BRUSELAS, Bel.- Silvia Ávalos levantó
el altavoz y cantó casi gritando: “¡México lindo… y herido!” Eran minutos antes
del medio día en la ciudad de Bruselas cuando en la plaza Jourdan, ubicada a
unos cuantos pasos de la sede de la Unión Europea (UE), un nutrido grupo de
mexicanos y belgas se unieron a la mexicana de piel morena y cabello rizado para
entonar la canción que popularizara Jorge Negrete frente al hotel Sofitel.
Aquella
presencia de más de cien “belgicanos” –como se hacen llamar los mexicanos que
viven en Bélgica y los hijos de madre o padre mexicana y un belga– no era
casualidad. Hace apenas un par de semanas, a esta activa comunidad les llegó la
noticia de que, durante su participación en la II Cumbre de la UE y la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) del 10 y 11 de junio
y la cumbre México-UE, el presidente Enrique Peña Nieto se alojaría en la suite
más exclusiva de este hotel de lujo a un costo de nada menos que 49 mil pesos
la noche.
Ello
dio pie a que esta comunidad decidiera organizarse y convocar a través de las redes
sociales a una manifestación contra la visita de Peña Nieto y su comitiva a
esta ciudad sede de las instituciones europeas. El esclarecimiento de los casos
de Ayotzinapa, Tlatlaya y la crisis de derechos humanos que sufre el país es un
reclamo que se ha hecho extensivo a varios líderes europeos durante esta semana,
a través de una carta en la que señalaban al presidente mexicano como “persona
non grata”.
En plena
hora pico de día laboral (10 a.m.) los manifestantes provenientes de esta
capital y de ciudades aledañas como Gante, Lieja y Amberes –e incluso de países
como Luxemburgo, Alemania y España–, se acomodaron en una de las esquinas de la
plaza Jourdan, la cual por entonces ya era utilizada como estacionamiento de un
buen número de Mercedes Benz negros que ocuparían las diferentes comitivas de
asistentes a la cumbre, así como por vehículos de la policía.
A la
misma hora de este miércoles, un grupo de antimotines se colocó frente a los
manifestantes para vigilar que la protesta se llevara con tranquilidad –según
lo acordado previamente por sus organizadores. Si bien en este país las manifestaciones
están permitidas, siempre es necesario solicitar un permiso y algunos
elementos, como los equipos de sonido, están prohibidos.
Así,
una a una las pancartas escritas en francés, inglés y español, que fueron
realizadas por asistentes como Natalia López (una hija de una mexicana y un
belga quien dijo haber pasado unas horas la noche anterior preparando su
material), fueron colocadas junto a lonas con diferentes consignas que
denunciaban que México era presa del narcotráfico y estaba repleto de crímenes
de Estado. Se desplegaron, además, banderas mexicanas pintadas de pintura
carmesí que simulaba sangre y fueron extendidas sobre las rejas que impedían
que los manifestantes se acercaran a la acera del lujoso hotel.
“No
somos inconformes, somos indignados”
A plena luz del día los
“belgicanos” gritaron una y otra vez: “¡A-se-si-no!, ¡a-se-si-no!”, sin que se
mostrara presencia alguna de la comitiva de México en el lugar.
Durante
la manifestación, se vieron los rostros de los 43 estudiantes desaparecidos de
Ayotzinapa, pintados por el artista Marcos Aranda González. Entre la comunidad de
este país estas piezas se han convertido en un emblema por la delicadeza y el trabajo
que el artista –avecindado en el sur de Bélgica pero originario de la
delegación Iztapalapa– dedicó para exhibirlos durante una concentración llevada
a cabo en diciembre de 2014 en esta misma ciudad, pero frente a la sede de la
Unión Europea.
“¡Me gusta
la leche, me gusta el helado, pero si los matan sé que fue el Estado… –cantó
también casi a gritos Katia Rodríguez, una entusiasta mexicana acompañada de
dos jaranas y percusiones. “Me gusta la lima, me gusta el limón, pero su
gobierno es pura corrupción!”. Con aquellos gritos los asistentes lograron
despertar el interés de quienes cruzaban por la plaza a esa hora de la mañana.
Incluso hubo quienes se detuvieron a tomar una fotografía con su teléfono
celular, a leer las pancartas y a dar alguna muestra de apoyo al grito de “¡Mexique!”.
En
ese momento, el nutrido grupo desconocía que sobre la ciudad apenas llegaba
volando el TP-01 Presidente Juárez, el avión presidencial .
Abajo,
sobre la banqueta, Silvia Ávalos dijo a Newsweek
en Español que se encontraban ahí manifestando su indignación, su hartazgo:
“No somos inconformes, somos indignados por este irresponsable gobierno en el
que están desapareciendo tantos jóvenes, y no hablamos solamente a los 43 de
Ayotzinapa. Hoy estamos reivindicando tantas muertes, tantas desapariciones
forzadas, tanta simulación y, sobre todo, tanta corrupción que existe porque a
nadie se le castiga. Estamos muy molestos”.
Repentinamente,
al medio día, las jaranas que venían amenizando la mañana pararon. La figura
morena de Gea Zazil, una artista mexicana, se tendió sobre el arroyo vehicular.
Los policías rubios que vigilaban la protesta permitieron que la chica se
colocara sobre un plástico que llevaba con ella. Entonces inició un intenso
performance con el que se roció pintura roja sobre el pecho emulando ser una
víctima más. Claramente, el acto incomodó a los uniformados, pero hizo que aún
más curiosos se detuvieran, leyeran las pancartas e, incluso, preguntaran de
qué se trataba la manifestación frente al Sofitel
Brussel Europe.
Sin
saber que el Presidente había llegado a la terminal militar Melsbroek de
Bruselas apenas a las 12:35 horas, los “belgicanos” decidieron llevar su
protesta a la plaza más importante de las llamadas instituciones europeas, la
Plaza de Luxemburgo. Ahí, junto a un nutrido grupo de latinoamericanos que
también llevaban a cabo una manifestación, rompieron varias piñatas que
figuraban el rostro de Peña Nieto.
Los
mexicanos y belgas que participaron en la manifestación se dijeron satisfechos,
contentos de haber logrado la convocatoria que obtuvieron en un día complicado
en esta ciudad.
La
cumbre UE-CELAC arrancó a las 14:30 horas sin la presencia del presidente Peña
Nieto, quien llegó pasadas las 19:00 sin dar declaraciones a la prensa que lo
esperaba.