El 10 de junio de 2011, el poeta Javier
Sicilia recorrió junto con la Caravana Ciudadana por la Paz y la Justicia con
Dignidad los casi dos mil kilómetros entre Cuernavaca, Morelos y Ciudad
Juárez, Chihuahua para firmar un pacto ciudadano en que se buscaba reconstruir el
tejido social y frenar la ola de violencia que azotaba al país. Casi cinco años
después, un tiempo que pareciera récord, esa misma ciudad que por tres años
consecutivos fuera una de las 50 ciudades más violentas del mundo, sinónimo de
feminicidios y vicio, desapareció del listado del Consejo Ciudadano para la Seguridad
Pública y la Justicia Penal.
“Las muertas de Juárez” se volvieron por
varios años la tarjeta de presentación de la ciudad que algún día fue ejemplo del
nuevo modelo de economía en el país
Por las posibilidades que ofrece para el
trasiego de drogas a Estados Unidos Ciudad Juárez ha representado a lo largo de
mucho tiempo una región de gran interés para los cárteles del narcotráfico;
añadido al hecho de que la región sufrió un gran rezago educativo, de
infraestructura y de planeación urbanística, consecuencia tanto del crecimiento
acelerado que provocó el desarrollo de la industria maquiladora en la ciudad,
así como de la insuficiente inversión federal y estatal para subsanar las
necesidades de la región, derivó en múltiples problemas de integración social con
el aumento vertiginoso tanto en cantidad como en diversidad de la población,.
Jorge Contreras que fuera presidente de
la COPARMEX y que actualmente se desempeña como Coordinador de la Mesa de
Seguridad y Justicia de Ciudad Juárez, explica que el hecho de que a Juárez
llegaran muchas mujeres solas provenientes de otros estados de México, sin una
familia extensa que pudiera apoyarlas en el cuidado de sus hijos, también
influyó en el surgimiento de una generación de niños y adolescentes que
crecieron solos en sus casas, con muy pocos espacios para la convivencia, la
educación y/o el esparcimiento.
En su momento, el fenómeno conocido como
“Las muertas de Juárez” centró la atención en la ola de feminicidios que azotó
la ciudad y provocó la aparición y agrupación de varias organizaciones cuyos
objetivos iniciales fueron denunciar aquellos crímenes y la violencia contra la
mujer en general, hasta que en en 2008 la confrontación entre grupos delictivos
asentados en Ciudad Juárez originó que los índices de violencia alcanzaran
niveles desproporcionados.
Para la ciudad, esto pareció el inicio del
fin, una crisis que se reflejó en todos los ámbitos: una escalada de
homicidios, secuestros, extorsiones, robos de vehículos, asaltos a comercios y
casas habitación que afectó a todos los niveles socioeconómicos; la actividad
turística se desplomó al igual que la vida nocturna, los bares y discotecas se
extinguieron, casi cinco mil negocios cerraron; inició un éxodo de 230 mil
juarenses que migraron a Estados Unidos o a otros estados de México.
La guía para comenzar el cambio fue el Modelo Juárez,
con el cual se conformó la Mesa de Seguridad y Justicia de Ciudad Juárez
(MSyJCJ), una organización ciudadana autónoma que contribuye a resolver el
problema de la inseguridad y que tiene como principio el fortalecimiento
institucional y la vinculación directa con autoridades de los tres órdenes de
Gobierno.
Cuerpos de gobierno, universidades, cámaras de comercio y ONGs colaboraron por el bien de la ciudad, conformando comités de la MSyJCJ creados en función de los problemas específicos más urgentes y relevantes de la realidad social, sin ceñirse simplemente a programas preestablecidos por el Gobierno y sus autoridades.
Actualmente las Mesas de Seguridad y Justicia, originadas en Ciudad Juárez en 2010 para responder los grandes acontecimientos en esa ciudad son un modelo replicable, y replicado ya en 9 entidades y 17 municipios, que busca mejorar las condiciones de seguridad de país y el acceso a la justicia en colaboración con las autoridades
Queda trabajo por hacer
Salir del ranking no es sinónimo de “no
pasa nada”, la incidencia de homicidios en Ciudad Juárez es ahora de 27.17
asesinatos por cada 100 mil habitantes, si bien hace seis años llegó a reportar
más de 200 homicidios; de hecho, de acuerdo con lo estimado por el Consejo
Ciudadano, en Ciudad Juárez ocurrieron 311 homicidios en todo 2015,
La disminución del crimen en la ciudad
fronteriza es del 23 por ciento de lo reportado en 2007 y a un 92 por ciento,
de lo reportado en 2010, cuando ocupó el primer lugar entre las ciudades más
violentas del mundo.
Sin embargo, Juarez es una ciudad con entre
318 000 y 400 000 trabajadores en la industria maquiladora a quienes se les
paga un salario de 650 pesos semanales, ni la mitad de lo que el INEGI establece
como mínimo para la canasta básica de una familia de cuatro, que es de 5800
pesos al mes.
Según reporta la abogada laborista Susana
Prieto, “los trabajadores sufren violaciones a sus derechos humanos y nadie se
entera en la sociedad” y “el gobierno trabaja como perro para que en Juárez no
haya sindicalismo libre”.
Se refiere a los trabajadores despedidos por la
industria maquiladora, de la multinacional Lexmark, quienes pretendieron
constituir un sindicato independiente después de que les fue negado un aumento
salarial de nueve pesos diarios.
Conoce más detalles de “Juárez en Paz” aquí: http://www.juarezenpaz.org