En 2014, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) certificó el uso del medicamento denominado Pebisut, el cual fue creado por el doctor mexicano Jorge Cueto García. Su función es sanar úlceras crónicas y mejorar los tratamientos de pie diabético para evitar llegar a la amputación de extremidades.
Hace 11 años, Cueto comenzó a desarrollar esta investigación en ratas, con el apoyo de la Universidad Anáhuac: “Experimentalmente estábamos buscando un producto biodegradable no tóxico para aplicación en humanos para algunos procedimientos de cirugías complicadas y de aplicación interna. Cuando nos dimos cuenta de que el producto tenía importantísimas propiedades antibacterianas y antiinflamatorias, lo comenzamos a aplicar en enfermedades como diabetes, obesidad, síndrome metabólico, úlceras venosas crónicas y otras que se acompañan de inflamación sistémica, bajando esta a niveles mínimos en un tiempo récord”, asegura el doctor García a Newsweek en Español.
El medicamento tópico conformado de polímero vegetal y mineral, Pebisut, ya tiene patente en México y también en Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, en donde se le han dedicado diversas publicaciones médicas.
Este producto aún no está a la venta para el público, aunque ya ha tenido propuestas de comercialización. “No soy una de las compañías grandes, es un trabajo privado con una pequeña ayuda del Conacyt, estamos viendo opciones con diversas compañías y estamos buscando un socio, pero no hemos podido llegar a un acuerdo justo y equitativo”, señala el investigador. Sin embargo, se está aplicando en diversos hospitales del país.
Y es que este es el trabajo de su vida tras 11 años de investigación, señala el médico, quien cuenta cómo inició con esta idea: “Si no tienes la conciencia de cuáles son tus capacidades no te das cuenta de cuándo tienes que hacer cambios y reinventarte. Yo era un cirujano ocupadísimo, fui uno de los dos que trajo la laparoscopia a México y en gran grado a América Latina, pero vi que mis intereses estaban empezando a cambiar a mis 63 años. Pensé que era normal por la edad, pero soy muy inquieto y comencé a pensar en los miles de problemas que no estaban resueltos, me iba en las madrugadas a los mercados a comprar productos frescos como anfibios y aves, compré también libros industriales, los empecé a mezclar en forma artesanal y contraté a químicos experimentados, hasta que comenzamos a probar en ratitas”.
Posteriormente la investigación tomó forma en humanos: “Fueron los pacientes los que nos enseñaron cómo les beneficiaba, se les quita el ardor, el dolor; este medicamento ayudaba a apaciguar sus molestias y ya podían dormir e incluso caminar, ya no necesitan comprarse otros medicamentos invasivos”.
Al también cirujano le llevó más de una década el desarrollo deeste medicamento y considera que el apoyo a las diversas áreas de investigación en México debería mejorar: “Es una lucha constante, hay gente muy comprensiva y eficiente, en el Conacyt por ejemplo, pero la relación con otras es pura burocracia, es un sufrimiento. En comparación con otros países, México produce pocas patentes y el panorama es desolador; sin embargo, hay mucho talento, hay gente muy valiosa, pero lo que se invierte es poco. Yo siento que gran parte de estos recursos caen en manos de la burocracia”.
A sus 74 años, Jorge Cueto García es un investigador tenaz y tiene muchos planes para seguir más investigaciones sobre el producto, y es que “en un caso donde una mujer tuvo en accidente y estaba golpeada y raspada, se le aplicó el medicamento, y 12 días después sanaron sus heridas. Es decir, este medicamento no solo sirve para enfermos de diabetes o con úlceras, por lo que iniciaremos nuevas exploraciones para extender sus aplicaciones”.