KABUL.— Un numeroso grupo de personas reza delante del ataúd de una de las víctimas del atentado terrorista en esta ciudad. Al cierre de esta edición, Kabul seguía en estado de choque tras sufrir, el pasado 31 de mayo, el peor atentado desde 2001, el cual dejó noventa muertos y cientos de heridos y que ha desatado la ira de los afganos ante la incapacidad del gobierno para protegerlos. Los kabulíes empezaron a enterrar a sus muertos mientras las autoridades limpiaban los escombros en el lugar del atentado, provocado por la explosión de un camión cisterna lleno de explosivos y que dejó un inmenso cráter. El ataque tuvo lugar durante el Ramadán y demuestra la capacidad de los insurgentes de atentar incluso en uno de los distritos considerados más seguros de Kabul, donde están el palacio presidencial y varias embajadas extranjeras. Se trata del atentado más grave en Kabul desde que los talibanes fueron expulsados del poder en 2001 tras la invasión del país liderada por Estados Unidos. La explosión también dañó varias oficinas de este distrito, donde igualmente hay edificios del gobierno y que en teoría está protegido por numerosos puestos de control vigilados por hombres armados.
Un total de 52 personas han sido rescatadas por elementos de la Policía y Bomberos Municipales durante las primeras horas...
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