El cáncer es una enfermedad compleja que se origina en las células del cuerpo. Cada año en México se detectan aproximadamente 195,500 casos en sus diferentes tipos; 46 por ciento de pacientes fallece por esta causa. A escala global se estima que una de cada cinco personas enfrentará esta enfermedad en algún momento de su vida. Frente a este panorama, la comunidad científica está desarrollando un tratamiento innovador: células inmunes que combatan el cáncer desde adentro. ¿En qué consiste esta propuesta?
En la década de 1990 Bruce Levine y su equipo comenzaron a trabajar en la ingeniería de células inmunitarias para combatir el cáncer, un enfoque que en ese entonces parecía poco prometedor. Sin embargo, hoy las células CAR-T —células inmunes modificadas— son una realidad, incluso se encuentran entre las terapias más potentes que tienen los oncólogos para tratar diversos tipos de cáncer de sangre. Además, investigaciones recientes señalan que esta tecnología podría ser eficaz también contra tumores cerebrales y enfermedades autoinmunes como el lupus y la artritis reumatoide.
“La comunidad en general era muy escéptica”, apunta Levine, inmunólogo de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, Estados Unidos.
De acuerdo con un artículo de la revista académica Nature, publicado este martes 27 de mayo, el valor del mercado de la terapia CAR-T espera alcanzar los 11,000 millones de dólares este año, y se estima que crecerá a casi 190,000 millones de dólares para 2034.
TRATAMIENTO CONTRA EL CÁNCER: EL COSTO DE LA TERAPIA DE CÉLULAS CAR-T
Si bien es un tratamiento eficiente, también presenta desventajas. La primera de ellas es que las células CAR-T son laboriosas de producir y difíciles de administrar. Y la comunidad científica lo explica de la siguiente manera: “Tras extraer células inmunitarias de la sangre de una persona, llamadas linfocitos T, los médicos las envían a un fabricante, donde los técnicos las modifican genéticamente para que contengan una proteína especializada llamada receptor de antígeno quimérico en su superficie (de ahí el nombre CAR-T). Posteriormente las células se cultivan y amplifican en cientos de millones de células adicionales, se congelan y se devuelven al hospital para su reinfusión”.

Sin embargo, debido a su complejo proceso de “creación”, en Estados Unidos, por ejemplo, solo unos 200 centros ofrecen esta terapia. En México, en 2023, el entonces canciller Marcelo Ebrard anunció que apenas llegaría desde la India una nueva terapia celular (CAR-T).
En ese momento sostuvo que esta terapia cuesta medio millón de dólares en Estados Unidos, “entonces la vamos a llevar para hacerla accesible a la gente, es decir, que podamos tenerla en el sistema público las y los mexicanos”.
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Por lo anterior, según Nature, algunas empresas de biotecnología ya tienen una solución frente a estas barreras: modificar las células T adentro del cuerpo. Una sola dosis de terapia CAR-T comercial —como planteó el ahora secretario de Economía de México— cuesta alrededor de 500,000 dólares, por lo que un vial de tratamiento in vivo podría costar mucho menos. Como contexto, el término “in vivo” se refiere a la técnica de terapia génica donde el material genético se introduce directamente en las células del paciente, sin extraerlas previamente.
“Todo este proceso actual de las células CAR-T es simplemente ineficiente. Si tengo un paciente con cáncer puedo recetarle quimioterapia y la recibirá mañana. Sin embargo, con las terapias CAR-T comerciales, las personas tienen que esperar semanas para recibir el tratamiento. Ese retraso, sumado al alto costo de la terapia y a la necesidad de quimioterapia antes de recibir las células CAR-T, significa que muchas personas que podrían beneficiarse nunca las reciben. Todos queremos que CAR-T se parezcan más a un medicamento”, señaló Saar Gill, hematólogo y oncólogo de la Facultad de Medicina Perelman.
EL PRIMER ENSAYO CLÍNICO EN HUMANOS CON UNA TERAPIA CAR-T “IN VIVO”
Actualmente hay una carrera entre farmacéuticas y especialistas para conseguir esta terapia celular renovada. La idea cuenta con algunos defensores de alto perfil, por ejemplo, entre los fundadores de Capstan Therapeutics, una empresa de San Diego, California, dedicada exclusivamente a terapias celulares in vivo, se encuentran los pioneros de las terapias CAR-T Levine y Carl June, así como Drew Weissman, ganador del Premio Nobel por su trabajo en vacunas de ARN mensajero.
“Jennifer Doudna, reconocida por ser una de las pioneras de la tecnología CRISPR-Cas9 y galardonada con el Premio Nobel, cofundó una nueva compañía llamada Azalea Therapeutics, con sede en Berkeley, California. Esta empresa se dedica al desarrollo de terapias CAR-T in vivo. El interés por este tipo de tratamientos va en aumento, y las grandes farmacéuticas ya están prestando atención”, explica la revista académica.
De igual manera, en marzo AstraZeneca firmó un acuerdo para adquirir EsoBiotec —una empresa belga especializada en terapias CAR-T in vivo— por una suma que podría alcanzar los 1,000 millones de dólares. Esta última inició en enero su primer ensayo clínico en humanos con una terapia CAR-T in vivo.
“MODIFICAR CÉLULAS DENTRO DEL CUERPO REPRESENTA UN RETO CONSIDERABLE”
Al igual que las terapias aprobadas, los enfoques in vivo buscan destruir los glóbulos blancos llamados linfocitos B y, por lo tanto, tratar los cánceres que se forman en estas células.
Al igual que las terapias ex vivo, muchas de las terapias in vivo utilizan una versión modificada de lentivirus para adherirse a las células T y transferir el gen que codifica la proteína CAR directamente al genoma. No obstante, modificar células dentro del cuerpo representa un reto considerable. En el enfoque ex vivo, las células T se extraen del organismo, lo que permite a los científicos trabajar con precisión sin riesgo de afectar otros tipos celulares.
En cambio, cuando la edición genética ocurre dentro del cuerpo, el panorama es distinto: muchas células comparten receptores similares, por lo que los investigadores deben desarrollar estrategias altamente específicas para asegurar que solo las células T —u otras células inmunes relevantes— reciban el material genético y participen en la respuesta terapéutica.
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“El reto es cómo llevarlo a la célula correcta, al lugar correcto, en el momento idóneo”, indica Michel Sadelain, ingeniero genético y director de la Iniciativa Columbia.
En ese sentido, cada compañía que está desarrollando la nueva terapia ha adoptado una estrategia distinta para enfrentar este desafío, modificando sus vectores de manera particular. Un ejemplo es Interius BioTherapeutics, con sede en Filadelfia, que está evaluando un vector diseñado para unirse a CD7, una proteína que se encuentra exclusivamente en los linfocitos T y en las “células asesinas naturales”.
Como agregado, en 2024 AstraZeneca adquirió una empresa china que desarrolló un proceso para producir células CAR-T que tarda tan solo 22 horas, en lugar de días o semanas. N