Cómo joder a Estados Unidos:un manual para los tipos nuevos en el poder”.
1. SOMETER A LA INDUSTRIA DE LA TECNOLOGÍA
El nuevo régimen de Washington, D. C. parece haberse hartado de los geeksque se pasan una semana a base de Red Bulls escribiendo una app chatbot con emoticones para ordenar comida y que luego venden en mil millones de dólares. En las últimas dos décadas, la industria tecnológica de Estados Unidos ha sido una fuerza arrolladora en todo el mundo. China no inventó Google. A Rusia no se le ocurrieron Facebook, Amazon ni la nube de cómputo o las gafas Oculus Rift de realidad virtual. Todo eso se hizo en Estados Unidos. Y, ahora, la tecnología representa el siete por ciento del producto interno bruto del país, y la mayor parte se genera en las dos costas, amén de un poquito en Austin, Texas; pero nada proviene de Kansas, lo cual es un primer gran strike en contra para la tecnología. El nuevo presidente de Estados Unidos jamás ha usado una MacBook, Waze o Venmo, así que, obviamente, esas cosas no pueden ser muy importantes. Segundo strike. Según el Centro de Investigaciones Pew, casi la cuarta parte de las compañías tecnológicas lanzadas entre 1995 y 2005 fueron fundadas por inmigrantes. Pero esa cifra seguramente es más alta hoy. ¡Tercer strike!
¿Qué hacer con la tecnología? Bueno, parece que impediremos que sigan llegando inmigrantes a fin de que los estadounidenses tengan más espacio para fundar compañías tecnológicas. Así es como funciona, ¿correcto? ¿Para qué queremos que venga gente visionaria de India, Irlanda o Israel a construir compañías tecnológicas en Estados Unidos? Que las hagan en su casa. El nuevo régimen prefiere una fuerza de compañías tecnológicas que fabrique en Estados Unidos, para que los productos sean más costosos y menos competitivos. Apple produce sus iPhone en una fábrica china donde los obreros se suicidan saltando del techo. ¡Triste! Según la empresa de investigaciones Strategy Analytics, el iPhone representa solo 12 por ciento del ingreso global de smartphones, pero hasta 90 por ciento de las utilidades. ¿Por qué hace falta que Apple gane tanto dinero? Si cuesta más producir un iPhone en una fábrica estadounidense, entonces que alguna otra compañía se quede con algo de las utilidades de Apple; como Samsung, que los recién llegados deben considerar una empresa estadounidense, ya que muchos estadounidenses tenemos sus celulares. Al menos los que no estallan.
Por último, el nuevo régimen mantendrá nerviosos a los chicos de tecnología lanzando amenazas al azar, como “boicotear a Apple”, porque la compañía no viola la seguridad de un iPhone para las fuerzas de la ley; o “Amazon tiene un problema de antimonopolio”, porque el presidente, Jeff Bezos, es dueño de The Washington Post, periódico que escribe “noticias falsas” liberales. Y es que, obviamente, es muy saludable que los líderes del mundo tecnológico tengan que lidiar con la caída del precio de las acciones, en lugar de dedicar tanto de su tiempo a la “innovación”.
2. DESCARTAR LA ENERGÍA ALTERNATIVA
Este mes, China anunció que gastará más de 360 000 millones de dólares hasta 2020 en energía renovable, como solar y eólica. Parece pensar que hay una oportunidad tremenda para resolver el cambio climático y destetar el mundo del petróleo. En algunas partes del país la energía solar se ha vuelto más barata que cualquier otra fuente de energía. Y compañías como Google están esforzándose para utilizar cien por ciento energía renovable.
Pero eso no importa. Para el nuevo régimen, el petróleo es mejor. Y también el carbón. No hay calentamiento global. No existe el problema de las emisiones de carbono. De allí que haya tomado la brillante decisión de nombrar a Rex Tillerson como secretario de Estado, para que pueda negociar mejores contratos de petróleo para Estados Unidos, y puso a Rick Perry al frente del Departamento de Energía, porque quiere acabar con él. No hay Estados Unidos sin carbono; o al menos, sin una buena cantidad.
3. ARRUINAR LA ATENCIÓN DE LA SALUD
De acuerdo, el Congreso echará por tierra el Obamacare, lo que sumirá en el caos una industria estadounidense de 3.2 billones de dólares, dejará sin seguro a veinte millones de personas y modificará las leyes de atención de la salud. Todo ello, justo cuando tecnologías innovadoras prometen reinventar el sector. Un montón de startups, como Color Genomics y Counsyl, están reduciendo los costos de la secuenciación del genoma personal a unos pocos cientos de dólares; así que, muy pronto, cualquier podría hacerse una prueba genética que ayudaría a prevenir el cáncer y otras enfermedades. Nuevas tecnologías de inteligencia artificial podrían permitir que los médicos revisen millones de páginas de investigaciones científicas y las correlacionen con los datos de un paciente para establecer diagnósticos más precisos que nunca. Si las compañías estadounidenses lograran hacer bien todo esto, impulsarían la economía durante años.
Pero parece que estos adelantos escandalizan al nuevo régimen, que prefiere preservar las tradiciones: el médico familiar saturado de pacientes, medio día perdido en una sala de espera leyendo viejas revistas, y el examen prostático. Echar abajo el Obamacare significa adoptar una política que vuelve impagable el seguro médico a los milénicos endeudados con becas universitarias. ¡Qué importa que sean una generación enorme criada en la era digital, preparados para crear nuevas oleadas de tecnología que beneficiarán al resto del mundo! El nuevo régimen indica que, si los milénicos quieren seguir sanos, tendrán que abandonar el camino no asegurado del emprendedor y trabajar para una compañía que ofrezca beneficios de salud, como Sears o J. C. Penney.
4. IGNORAR EL HACKEO RUSO
Estados Unidos funciona con tecnología de información. Tal vez más que cualquier otro país, la informática es motor del trabajo, la vida, el comercio, el entretenimiento, el gobierno, las fuerzas armadas y casi todo lo que se encuentra en línea. Nuestro romance con los datos tiene una ventaja competitiva. Pero ahora también es nuestra debilidad. Somos tan vulnerables que la Administración de Alimentos y Medicamentos ha advertido que un implante cardiaco hecho en el hospital St. Jude Medical es vulnerable a hackeo. ¡Rusia podría controlar tu corazón!
Esto podría ser un peligro grave para nuestra seguridad nacional, excepto en el nuevo régimen, donde el presidente ruso, Vladimir Putin, es nuestro amigo. Él jamás robaría nuestros datos ni dañaría nuestros sistemas. Y otros países, como Corea del Norte e Irán nunca serían lo bastante astutos para seguir el ejemplo de Rusia. De manera que nada amenaza la seguridad de nuestros datos. Estaremos bien.
5. DESVIAR RECURSOS DE LAS CIUDADES A LAS POBLACIONES PEQUEÑAS Y LAS ZONAS RURALES
En las ciudades hay muchos ricos, artistas y gente que nació en otros países. La tendencia es, siempre, migrar a las ciudades: al ritmo de 150 000 personas al día. Por primera vez en la historia, más personas viven en las ciudades que fuera de ellas. Lo más importante: las ciudades crean una masa crítica de pensamiento innovador, porque la gente con ideas interesantes se encuentra reunida en ellas. Steven Johnson describe este fenómeno en su libro Where Good Ideas Come From. Los expertos dicen que las ciudades son los lugares donde se inventa el futuro.
Pero el nuevo régimen no quiere un futuro. Ganó prometiendo el pasado. Así que, ¡lástima, ciudades! Las zonas rurales y los pueblos pequeños de Estados Unidos les patearon el trasero esta vez. Las ciudades tendrán que empinarse… y despedirse de sus recursos federales.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek