En 2014 Christian Ortega tomó un puesto en otro lugar donde tenía un empleo de medio tiempo y dejó Biola por un semestre. Durante este receso, se presentó como gay en los medios sociales. Normalmente, cuando regresan a Biola después de un tiempo fuera, los estudiantes entregan electrónicamente una sencilla forma de reingreso. Pero Ortega dice que, en su caso, fue entrevistado por una consejera de admisiones que había visto la publicación de su revelación. Ortega estaba estupefacto cuando ella le preguntó cómo el ser gay y ese estilo de vida encajarían en Biola. Él no había puesto en ninguna forma de solicitud que él era gay, y él no era abiertamente gay en el campus.
En la entrevista, Ortega dijo al administrador de la universidad que él es gay, y que Biola no lo haría más o menos gay; pero él todavía era cristiano y quería asistir a la universidad. Pero a causa de su sexualidad, Ortega fue obligado a pasar por un panel de admisiones para ver si era “espiritualmente apto” para regresar a Biola.
“Los cristianos son como los copos de nieve”, dijo Ortega a la consejera de admisiones. “No hay dos cristianos que tengan exactamente la misma teología, y no todo estudiante en Biola va a tener las visiones tradicionales sobre sexualidad y matrimonio”.
Les tomó todo el verano, pero después de una llamada de su madre, la escuela finalmente readmitió a Ortega bajo los términos de que asistiría a asesoría espiritual. “Sentí que fui readmitido por misericordia”, dijo Ortega. “Solo fui readmitido gracias a mi mamá”.
Antes de que Ortega se fuera un semestre y se revelara en los medios sociales, recibió una amenaza de muerte diciendo que alguien quería matarlo porque era un “maricón”. Después de la amenaza de muerte y que en admisiones casi no le permitieran regresar, Ortega dijo que no fue lo mismo. “Estaba deprimido”, dijo él. “No tenía la misma relación que tenía antes con estos consejeros de admisiones, y no me sentí bienvenido”.
Se fue después de un semestre. Cuando más historias como la suya comenzaron a apilarse, el Departamento de Educación decidió hacer algo al respecto.
Para los estudiantes LGBT, la discriminación en el campus puede ser un obstáculo frecuente, incluso diario. Según un estudio de 2010, los estudiantes gays, lesbianas y bisexuales tienen casi dos veces más posibilidades de sufrir acoso que sus pares no LGBT, y tienen siete veces más probabilidades de indicar que el acoso se basó en su orientación sexual. En el Sondeo Nacional de Discriminación a los Transgénero de 2011, una quinta parte de los estudiantes transgénero reportó que se les negó alojamiento apropiado a su género, y 5 por ciento reportó una negación total de alojamiento en el campus. Se infligen índices más altos de abuso sexual y mala conducta sexual contra estudiantes LGBT en los campus de EE UU; los estudiantes transgénero y no conformes con su género reportan uno de los índices más altos de acoso sexual y mala conducta sexual.
En abril de 2014, el Departamento de Educación publicó una nueva guía describiendo las responsabilidades de escuelas de estudios superiores, universidades y escuelas públicas para abordar la violencia sexual y tras formas de discriminación sexual bajo el Título IX. Pensada para que la sigan todas las escuelas con fondos federales, esta guía incluye a los estudiantes y empleados transgénero y homosexuales. Pero en respuesta a esta nueva interpretación del Título IX, muchas universidades cristianas han solicitado exenciones a esas porciones de la ley, porque entra en conflicto con su libertad religiosa. Las organizaciones y los estudiantes están indignados por estas exenciones y contraatacan.
El Título IX ha sido materia de controversia desde que fue aprobado en 1972. Según titleix.info, la ley —originalmente pensada para ayudar a las deportistas femeninas a recibir un trato igual en el deporte universitario— ha estado sujeta a más de 20 propuestas de enmienda, revisiones, casos en la Suprema Corte y otras acciones políticas.
“Ninguna persona en Estados Unidos debe, con base en el sexo, ser excluido de participar en, negársele los beneficios de, o ser sujeta a discriminación bajo algún programa educativo o actividad que reciba asistencia financiera federal”, declara el Titulo IX. Desde su aprobación, la ley ha llevado a una disminución general en el índice de abandono de las muchachas en la preparatoria, y un aumento en la cantidad de mujeres que siguen una educación superior y reciben títulos universitarios.
La interpretación del Título IX se ha ampliado para incluir la protección contra el acoso sexual y, recientemente, la protección a los estudiantes y empleados transgénero, lesbianas y gays. Esta nueva interpretación fue anunciada en 2014, y muchas universidades cristianas con fondos federales desde entonces han reclamado que su libertad religiosa ha sido amenazada. Por ejemplo, la Universidad de Biola publicó un artículo en enero de 2015 preguntando lo que estaba en juego para las universidades cristianas.
Esta nueva interpretación permitiría a los estudiantes y al profesorado usar los sanitarios, dormitorios, vestidores y pronombres del género con que se identifican. También les permitiría vestirse y expresarse como el género con que se identifican o mantener privada su condición de transición/transgénero.
Casi inmediatamente después de la nueva interpretación, universidades cristianas de todo el país, como la Universidad Liberty en Virginia y la Universidad Bautista del Suroeste en Misuri, empezaron a solicitar exenciones a esta interpretación del Título IX. Estas exenciones permitirían a las escuelas estar libres de responsabilidades y obligaciones legales de seguir ciertas porciones del Título IX y sus regulaciones concomitantes que son inconsistentes con los dogmas de su religión. Trece escuelas solicitaron una exención en 2014, y 43 escuelas solicitaron una exención en 2015. Veintiséis estados tienen por lo menos una universidad cristiana solicitando una exención, con California y Texas encabezando la lista.
De estas escuelas, 23 recibieron una exención a la ley en lo pertinente a proteger a los estudiantes con base en la orientación sexual, y 33 escuelas recibieron una exención a la ley en lo pertinente a proteger a los estudiantes con base en la identidad de género.
“Las escuelas que buscan estas exenciones aceptan que la disforia de género es real”, Greg Baylor, alto consejero legal de la Alianza para Defender la Libertad, que asesora y representa a escuelas que sienten en riesgo su libertad religiosa, dice a Newsweek. “Pero creen que es un desorden psicológico que requiere de una respuesta psicológica, y los comportamientos que lo aceptan son inconsistentes con la Biblia”.
Baylor dijo que hay una lucha entre las universidades cristianas al lidiar con los estudiantes transgénero. Para estas escuelas, dice él, permitir a las estudiantes transgénero en el vestidor de mujeres y a los hombres transgénero en el vestidor de hombres es inconsistente con la postura de la Biblia sobre la modestia y la privacidad.
No toda tradición religiosa responde de la misma manera ante la gente transgénero y homosexual, así que la razón de solicitar la exención varía de escuela a escuela. Según el Informe de Discriminación Oculta de la Campaña de Derechos Humanos (HRC), algunas universidades, como la Universidad Union de Tennessee, buscan la exención para poder preguntarles a los estudiantes y empleados su orientación sexual antes de ser admitidos o contratados. El informe declara que otras, como la Universidad Bethel, piden la exención para que no tengan que permitirles a los estudiantes y empleados transgénero usar las instalaciones relacionadas con el género con que se identifican. Y otras, como el Colegio Covenant en Georgia, piden la exención para que puedan descartar estudiantes transgénero y homosexuales de su escuela, según la HRC.
Jerry Mackey, el consejero legal de la Universidad Biola —la cual solicitó una exención en 1985 y de nuevo en 2014— dice que ser transgénero o gay va en contra de los estándares comunitarios de la escuela. Si los estudiantes se involucran en un comportamiento que es incongruente con esos estándares y no toman en cuenta sus compromisos con ellos, dice él, entonces Desarrollo Estudiantil iniciará una conversación con el estudiante sobre su cabida a largo plazo en la universidad.
Algunos, como Baylor, creen que la nueva interpretación del Titulo IX no debió permitirse.
“El Departamento de Educación se excedió considerablemente en su autoridad”, dijo él. “La inclusión de la gente transgénero es contraria a la constitución”. Baylor se refiere a la primera enmienda que aborda la libertad religiosa.
El Departamento de Educación (DOE) anunció su nueva interpretación sin consultar al Congreso, lo cual, según Brett Sokolow, director ejecutivo de ATIXA (Asociación de Administradores del Titulo IX), no fue actuar fuera de su autoridad.
“El Departamento de Educación está autorizado a emitir guías para implementar las regulaciones del Título IX sin un acta del Congreso y sin violar la Constitución o estar sujeto a nuevas rondas de reglamentación pública”, dijo Sokolow. “Estas no son nuevas normas, son clarificaciones de normas que han estado en los libros desde 1972”.
Pero Baylor cree que la autoridad legislativa del Departamento de Educación pronto será litigada en la corte, y Sokolow concuerda con él.
“Sí espero que alguien litigue esto en algún momento, y que la corte dictamine que la Oficina de Derechos Civiles actuó dentro de su autoridad reguladora”, dijo él.
Tomó un tiempo para que la presentación de estas exenciones llamara la atención, ya que no fueron solicitudes públicas. Pero cuando se empezó a correr la voz a finales de 2015, estudiantes y organizaciones se indignaron, tanto con las exenciones como con el secreto alrededor de las solicitudes. La HRC redactó un Informe de Discriminación Oculta de 112 páginas revelando todas las escuelas que solicitaron exenciones, así como historias de estudiantes LGBT que sufrieron discriminación en esas universidades.
Según el informe, en la Universidad Cristiana del Suroeste, Christian Minard estaba a un semestre de graduarse cuando fue expulsada después de que directivos de la escuela supieron que se había casado con su pareja del mismo sexo. La universidad exigía a los estudiantes que firmaran un “compromiso de estilo de vida” prohibiendo, entre otras cosas, “comportamientos o actos lésbicos, gays, bisexuales o transgénero (LGBT)”.
La escuela argumentó que los estudiantes son expulsados por violar una variedad de infracciones que están prohibidas en el compromiso de estilo de vida, incluido el decir palabrotas, beber y fumar. Pero según Minard, “los estudiantes violan partes del compromiso [de estilo de vida] todo el tiempo, pero no son expulsados. Yo no tuve siquiera una audiencia”. El informe detalla otras cinco historias similares a la de Minard.
“Las universidades y colegios de estudios superiores religiosos pueden y deberían encuadrar las expresiones totales de su fe sin crear climas opresivos en los campus para los estudiantes LGBT”, dice Jason Brown, ex estudiante LGBT de Biola quien ayudó a la HRC a redactar el informe, a Newsweek. “La realidad es que muchos estudiantes que asisten a universidades cristianas todavía no se abren con sus familias con respecto a ser LGBT. Estar en universidades religiosas también podría ser importante para ellos, porque las escuelas reflejan sus propios orígenes religiosos, pero la revelación trae consigo repercusiones en casa y en la universidad a causa de las exenciones al Titulo IX”.
Chad Griffin, presidente de la HRC, está de acuerdo. “Nos ha alarmado la tendencia creciente de las escuelas que buscan silenciosamente el derecho de discriminar a estudiantes LGBT, y no revelar esa información públicamente”, dijo él en un comunicado de prensa el 20 de enero. “Creemos que la libertad religiosa es un principio fundamental de nuestra nación, sin embargo, la fe nunca debería usarse para enmascarar la discriminación”.
Pero Baylor no está de acuerdo en que las escuelas que buscan exenciones quieran discriminar a los estudiantes LGBT. “Digamos que General Motors dijera que no quiere que personas islámicas trabajen en su línea de ensamblaje, y una sinagoga judía dijera que quiere que su rabino sea judío. General Motors estaría discriminando porque ser islámico es una característica irrelevante en la situación. Pero la sinagoga judía no discriminaría, porque ser judío es una característica relevante en la situación”.
Aun cuando lo que ven como discriminación es una preocupación importante de organizaciones como la HRC y el Centro Legal Nacional de las Mujeres, el mayor problema del grupo es el secreto que rodea a estas solicitudes de exención.
“Me preocupa que los estudiantes no sepan que sus escuelas han presentado tales exenciones, esa es una preocupación real”, dijo Fatima Goss Graves, experta en Título IX y vicepresidenta mayor del programa en el Centro Legal Nacional de las Mujeres. “Nos preocupa que los estudiantes puedan verse pillados en esto. Ellos podrían asistir a escuelas que han peleado por e incluso se les ha otorgado exenciones y tal vez ni siquiera lo saben. Esa idea es obviamente un gran problema”.
La HRC ordenó múltiples actas de libertad a la información con el Departamento de Educación para hacer un seguimiento de lo que está sucediendo con las exenciones y que universidades las solicitaron.
“Le hemos propuesto al Departamento de Educación que publique una regulación exigiendo que las escuelas anuncien la cantidad de exenciones que solicitan, la amplitud de esas exenciones y les expliquen a los estudiantes cuáles derechos todavía tienen bajo el Título IX incluso después de que se hayan otorgado las exenciones”, dijo Sarah Warbelow, directora legal de la HRC. “Porque es importante que los estudiantes tengan conocimiento antes de que tomen decisiones académicas para sí mismos”.
Otro problema con estas exenciones es que las escuelas pueden discriminar mientras todavía reciben fondos federales, dice la HRC.
“No pensamos que los estudiantes LGBT deban sufrir discriminación cuando asisten a escuelas que en parte son financiadas con dólares de los contribuyentes”, dijo Warbelow.
La Universidad Grace, el Colegio Wheaton, la Universidad de Belmont, la Universidad Bautista de California, la Universidad Pepperdine y la Universidad George Fox son solo algunas de las universidades que reciben fondos federales y son acusadas de discriminar.
Shane Windmeyer, directora ejecutiva de orgullo en el campus, una organización que trabaja con estudiantes y escuelas para crear campus más inclusivos para los LGBT, dijo en un artículo reciente de colu.mn que “los contribuyentes definitivamente no deberían de pagar para que un colegio privado discrimine abiertamente a cualquiera”.
Alrededor de $130 millones de dólares anuales en fondos de los contribuyentes se destinan a estas escuelas a través de becas y ayuda a los estudiantes. “Si una universidad recibe fondos públicos, debería seguir las leyes públicas”, dijo él. “El gobierno estaría perfectamente en su derecho de hacer que la ayuda financiada por los contribuyentes a estas universidades sea contingente al cumplimiento de las leyes generalmente aplicables de no discriminación”.
“Si una universidad desea seguir discriminando a los estudiantes y empleados LGBT, podría hacerlo con su propio dinero”, añadió él.
Warbelow dijo que la HRC no quiere que estas escuelas pierdan sus fondos federales, solo quiere que sientan la presión de los estudiantes y el gobierno de que comportamiento es inaceptable, y no deberían tomar dinero federal si quieren administrar una escuela 100 por ciento religiosa, y mientras reciban fondos federales, deberían sentir una presión para no discriminar.
Esa es la meta final de la HRC, pero Sokolow dice que él cree que dentro de 15 años, la mayoría de las instituciones religiosas conservadoras obtendrán exenciones y las universidades religiosas más moderadas no lo harán. Para competir por los solicitantes y satisfacer las demandas de una generación de estudiantes mucho más tolerante, la mayoría de los campus religiosos moderados han abierto sus puertas a los estudiantes LGBT, y continuarán haciéndolo. Él no ve la pérdida de fondos federales en riesgo.
“Como país, nos estamos volviendo más y más tolerantes, en general, a cada generación. Esto seguirá siendo cierto porque siempre ha sido cierto”, dijo Sokolow. “El arco moral del universo es largo, pero se curva hacia la justicia, como dijo el Dr. King”.