
En conclusión, dice el estudio: “Las acciones futuras deberían enfocarse en medir el impacto y las implicaciones ecológicas de estos efectos de riesgo en la aptitud de los tiburones blancos y la dinámica de la población de elefantes marinos”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek