Tras meses de padecer intensos dolores de cabeza, Brittany Lauren Maynard se enteró de que tenía cáncer cerebral. Era enero de 2014, ella tenía 29 años, poco más de un año de casada, y planeaba formar una familia. Cuando le diagnosticaron cáncer cerebral terminal Brittany decidió ponerle fin a su vida a través de una eutanasia “cuando fuera el momento adecuado”.
Tras un proceso para combatirlo, el cáncer regresó en abril de 2014; posteriormente su diagnóstico fue elevado al grado 4 de astrocitoma, también conocido como glioblastoma, con un pronóstico de seis meses de vida.
En un texto escrito para CNN, la joven explica que los médicos le recetaron radiación cerebral completa. Tras conocer los efectos secundarios, que incluían quemaduras de primer grado en su cuero cabelludo, sin resultados efectivos para erradicar la enfermedad, junto a su familia decidió que deseaba morir en cuidados paliativos en su casa del área de la bahía de San Francisco, Estados Unidos.
Empero, los médicos le advirtieron que aun con los medicamentos paliativos podría desarrollar dolor potencialmente resistente a la morfina y sufrir cambios de personalidad y pérdida verbal, cognitiva y motora de prácticamente cualquier tipo. Eso la llevó a pensar en la muerte con dignidad. Sin embargo, no todos los estados de Estados Unidos la permiten, por lo que se mudó a Oregón, uno de las regiones donde se autoriza la eutanasia.
“He tomado la medicación durante semanas. No soy suicida. Si lo fuera habría consumido ese medicamento hace mucho tiempo. No quiero morir. Pero me estoy muriendo. Y quiero morir en mis propios términos”, escribió en su texto.
EUTANASIA, UNA MUERTE SIN DOLOR
“Tener esta elección al final de mi vida se ha vuelto increíblemente importante. Me ha dado una sensación de paz durante un tiempo tumultuoso que de otro modo estaría dominado por el miedo, la incertidumbre y el dolor”, escribió para la organización que le dio acompañamiento, Compassion & Choices. Ella sabía y dijo que no todos pueden tener la misma posibilidad de elegir como lo hizo, esto en referencia a la estabilidad económica para conseguirlo.
Cuando Compassion & Choices conoció su historia trabajó con ella en un material que grabaron, editaron y publicaron en YouTube. Fue un video de seis minutos y medio con la joven, su marido y su madre hablando de forma conmovedora sobre su elección. Después de crear un sitio web lanzaron una campaña en redes sociales que convirtió su nombre y el eslogan #DeathWithDignity (morir con dignidad) en etiquetas de tendencia nacional.
“Hoy es el día que he elegido para morir con dignidad debido a mi enfermedad terminal, este cáncer cerebral terrible que se ha llevado tanto de mí… pero que se podría haber llevado mucho más”, escribió la joven en su cuenta de Facebook en noviembre de 2014.
“La eutanasia es la muerte fácil o sin dolor, o la terminación intencional de la vida de una persona que padece una enfermedad incurable o dolorosa, a solicitud de ella misma. También se llama muerte por piedad”, explica el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. Actualmente los países que permiten la eutanasia son los Países Bajos, Luxemburgo, Bélgica, Colombia, Canadá, España, Nueva Zelanda, Portugal y Ecuador.
EN LAS CLASES DEPAUPERADAS ES DIFÍCIL PENSAR EN CÓMO SE QUIERE MORIR
“Muchos colegas no están de acuerdo conmigo, pero se piensa en la eutanasia cuando te das cuenta de que tu vida se ha terminado, te das cuenta de que ya no hay posibilidad de gozar de tu existencia, de la compañía de las personas con las que te relacionabas y ver que pesa más el sufrimiento, la incapacidad física y dolor emocional”, explica el doctor Arnoldo Samuel Kraus Weisman entrevistado por Newsweek en Español.
“Te das cuenta de que no tiene sentido seguir viviendo un mes, dos meses o un año sin una buena calidad de vida —continúa—. Empero, ese tipo de decisiones y pensamientos los tiene la gente que posee un cierto estatus económico que le permite ir al doctor, conocer los procesos. Sucede en clases adineradas que tienen los medios para pensar en el mañana, pero en aquellas clases donde se vive al día –económicamente– es difícil pensar en cómo se quieren morir”.
El también académico e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y autor de textos en torno a la bioética, eutanasia, aborto, laicidad, tecnología médica, relación médico paciente y derecho a la salud señala que la eutanasia es una cuestión de clases sociales.
A POCOS MÉDICOS LES INTERESA HABLAR DE LA EUTANASIA
En las clases depauperadas es difícil —explica el doctor Kraus— pensar en cómo quiero morir, dónde quiero morir, qué quiero hacer antes de morir, cómo me voy a despedir, porque para estas clases la supervivencia del hoy es suficiente reto; por ello la palabra eutanasia no encaja con las personas que no pueden tener acceso a todo un equipo de médicos y apoyo tecnológico de cuidados paliativos y, sobre todo, no empotra si la idea es viajar a sitios donde la eutanasia es legal.
“Los pobres no tienen acceso a la muerte digna, ellos tienen que pensar en la comida, en el agua que no llega —hablando de México, por supuesto—, en los medicamentos para el hijo enfermo. La palabra eutanasia no entra ahí”.
El doctor Kraus considera que muchos de sus colegas médicos toman distancia del tema porque, desgraciadamente, la profesión médica se ha alejado de la cuestión filosófica de la medicina. Considera que son muy pocos los galenos en México y en el mundo que les interesa hablar de la muerte con dignidad.
Explica que esta no es redituable económicamente y que “te exige pensar un poquito más allá, es decir, un poquito en la filosofía de la vida y en la filosofía de la muerte y eso como médico, yo digo, tienes que hacerlo”.
El médico señala que cuando se habla de pacientes con enfermedades terminales siempre se piensa en algún tipo de cáncer; empero, hay otras afecciones como la esclerosis lateral amiotrófica, con la cual el paciente tiene todos los argumentos para desear una muerte digna y dar paso a la eutanasia.
MÉXICO ESTÁ INSTALADO EN EL MEDIOEVO
“Pienso que la esclerosis es la peor de las enfermedades porque la inteligencia y las capacidades funcionales cerebrales se preservan absolutamente, pero de la cabeza para abajo, el cuerpo, los movimientos, el comer, los esfínteres, todo se va deteriorando poco a poco; incluso, en algún momento la respiración es difícil de mantener y se tiene que decidir si se intuba para seguir viviendo. Esta enfermedad la padeció una mujer en Colombia que deseaba que el Estado le permitiera morir dignamente”.
Tras una lucha ardua, y una batalla judicial en Colombia, Martha Sepúlveda consiguió en enero de 2022 que le aplicaran la eutanasia. La mujer padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y murió a los 51 años en el Instituto Colombiano del Dolor, informó el Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en un comunicado.
Un segundo caso en aquel país, explica el especialista, se trató de un hombre con una afección denominada enfermedad pulmonar obstructiva crónica que le sucede a los fumadores y donde el pulmón se acaba, por ello no hay oxígeno en el cuerpo y es muy difícil hablar y comer porque no alcanza, incluso si se tiene conectado un tanque de oxígeno. A este hombre también se le aplicó la eutanasia en Colombia.
“En el caso de México, el sistema de salud está instalado en el medioevo, prácticamente no hay discusiones a partir de la Secretaría de Salud con respecto a empujar esta noción de morir con dignidad”.
OBSTÁCULOS PARA LA LEGALIZACIÓN DE LA EUTANASIA EN EL MUNDO
En este país, la voluntad anticipada —derecho a una muerte digna— puede ser entendida como “la decisión que toma una persona de ser sometida o no a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan prolongar su vida cuando se encuentre en etapa terminal y, por razones médicas, sea imposible mantenerla de forma natural, protegiendo en todo momento la dignidad de la persona”, de acuerdo con el artículo 1 de la Ley de Voluntad Anticipada para la Ciudad de México.
“Es importante entender que la voluntad anticipada no prolonga ni acorta la vida, respeta el momento natural de la muerte y favorece la atención y los cuidados paliativos al final de la vida, es decir, ofrecer acompañamiento al paciente sin intervención médica durante esta última etapa”, explica la norma. La Ciudad de México fue la primera entidad de la nación en aprobar la Ley de Voluntad Anticipada en enero de 2008. Esta iniciativa ha sido aprobada en 14 estados del país.
Al respecto, la doctora Nayely Vianey Salazar Trujillo, especialista en anestesiología, alta especialidad en algología y certificada en cuidados paliativos, comenta a Newsweek en Español que la eutanasia no debe ser inherentemente un tema de clase social, pues las desigualdades socioeconómicas pueden influir en el acceso y la consideración de ella.
“Es fundamental abordar estas desigualdades y garantizar que todas las personas tengan acceso a una atención médica de calidad y a opciones de fin de vida que respeten sus deseos y preferencias, independientemente de su situación socioeconómica”, considera.
La también coordinadora del Grupo de Trabajo de Cuidados Paliativos de la Facultad de Medicina de la UNAM explica que existen varios obstáculos que dificultan la legalización de la eutanasia en muchos países.
RIESGO DE ABUSO Y EXPLOTACIÓN EN RELACIÓN CON LA EUTANASIA
Estos obstáculos pueden variar según las normas culturales, religiosas, éticas y legales de cada sociedad. Probablemente los más comunes sean, comenta, las consideraciones éticas y morales divergentes que pueden dificultar el consenso sobre la legalización, aspectos religiosos especialmente en comunidades donde la religión juega un papel significativo en la vida y la cultura.
A ello se suman las preocupaciones sobre el abuso y la vulnerabilidad: “Existen preocupaciones legítimas sobre el riesgo de abuso y explotación en relación con la eutanasia, especialmente en casos donde los pacientes puedan sentirse presionados a optar por la eutanasia debido a factores como la carga financiera, la falta de acceso a cuidados paliativos adecuados o la percepción de ser una carga para otros”.
El desarrollo de alternativas de cuidados paliativos también es un obstáculo, comenta Salazar Trujillo: “Algunos argumentan que la promoción y el desarrollo de alternativas de cuidados paliativos de calidad podrían reducir la demanda de eutanasia. Sin embargo, el acceso a cuidados paliativos de calidad puede ser limitado en algunos lugares, lo que deja a las personas con enfermedades terminales sin opciones adecuadas para aliviar su sufrimiento”.
LA LEGALIZACIÓN DE LA EUTANASIA IMPLICA LEYES Y POLÍTICAS COMPLEJAS
La especialista añade las dificultades legales y políticas. Explica que la legalización de la eutanasia implica la formulación de leyes y políticas complejas que aborden cuestiones relacionadas con el consentimiento informado, la capacidad mental, los criterios de elegibilidad, los procedimientos de aplicación y la supervisión. Establecer un marco legal y político claro y efectivo puede ser un desafío en muchos países.
“La aceptación pública de la eutanasia puede variar según la cultura y las actitudes sociales predominantes —concluye Nayely Salazar—. En algunos lugares puede que sean necesarios cambios significativos en las actitudes y valores sociales para que la eutanasia sea aceptada y legalizada. Superar estos obstáculos requiere un diálogo abierto y continuo entre múltiples partes interesadas y una cuidadosa consideración de los derechos y valores fundamentales involucrados”. N