Es posible que los científicos finalmente hayan descubierto qué causa las náuseas matutinas durante el embarazo y, a la vez, tengan la posibilidad de ofrecer esperanza a millones de mujeres.
Aproximadamente 70 por ciento de las mujeres embarazadas se ven afectadas por episodios de náuseas y vómitos, que pueden comenzar tan pronto como a las cuatro semanas de embarazo.
“Esto es angustioso e inconveniente e interfiere con la funcionalidad laboral, familiar y los contextos sociales en una gran proporción de aquellas [que lo experimentan]”, dice a Newsweek Stephen O’Rahilly, profesor de bioquímica clínica y medicina en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido.
Continúa: “Las náuseas matutinas son un término antiguo, inexacto e inútil, ya que la mayoría de las mujeres se sienten enfermas todo el día. En aproximadamente 1 o 2 por ciento de las mujeres embarazadas, las náuseas y los vómitos son tan intensos que la mujer no puede mantenerse hidratada y necesita ir al hospital para recibir líquidos intravenosos.
“Este extremo grave del espectro se llama hiperemesis gravídica. Sin dicho tratamiento de reanimación, que también incluye vitaminas esenciales, esta afección puede ser mortal“, añade O’Rahilly.
En países como Estados Unidos esta afección es la principal causa de hospitalización durante las primeras etapas del embarazo y la segunda durante el embarazo en general. Claramente, los vómitos y las náuseas durante el embarazo no son una condición trivial. Y, sin embargo, explica O’Rahilly, a las mujeres con frecuencia se les dice que todo está “en su cabeza”.
LA POSIBLE CULPABLE DE LAS NÁUSEAS EN EL EMBARAZO SE LLAMA GDF15
“No se les proporciona información precisa sobre lo que realmente está sucediendo”, añade el científico. “Comprender la causa con mayor profundidad conducirá al desarrollo de formas seguras y exitosas de tratar y prevenir la afección”.
En un estudio reciente, publicado en la revista científica Nature, O’Rahilly y su equipo identificaron a una posible culpable de esta condición debilitante: se trata de una hormona llamada factor de diferenciación del crecimiento 15, o GDF15. Anteriormente, la hormona se había vinculado con las náuseas y los vómitos durante el embarazo, pero aún es un misterio saber exactamente cómo contribuye a estos efectos.
En su estudio, los miembros del equipo pudieron rastrear los orígenes de estos niveles elevados de hormonas en la sangre de la madre. “El GDF15 es producido por el componente fetal de la placenta y, a medida que la placenta crece, se produce más”, explica O’Rahilly.
El profesor de la Universidad de Cambridge continúa al respecto: “Por primera vez, establecimos de forma segura, utilizando inmunoensayos bien validados y muestras de gran tamaño, que los niveles de GDF15 en la sangre materna son significativamente más altos en mujeres que reportan vómitos durante el embarazo o tienen un diagnóstico de hiperemesis gravídica, en comparación con mujeres que reportan niveles bajos o nulos de náuseas o vómitos”.
Sin embargo, no todas las personas con niveles más altos de GDF15 experimentan los mismos síntomas, y las mujeres con una afección llamada beta-talasemia, que causa niveles crónicamente altos de GDF15, informaron niveles muy bajos de vómitos y náuseas durante el embarazo.
¿CÓMO ACTÚA LA HORMONA GDF15 EN LAS MUJERES EMBARAZADAS?
“El factor más importante es qué tan bajos son los niveles de GDF15 de la madre antes de quedar embarazada”, aclara O’Rahilly. “Si son muy bajos, entonces el shock de estar expuesto a un nivel alto de GDF15 proveniente del feto causa los síntomas más graves”.
En otras palabras, la sensibilidad de una madre a esta hormona está determinada, al menos en parte, por su exposición a ella antes del embarazo. Sin embargo, el motivo exacto por el que evolucionaron estas náuseas inducidas por hormonas sigue dejando a muchos con dudas.
“La alta expresión de GDF15 en la placenta parece ser un fenómeno restringido a ciertas especies superiores, incluidos los primates”, menciona Stephen O’Rahilly. “Nuestra hipótesis es que esto evolucionó para enviar una señal al cerebro de la madre al comienzo del embarazo que la hiciera reacia a ingerir alimentos que tenían un mayor riesgo de contener [sustancias químicas que pueden alterar el embrión] u organismos infecciosos.
Explica que más de 90 por ciento de las mujeres describen evitar alimentos y bebidas específicos al comienzo del embarazo, con mayor frecuencia, carne y bebidas que contienen alcaloides.
“Aunque no hemos demostrado esto, parece probable que la GDF15 esté involucrada en la señalización de tales aversiones”, dice el investigador. Agrega que ello habría sido fundamental para las posibilidades de supervivencia de la descendencia (y también de la madre, que está inmunodeprimida al comienzo del embarazo y, por lo tanto, es más susceptible a las infecciones) durante la mayor parte de nuestra evolución, cuando éramos en gran medida cazadores-recolectores.
“CAUSA MÁS PROBLEMAS DE LOS QUE VALE”
Pero, en la era moderna de producción segura de alimentos, al menos en los países desarrollados, “un sistema de señalización de este tipo puede considerarse redundante”, afirma.
“Por lo tanto, la producción placentaria de GDF15 puede ser el equivalente endocrino del apéndice, una parte de la biología humana que dejó de ser necesaria y ahora nos causa más problemas de los que vale”, menciona O’Rahilly.
Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para tratamientos futuros para mujeres embarazadas que padecen estos síntomas, especialmente aquellas con hiperemesis gravídica.
“Es muy probable que bloquear la acción de GDF15 en su receptor en la madre sea muy eficaz para reducir los síntomas”, explica el profesor. “Nuestros datos [también] sugieren tentativamente que duplicar los niveles de GDF15 antes del embarazo reduciría el riesgo [de hiperemesis gravídica] en un 50 por ciento.
Dice que la Metformina, un medicamento ampliamente utilizado, que se administra a personas con diabetes desde hace más de cinco años, aumenta los niveles de GDF15 de dos a tres veces y se usa con frecuencia durante el embarazo en muchos países.
“Actualmente se están planeando ensayos clínicos de dicha intervención, en asociación con grupos dirigidos por pacientes”, añade.
Si tú o alguien que conoces está luchando contra estos síntomas, O’Rahilly tiene algunos consejos importantes: “Si los síntomas son incapacitantes, entonces busca atención médica. Hay medicamentos que pueden ayudar, al menos parcialmente. No te dejes engañar por quien te diga que ‘comas poco y con frecuencia’ o ‘prueba el jengibre’. Estos simplemente no funcionan”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)