“El negocio Solo para Gorditos, más que un pequeño taller de ropa talla extra, es un gran laboratorio de confecciones donde se conjuga la capacidad de escuchar, de leer el cuerpo, los conocimientos de las telas, los trazos y, sobre todo, la empatía con las personas que acuden a nosotros y la voluntad de servir”, comenta a Newsweek en Español Velia Espejel Rodríguez, dueña de un taller donde las personas de talla 50, 60, 70 y más pueden conseguir una prenda creada a la medida, y por supuesto, del color, diseño y tipo de tela que gusten.
Al entrar en el taller de Velia existe la impresión de que se entra en la casa de un gigante. Sobre los colgadores hay camisas, chamarras, pantalones y playeras de tamaño realmente extraordinario.
Confeccionar ropa talla extra es literalmente un trabajo descomunal: significa elaborar, por ejemplo, un pantalón cuya circunferencia de cintura es de por lo menos 170 centímetros. Para darnos una idea, 170 centímetros es la estatura media de los varones en México. Además, con esta medida de circunferencia se obtiene un pantalón casi cuadrado, pues el ancho de la cintura muchas veces es similar al largo de las piernas.
Velia abrió su taller en 1989 en la colonia Álamos de la Ciudad de México. Hace más de 30 años muy pocas tiendas ofrecían ropa a personas de tallas grandes necesitadas de lo indispensable: una camisa, un pantalón, una playera que les quedara, que les cerrara.
Ella y su esposo, Alejandro Gerardo Tejeda Álvarez, decidieron emprender un negocio donde las personas de tallas grandes —superiores a 40— pudieran conseguir no solamente algo que “les quedara”, sino que les gustara. Iniciaron con la compra y venta de camisas. Poco a poco la gente comenzó a interesarse en acudir a su pequeña tienda. Sin embargo, un par de años más tarde los proveedores de Velia ya no podían surtirle los pedidos que cada vez eran más grandes.
Así, Velia y Alejandro iniciaron la confección de las prendas. Comenzaron confeccionando camisas y pantalones, empero, a lo largo de estos 35 años Solo para Gorditos ha entregado camisas, rompevientos, trajes de baño, guayaberas, ropa interior, playeras, abrigos y hasta un enorme traje de Santaclós.
“Hay personas que vienen aquí a que les confeccionemos camisas talla 3X —equivalente a 130 centímetros—. Una prenda así, aquí en México en ningún lado la encuentras. Además, con el tiempo las tallas que piden son cada vez más grandes. Nos han pedido pantalones con una cintura de hasta más de 200 centímetros”, explica Velia Espejel.
“Véame, vengo vestido con un diseño de Velia Espejel”, le dice un cliente sonriendo al entrar en el taller de la mujer que confecciona, pero también crea diseños únicos y sugiere colores a quienes acuden a ella.
SOLO PARA GORDITOS, CONFECCIONES DE TALLA EXTRA QUE LE HAN DEJADO A VELIA UNA CASCADA DE HISTORIAS
Velia sonríe mientras recuerda que hace apenas unas semanas llegó a su negocio un hombre extranjero para solicitarle la confección de una camisa. “Leí su cuerpo, sabía que necesitaba usar más tela de adelante para que cuando alzara el brazo lo hiciera con tranquilidad de no mostrar la piel del estómago. Se trata de cuidar al cliente”.
El día que el hombre volvió y se midió a prenda, dijo: “¡Me queda como un guante! Nunca he conseguido que en Irlanda me hagan una camisa a la medida”. Velia sonrió emocionada y con satisfacción de haber ayudado a un cliente más “porque pareciera que al mercado de la ropa de talla extra más allá de la 40 nadie le pone atención”, añade.
Ha habido momentos, comenta Velia, que llegan clientes que buscan una camisa talla 50, 60 o más y que las tiendas departamentales les recomendaron acudir a su taller. “Me dicen: me caso en tres días y no tengo camisa. Nosotros buscamos el tiempo como sea para poder entregarles la prenda a su medida y a su gusto para su momento especial, siempre tratamos de resolverles el problema”.
En México es difícil que las personas tallas extra consigan una prenda a medida. “Y cuando llegan a conseguirlas es algo que no les gusta, pero les queda y se aguantan. Aquí no, aquí se confecciona a medida, en color y diseño que ellos quieran, de eso se trata mi trabajo”, dice Velia.
Solo para Gorditos le ha dejado a Velia una cascada de historias, afirma. Como el día que confeccionó una faja. “Hace muchos años vino un médico. Entró al negocio y me dijo: ‘Ustedes son mi última opción. Necesito una faja para mi papá’. Pensé que no íbamos a lograrlo porque para las fajas se necesitan telas especiales. El padre del médico estaba en una etapa terminal. Necesitaban la prenda para darle un poco de calidad de vida en sus últimos días, nos explicó. Ideamos hacer la pieza con tela de gabardina algodón, se confeccionó y entregó. Él se fue muy contento”.
En otra ocasión el ingenio de Velia fue nuevamente puesto a prueba con la hechura de un suspensorio. “La persona lo necesitaba y no sé si ese tipo de piezas las hacen en otros lados, pero en mi caso investigué arduamente para conseguir hacerlo calculando las medidas. Lo hago porque tengo muchas ganas de servir y resolver necesidades, para mí eso es muy importante”.
El negocio de Velia, y ella misma, han pasado por distintas etapas. Alejandro falleció hace 13 años y, desde hace seis, el hijo de ambos, Andrés, de 22, es quien confecciona la ropa junto a Velia.
“Sirviendo, observando las necesidades que necesita la persona en cada prenda, leyendo el cuerpo y atendiendo hasta el más mínimo detalle, así se crean las sonrisas de satisfacción de los clientes cuando reciben la ropa a su gusto”, concluye la diseñadora. N