El artista mexicano José Luis Cuevas murió la tarde de este lunes 3 de julio a causa de su padecimiento de cáncer.
La secretaria de cultura mexicana, María Cristina García, confirmó por su parte el deceso del “niño terrible del arte mexicano” que fue nombrado así por no formar parte de la escuela de los grandes muralistas de la época, como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
Durante su carrera, Cuevas se desarrolló como dibujante, grabador, escultor, pintor, ilustrador y escritor.
Falleció en un nosocomio privado luego de un prolongado periodo en el que su salud fue menguando poco a poco.
“Fue un irreverente, pero un gran artista, un gran dibujante”, dijo a Radio Fórmula la secretaria de Cultura, María Cristina García, al referirse al a veces excéntrico carácter de Cuevas.
La página del artista plástico consigna su nacimiento el 26 de febrero de 1934 en la Ciudad de México. Su familia aseguraba que el año real de su nacimiento fue 1931 y que solía quitarse la edad por temor a envejecer.
“Quiero vivir hasta los 120 años, aunque confieso que me gustaría ser inmortal”, alguna vez dijo el artista en una entrevista el destacado miembro de la corriente que se rebeló al muralismo mexicano y sus temáticas nacionalistas, desafiando así a artistas legendarios de la primera mitad del siglo XX como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
En su página web, que narra su vida, se destaca que cuando cursaba la educación primaria, a principios de la década de 1940, se dibujó como un “niño obrero” y ganó el primer lugar de un concurso de la secretaría de Educación.
Su primera exposición individual la realizó en 1959 en una galería de Buenos Aires, donde además conoció al escritor argentino Jorge Luis Borges, con quien entabló una gran amistad.
Al año siguiente por segunda vez expone en solitario, esta vez en la galería Herbert de New York, exposición que le valió ser descrito como uno de los “grandes dibujantes del mundo” por un crítico de The New York Times.
A lo largo de su vida realizó decenas de autorretratos y en 1973 presentó una exposición con 72 piezas.
En México, donde hace 25 años se inauguró un museo que lleva su nombre, recibió distintos reconocimientos, mientras que Francia, en 1991, le entregó la Orden de Caballero de las Artes y las Letras.
“El muerto no es consciente de lo que el vivo siente”
En una entrevista en los noventa, el artista había dicho a AFP que su amor por la pintura y en general por las artes parecía provenir de “la coincidencia de haber nacido en los altos de una fábrica de papel y lápices que funcionaba en un callejón miserable de Ciudad de México llamado El Triunfo”.
Cuevas reconoció que tenía una gran inclinación por los autorretratos y las autobiografias. “No lo hago a manera de narcisismo sino como una expresión de que aún estoy vivo”, concluyó.
José Luis Cuevas elaboró esa vez su epitáfio: “El muerto no es consciente de lo que el vivo siente”.