Cuando se habla de enoturismo, o turismo de vinos, se hace referencia a un mercado en expansión y competitivo simplemente porque se están produciendo vinos en todo el mundo. Si bien Europa es el continente con mayor producción de vino a nivel mundial —se genera casi la mitad de la producción global— gracias a la activa participación de países como España, Italia y Francia, Estados Unidos y América del Sur también reflejan una fuerte inversión en la industria.
Según un estudio elaborado por la empresa de investigación Future Market Insights, el mercado mundial del turismo de vinos mantendrá su tendencia creciente en los próximos años y alcanzará un valor de 332,500 millones de dólares en 2034. Esta cifra refleja la importancia del futuro del enoturismo porque, sin duda, influye en las economías de los países productores y deja en evidencia los drásticos cambios que seguirá teniendo en los próximos años.
Entonces, para comprender esta evolución global hay que considerar varios factores del turismo vinícola que impulsan ese crecimiento y que buscan promover destinos de una manera moderna.
La demanda de experiencias auténticas y exclusivas está cambiando la forma en que las bodegas se relacionan con los visitantes: ahora no se trata solo de catar vinos, sino de priorizar el valor de vivir una experiencia memorable.
“El sector está evolucionando radicalmente de las visitas tradicionales a experiencias inmersivas de gran valor. Se trata de preservar los patrimonios, contar historias, de cultura y de crear conexiones emocionales sin olvidarse del savoir-faire”, explica Charlotte Fougère, CEO Calice Hospitality and Wines, una profesional del enoturismo francés de la región de Borgoña.
UNIRSE E INNOVAR PARA FAVORECER EL TURISMO DE VINOS
Bajo la premisa de crear una conexión genuina entre los millones de viajeros con el viñedo y el destino, Charlotte afirma que es necesario unirse e innovar: “Obviamente, Francia e Italia son países donde el enoturismo es una de las áreas más dinámicas para el desarrollo turístico. Pero todos los países están trabajando activamente en abrir cada vez más bodegas para visitar.
“Si querés desarrollar una estrategia de enoturismo —añade—, necesitas convencer a los viñedos de abrir sus puertas y trabajar, por supuesto, con las autoridades para construir una adecuada gestión del destino”.
En este afán de pensar en el futuro del turismo de vinos de una manera abarcativa, los destinos vitivinícolas deben trabajar en un cambio logístico enorme como puede ser el transporte para llegar a viñedos remotos, restauración de propiedades e incentivar el nivel de hotelería, entre tantos temas más.
Un ejemplo de esto podría ser la centenaria Bodega Marqués de Riscal, la más antigua y tradicional de la Rioja Alavesa, elegida Mejor Viñedo del Mundo y Mejor Viñedo de Europa 2024 en el certamen internacional World’s Best Vineyards 2024. Este es un reconocimiento a su apuesta por la innovación, la excelencia en su objetivo por ofrecer un universo de experiencias al visitante desde que en 2006 se inaugurara la Ciudad del Vino Marqués de Riscal.
“Brindamos recorridos por la bodega histórica y los edificios de mediados del siglo XIX, pero también está claro que nuestro centro de atracción más importante es el edificio de Frank Gehry, un hotel de lujo con una categoría de cinco estrellas diseñado con el característico estilo vanguardista en el corazón de los viñedos”, explica orgullosa Cristina Pérez, responsable de departamento de relaciones públicas de la Bodega Marqués de Riscal.
PROMOVER EL PATRIMONIO CULTURAL ES UNA GRAN ESTRATEGIA
Según los entendidos en enoturismo, otra estrategia exitosa es promover el patrimonio cultural y ayudar a los destinos a equilibrar la tradición con las expectativas del turismo moderno. ¿Por qué un viajero iría a un destino en España, Italia o en cualquier otra parte del mundo? Un ejemplo son las regiones vitivinícolas incluidas en la lista de la Unesco, que mejoran la visibilidad de la marca a nivel mundial al tiempo que preservan los paisajes.

Eso es, por supuesto, construir estrategias que reúnen bodegas con sitios culturales e históricos. La ciudad española Valladolid hace años entendió este concepto y está trabajando para que su valor de marca se mantenga competitivo. Tanto es así que el pasado 5 y 6 de marzo se llevó a cabo la sexta edición de FINE, la feria internacional de enoturismo en el que participaron profesionales de 26 países: bodegas, hoteles, territorios enoturísticos, touroperadores y agencias de viajes especializadas en este segmento de actividad.
Con un aumento de 22 por ciento de participantes en relación con el año pasado, “FINE es un evento país que ayuda al posicionamiento de España como destino enoturístico”, subraya Alberto Alonso, director de la Feria de Valladolid.
La evolución del consumo mundial de vino está en declive: en 2023 se estimó en 223 millones de hectolitros, lo que supone un descenso del 2.6 por ciento respecto a las bajas cifras de 2022, informó Allied Market Research, que añade que España es el único país que todavía está en aumento.
EL TURISMO DE VINOS COMO ALTERNATIVA AL CONSUMO QUE VA A LA BAJA
Sin duda la industria debe ser resiliente y adaptarse a los cambios sin perder su esencia. Por un lado, el cambio climático y la necesidad de prácticas vitivinícolas sostenibles afectan la producción y, por el otro, la relación de las nuevas generaciones con el vino al modificar sus preferencias como consumidores.
Por ejemplo, el mercado del vino sin alcohol se valoró en aproximadamente 1,800 millones de dólares en 2022 y se prevé que alcance los 4,900 millones en 2032. No solo no toman tanto vino, sino que buscan vinos con menor graduación alcohólica como opciones más saludables.
El desafío es evolucionar y acercar el vino a las nuevas generaciones con una nueva comunicación y cumpliendo con las tendencias emergentes. “Es importante entender, especialmente en España, que venimos de un turismo de masas a la búsqueda de joyas escondidas. Y esto aplica tanto al segmento de lujo como al más accesible”, asegura Charlotte Fougère.
Lo interesante es que ya no se trata solo de una bodega, el enoturismo actual implica un ecosistema como pilar principal para apoyar el desarrollo de cualquier tipo de destino vinícola. Desde incluir a la comunidad local para conectar emocionalmente y sentirse parte del viñedo, pasando por experiencias originales como rutas temáticas hasta priorizar un anclaje cultural y natural de la región. Se trata de crear un sistema turístico que facilite la gestión del flujo de visitantes. Y obviamente el corazón de todo que no puede faltar: un buen vino.
RUTA POR LA D. O. RIBERA DEL DUERO
Abadía Retuerta Le Domaine. Con 30 años de historia y más de ocho siglos de tradición vitivinícola documentada, Abadía Retuerta encuentra su esencia y razón de ser en el vino de pago, que es aquel que expresa con mayor precisión la personalidad y singularidad de su terruño.
Los monjes fundadores de la abadía iniciaron el cultivo de las vides y la producción del vino. Eligieron este lugar, a orillas del río Duero, por su importancia en el cultivo de la vid. Hoy la bodega es una de las más prestigiosas de la zona y reconocida con su propia Denominación de Origen Protegida. Hospedarse aquí es un verdadero lujo donde la historia trasciende y la cultura permanece intacta.
Bodega Dehesa de los Canónigos. Este ‘Château’ a orillas del Duero refleja la historia de cinco generaciones dedicadas a elaborar vinos de calidad. En sus 500 hectáreas se respira el valor del terroir.
Fue la primera finca en plantar vid en la repoblación del Duero tras la llegada de la filoxera en el siglo XVIII, con vides procedentes del Valle de Napa, en California, utilizadas como patrón e injertadas con viníferas traídas de Francia por Toribio Lecanda.
Bodegas Protos. Fundada en 1927, es merecedora del título “la primera bodega de la Ribera del Duero” (en griego, Protos significa el primero); y seguramente este dato coopera para que también sea la más visitada.
Referente en la producción de vinos de alta calidad, actualmente producen más de 3 millones de botellas al año y exportan a 106 países. Ofrece visitas a sus dos bodegas, la antigua con galerías subterráneas bajo el castillo y la nueva diseñada por Richard Rogers, además de degustaciones y experiencias gastronómicas. N
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Lucrecia Melcior es editora de Newsweek Argentina.