Chihuahua.- Isaías, niño de origen rarámuri, fue encontrado por casualidad sobre una carretera que cruza por Tomóchi, cargando una cartulina de fosforescencia naranja que a la letra decía lo siguiente; “Hola mi nombre es José Isaías. Tengo 5 años, humildemente me dirijo a ustedes para solicitar su apoyo económico ya que padezco de cataratas en ambos ojos. Desgraciada/m ya perdí uno y necesito URGENTE/M OPERACIÓN (sic), para no perder el otro. Amable/m les pido su cooperación ya que soy de escasos recursos”.
Este fue el último recurso de sus padres, quienes sin servicio médico ni recursos económicos para costear la operación de su hijo, sufrían con impotencia el convertirse en testigos de cómo su hijo quedaría completamente ciego.
Así pasaron los días entre una ceguera voluntaria de automovilistas hasta que su caso llegó al Club de Leones Chihuahua, A.C, quienes al no tener la infraestructura para operar al pequeño Isaías, trabajaron en coordinación con Vista Láser, con lo que el pequeño fue operado ayer para salvar el ojo con el que aún le es posible ver y realizar sus actividades favoritas; pintar y leer, actividades que fueron el motivo por el que su madre se dio cuenta de que el niño no veía bien.
“Me dijo la maestra, que mi hijo se pegaba mucho a los libros para estudiar y que traía problemas en un ojito. Lo llevé al doctor y me dijo que nos iban a dar un pase a Cuauhtémoc y para allá nos vinimos de “ride”, pero ahí nos dijeron aquí no atendemos eso, y vinimos para Chihuahua, anduvimos con muchos doctores y el Seguro Popular no nos cubría y nos cobraban mucho para operar a mi hijo, y no sabíamos cómo le íbamos a hacer, pero un joven me dijo que lo iba a subir al “feis” para que lo ayudaran y fue cuando llegó el Club de Leones”, platicó María de Jesús Cruz, madre de Isaías, para después romper en llanto.
A pesar de ver con sólo su ojo derecho, Isaías es un niño muy curioso, inquisitivo y vivaz, que no le gusta ver llorar a su madre; “¿por qué lloras?”, le pregunta mientras le acaricia la mejilla derecha. Y es que Isaías no llora aunque está cansado de que le pongan tantas gotas en los ojos, pero obedece porque sabe que es para que pueda volver al kínder para pintar y leer.
El Colirio se aplica en el ojo cada 15 minutos una hora antes de la cita y se utiliza para lograr la dilatación previa de la pupila, ya que el menor fue sometido a una operación con láser tipo Argón, que es un láser acoplado a un microscopio con el que se realizan impactos controlados sobre la parte de la retina que lo precise.
Con ello los oftalmólogos especializados eliminan las cataratas que sufre el menor, evitando que pierda la vista de su ojo derecho, con lo que podrá continuar con una vida normal, gracias a esta pronta intervención.
Raúl Gómez Robles y Lorenzo Aguilar, miembros del Club, y quienes acompañaron y asesoraron en todo momento a la familia, en nombre de su presidente, Guillermo Domínguez, destacaron que como parte de sus actividades altruistas trabajan diariamente en la clínica oftalmológica ubicada en la calle José López Portillo 240, donde atienden de 9:00 a 13:00 horas a cualquier ciudadano que no cuente con los recursos necesarios y tenga problemas de la vista.