Poeta, periodista, ensayista y dramaturgo, Germán Dehesa fue
un hombre elocuente, satírico, analítico y dueño de una sabiduría que plasmó en
su literatura, para dejar grandes enseñanzas sobre la vida misma.
“No opto ni por literatura ni por la vida, sino trato
de ir y venir de la literatura a la vida, de hacerme mejor lector en la medida
en que vivo mejor y vivo más, y de hacerme mejor vividor en la medida en que la
lectura ilumina mi vida”, escribió Dehesa.
El autor nacido en Tacubaya, en la Ciudad de México, no era
el favorito de diversos políticos de quienes hablaba en su columna La Gaceta del Ángel, en el periódico Reforma, soltando verdades incómodas
sobre ellos, sin el menor recato. Cómo olvidar el “¿Qué tal durmió?” que le
dedicó, todos los días, a diferentes políticos al terminar cada una de sus
columnas.
Publicó más de 20 obras literarias, entre ellas: Adiós a las trampas, La familia (y otras
demoliciones), Cuestión de amor, Viajero que vas, No basta ser padre y Los
PRIsidentes.
También participó con sus textos en las artes escénicas, con
obras como Borges con música, Pacto con botas y Monjas coronadas. Además de los espectáculos cómico políticos que
presentó en centros nocturnos por tantos años.
A lo largo de su trayectoria fue reconocido con diversas
condecoraciones, como la de Ciudadano Distinguido, por el gobierno capitalino,
así como el Premio Quijote de Periodismo 2008.
Desde su fallecimiento, a causa del cáncer en septiembre de
2010, Dehesa ha sido recordado con homenajes, como el que llevó a cabo la
librería Gandhi ayer por la tarde, que incluyó el lanzamiento de la campaña Canto por la educación.