El apoyo que brindó el Colectivo
Sergay a la familia de la menor transgénero en su rectificación de acta de
nacimiento fue una experiencia que los fortaleció como activistas por la
posibilidad de brindarle mejor calidad de vida a una persona desde temprana
edad, dijo en entrevista Manuel Gutiérrez Flores, integrante del colectivo.
“Para nosotros como activistas,
como luchadores sociales es ese gran premio, ese gran regalo que el universo
nos manda a través de esa niña, de verla a los ojos y verla tan feliz, tan
quitada de la pena verdaderamente”.
Manuel recordó el primer momento
en que vio a la familia de la menor llegar al colectivo para pedir apoyo, no
sólo venían sus padres, también sus abuelos, tíos y otros integrantes preocupados
por un problema de adaptación en la escuela del menor.
A través de las sesiones
terapéuticas, los activistas de Sergay llegaron a la conclusión de que esa
persona, era una niña, aunque su sensación no correspondiera con su cuerpo. “Se
llega a la conclusión de que esa personita, era una persona transgénero porque
ella nunca se sintió, ni se iba a sentir niño, independientemente de sus
genitales… ella siempre se sintió una niña”.
Gutiérrez Flores precisó que de
acuerdo a sus conocimientos y experiencia, el descubrimiento sexológico en una
persona se da entre los 3 ó 4 años de edad, pero hasta que los menores están en
posibilidad de expresar lógicamente lo que quieren y no quieren, es cuando se
afianza el proceso inicial de reconocimiento.
El trabajo del colectivo se reforzó
con la participación del sexólogo David Barrios Martínez que para constatar la
condición transgenérica sugirió la realización de una prueba de realidad que
implica vivir cuando menos un año completo con el género que ella quiere.
“Fue un reto enorme porque hubo
que romper muchos paradigmas, los miedos de papá y mamá, hubo que vencer esta
incertidumbre de que va a pasar en la calle, con la gente que nos conoce, que
va a pasar con todo, con el entorno y el contexto”.
El único espacio donde no
accedieron a colaborar para la realización plena de la prueba de realidad fue
la escuela de la menor y por ello a través del colectivo y con el apoyo del
Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA) y la Comisión Estatal de
Derechos Humanos (CEDHA) fue posible cambiar de institución a la niña.
La prueba de realidad de la menor
fue de julio del 2016 a julio de este año. De acuerdo a la propia expresión de
la menor y su familia, la pequeña aprobó la prueba de realidad con creces. Una de
sus mejores experiencias fue la primera vez que escribió su nombre, el que ella
eligió.
“Le dejaron de imponer una realidad que no era
y ella pudo vivir quien es y quien será siempre 24/7 en ese momento ella
recuperó todo, adquirió el sentido de un verdadero ser humano, digno, pleno y
satisfecho”.
Luego de la prueba de realidad,
el siguiente paso era lograr el reconocimiento sexogenérico en su documentación
de identidad y para ello fue que el colectivo estableció el contacto con la
agrupación Litigio Estratégico en Derechos Sexuales y Reproductivos (LEDESER),
que son un grupo de ocho abogadas con mucha experiencia en cuestiones legales
relacionadas con la comunidad de la diversidad.
“Ellas creen en el estado de
legalidad del país y tan lo creen que lo usan y lo hacen valer, ellas creen que
el estado de legalidad existe, sólo hay que encontrarlo, hay que buscar la
estrategia para hacerlo verdad”.
En el proceso para lograr la
rectificación sexogenérica se hicieron varios dictámenes, pero ninguno de ellos
fue judicial, se emitió uno por parte del sexólogo, dos por parte del
colectivo, algunos externos peros siempre sin exponer a la menor a ningún tipo
de enjuiciamiento.
El expediente es muy extenso,
tiene todas las tesis, jurisprudencias y tratados relacionados con el tema
transgénero buscando que los oficiales del registro civil asumieran que la
verdad expresada en el expediente estaba jurídicamente sustentada y justa como
para no tener que realizar un amparo.
La entrega simbólica de la nueva
acta de nacimiento se hizo, a principios de julio, en un espacio denominado
Plazuela de la Identidad, a las afueras del Registro Civil de la Ciudad de
México.
El acta de nacimiento entregada
es una corrección de la anterior, no es un acta de una nueva persona. “El acta
primera queda bajo resguardo de las autoridades del Registro Civil y sólo estaría
disponible bajo una orden judicial”
Y en cuanto al inicio en la
administración del tratamiento de reemplazo hormonal en las personas transgénero
comienza entre los 11 y 14 años de edad aquí en México, dependiendo de la
evolución de cada organismo.
Como activistas, los integrantes
del colectivo, en sus propias palabras, tuvieron aprendizajes muy
significativos como el hecho de que la voluntad política es más importante que
el partido al que pertenecen los funcionarios, que el deseo verdadero del
servicio público hace transformaciones, que cuando los papás están dispuestos a
escuchar pueden lograr cualquier cambio, y que la identidad de una persona es
íntima, personal y no tiene repercusiones en el entorno.
Un trámite de este tipo le habría costado a la familia alrededor de 11 mil
pesos sin contar con las asesorías y terapias. Para lograr el objetivo fue
necesario que las organizaciones civiles apoyaran con la cuestión económica. El paso pendiente en Aguascalientes sigue siendo que este tipo de trámites puedan realizarse sin tener que salir del estado.