Muchos de nosotros nos quejamos del mal tiempo, pero es una cosa enteramente diferente tomar tus cosas y reubicarte por culpa de ello. Pero según un nuevo estudio publicado en la revista Geology, un clima desagradable en África quizás haya empujado a los primeros humanos hacia el norte, comenzando su propagación por todo el orbe.
Los científicos han especulado por un tiempo que el clima tal vez haya tenido que ver con la migración, pero en general se han enfocado en las maneras en que el clima podría haber hecho más fácil la travesía, como traer lluvias al inmenso Sahara. El nuevo estudio rastreó evidencia del clima en sí, luego comparó esa línea temporal con lo que los arqueólogos saben sobre las migraciones humanas, y vieron una imagen muy diferente.
“En realidad queríamos descifrar si podíamos hallar una manera de reconstruir el clima de esta época usando archivos geológicos”, dijo Jessica Tierney, autora principal y quien estudia cambios climáticos pasados en la Universidad de Arizona, aNewsweek. “Parecía que la migración se alineaba con este tiempo muy seco y frío”. Ello pudo haber sido suficiente para empujar a los primeros humanos hacia el norte, concluyen ella y sus colegas.
El primer reto del equipo era simplemente hallar registros climáticos lo bastante antiguos, ya que los humanos empezaron a migrar entre 55,000 y 70,000 años atrás. Finalmente, rastrearon un núcleo de sedimento —“en esencia, un tubo de lodo”, como lo describe Tierney— tomado en 1965 del lecho marino en el golfo de Adén, cerca del Cuerno de África. Dentro de ese núcleo, por cada cuatro pulgadas más dentro del sedimento, los científicos podían ver 1,600 años antes en el pasado, tan lejos como 200,000 años antes del presente.
Ellos analizaron dos tipos de huellas químicas contenidas en ese núcleo para entender los niveles de precipitación y temperatura alrededor del tiempo de la migración. Por supuesto, los núcleos de sedimentos no registran lecturas de termómetro; en ambos casos, los científicos usaron mediciones sustitutas para entender el clima.
Para la precipitación, ellos analizaron la composición de partículas de cera, producidas en tierra por las plantas para proteger sus hojas del medioambiente y llevadas al fondo del mar por el viento. Cuando las plantas crecen en un medioambiente húmedo, la cera de sus hojas lleva una proporción diferente de tipos de átomos de hidrógeno tomados del agua. “Estos compuestos de cera en realidad están muy bien preservados en estos núcleos, por lo que nos es fácil aislarlos y analizarlos”, dice Tierney.
Y para la temperatura, ellos estudiaron compuestos llamados alquenonas, los cuales son producidos por algas marinas y se asientan en el sedimento bajo ellas. Como la cera de las hojas que cambia con la precipitación, la composición precisa de las alquenonas cambia dependiendo de cuán caliente o fría sea el medioambiente de las algas.
Al juntarlos, los resultados sugieren que cuando los humanos se movieron hacia el norte, el Cuerno de África era relativamente frío y seco. “Lo que me sorprendió fue nuestro máximo descubrimiento, el cual fue que la migración ‘fuera de África’ pareció darse durante un período seco”, dice Tierney. “Yo más o menos esperaba hallar que el clima habría sido más húmedo cuando los Homo sapiens se fueron”.
Ello podría significar que los primeros humanos fueron empujados por el clima desfavorable, dice Tierney. Pero los científicos quienes estudian la genética de las poblaciones en movimiento podrían hacer la objeción nimia de qué tanto el clima puede impulsar a los individuos a moverse, dice John Stewart, quien estudia ecología antigua en la Universidad de Bournemouth en el Reino Unido. “No tengo conocimiento de que se piense que las especies sean expulsadas de sus áreas ya que a menudo simplemente se extinguen en vez de moverse”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek