A unos 2,000 kilómetros del frente ucraniano, un grupo de mujeres se entrena en el uso de fusiles kaláshnikov bajo las órdenes de un instructor militar. Su objetivo: estar preparadas para “defender” a Rusia.
Cuando el presidente Vladimir Putin decretó en septiembre de 2022 la movilización de cientos de miles de civiles para combatir en Ucrania, Olga Smetanina decidió crear una estructura para formar también a las mujeres en su ciudad, Ekaterimburgo, en los montes Urales. Fue así como nació la “Guardia Femenina de los Urales”.
Vestida con uniforme militar y una gorra con una “Z”, símbolo del apoyo a la ofensiva militar rusa contra Ucrania, la mujer de 36 años considera su iniciativa como un deber, con los hombres yendo al frente.
“Nos dijimos que si un día —¡Dios nos ampare!— hay un ataque, un peligro cualquiera para la población, los ciudadanos, los ancianos, deberíamos aprender a defendernos”, explica a la AFP.
La mujer afirma que su idea tuvo un éxito instantáneo. A finales de 2022, su oenegé había formado a medio centenar de mujeres al uso de armas, a la medicina táctica, a la autodefensa y al uso de drones. Un segundo grupo está siendo formado.
En total, su formación paramilitar dura dos meses. Smetanina cuenta que su primer grupo de estudiantes tuvo “muy buenos” resultados, “casi idénticos” a los de los hombres.
Anastasia Gubankova, de 41 años, conoce bien el ejército. Su marido y su padre eran oficiales. Sigue esta formación por patriotismo y para estar lista a todo lo que pueda pasar.
“Por supuesto espero no tener que aplicar (lo que estoy aprendiendo), pero si debo hacerlo lo haré”, asegura esta mujer que trabaja como responsable de compra en una escuela. Ya ha participado a dos clases de autodefensa y a otras dos de uso de armas.
ENTRENADAS PARA DISPARAR
En su familia, enrolarse es una evidencia, y seguir esta formación le permite entender mejor a los hombres de su familia, dice. Su hijo, un estudiante de 19 años, también prevé enrolarse en el ejército.
“Algo que dijo me impresionó: ‘No podría vivir con la idea de traicionar a mi abuelo que fue a la guerra por mí’, cuenta, luciendo una gran “Z” en su suéter de camuflaje.
La mujer apoya sin vacilar la ofensiva contra Ucrania. Como las otras mujeres de su grupo escucha muy concentrada al instructor; desmonta una kaláshnikov y se entrena a disparar.
“Debería incluso haber comenzado antes”, estima.
Como las otras mujeres de su grupo escucha muy concentrada al instructor; desmonta una kaláshnikov y se entrena a disparar. Algunas mujeres hasta encuentran tiempo para peinarse antes de tomarse una selfi con un fusil de asalto en mano.
Con su maquillaje impecable, una manicura elaborada y sus ondas rubias que caen en cascada sobre sus hombros, Smetanina cuenta que sufrió críticas por asumir su feminidad durante los entrenamientos paramilitares.
“Incluso con un arma en mano, con un lanzagranadas o un mortero sigo siendo una mujer”, dice.
UN CENTRO PARA EL DESARROLLO DEL PATRIOTISMO EN RUSIA
El instructor a cargo de las clases de medicina táctica estima que el programa corresponde “en general” a lo que un soldado en el frente debe saber. Y las estudiantes son aplicadas, asegura.
“Al principio era bastante escéptico, pero luego me di cuenta de que estaba equivocado. Son una auténtica guardia femenina”, dice el joven, identificándose con su nombre de guerra, “Zulú”.
Smetanina quiere ahora ir más lejos. Tiene en mente fundar un “Centro Generación Z, un centro para el desarrollo del patriotismo”.
“Será para las mujeres, los hombres, los adolescentes”, dice.
“Ahora hay una operación militar (en Ucrania). No sabemos lo que habrá en un año, dos años, diez años. Pase lo que pase, sabremos utilizar un arma”, dice. N
(Con información de AFP)