Pasamos tanto tiempo en nuestros coches que, para muchos, dejan de ser simples medios de transporte y se transforman en confidentes, compañeros de aventuras y hasta “mejores amigos”. De hecho, una nueva encuesta revela que 4 de cada 10 conductores en Estados Unidos han confesado estar enamorados de su coche. El estudio, realizado por Talker Research a una muestra de 2,000 personas, muestra que el 90% de los encuestados dijo estar encariñado con su vehículo, y uno de cada cinco incluso le ha puesto nombre propio.
Los sobrenombres van desde los clásicos “La Bestia” o “Bebé”, hasta referencias cinematográficas como “Batimóvil”, “Mandalorian” o “El Chavo del 8”, reforzando el carácter casi humano que muchas personas atribuyen a su automóvil. Este fenómeno no es nuevo, pero sí se ha intensificado tras la pandemia, con más personas valorando los espacios privados y personales como el auto, donde han vivido momentos significativos: viajes en pareja, vacaciones familiares, emergencias médicas, atascos interminables o simples atardeceres con la música adecuada.
“Nuestros automóviles son a menudo un punto focal en nuestras vidas. Como una de las inversiones más grandes y significativas de la vida, merecen un poco de amor y cuidado para garantizar que podamos conservarlos y sacarles el máximo provecho”, explicó Thomas A. Wolfe, director ejecutivo de Ziebart, empresa especializada en cuidado automotriz.
Y ese “amor” no es solo simbólico. El estudio también reveló que casi la mitad de los propietarios ha empezado a cuidar más su vehículo en el último año, con acciones concretas como limpiar el interior y exterior con mayor frecuencia, revisar los neumáticos y checar los niveles de aceite. También se reportó un aumento en las visitas a mecánicos para afinaciones y mantenimiento preventivo.
Nombrar al coche, según expertos en psicología del consumidor, crea un sentido de pertenencia emocional. Esto refuerza el vínculo entre el conductor y el vehículo, que deja de ser una máquina para convertirse en parte de la familia o de la identidad de su dueño.
Además del cuidado físico, este afecto también repercute en la duración de los vehículos. Con el alza en los precios de los autos nuevos y la incertidumbre económica, los dueños buscan alargar la vida útil de su automóvil lo más posible, lo que también explica el creciente interés en servicios de mantenimiento y protección automotriz.
Este vínculo emocional y funcional muestra cómo los autos han evolucionado de ser herramientas utilitarias a convertirse en espacios de conexión personal, refugios móviles y testigos silenciosos de la vida cotidiana. N
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