Después de que una serpiente mordiera su labio, una niña de dos años reaccionó a la agresión matando al reptil a mordidas.
Oriunda de la aldea de Kantar, cerca de Bingol, Turquía, la pequeña sufrió el ataque el 10 de agosto. Según informes mediáticos, los vecinos la oyeron gritar cuando la serpiente la atacó en el patio trasero de su casa.
Al llegar al lugar, encontraron que la niña de dos años no solo tenía las heridas de los colmillos en el labio inferior, sino que, además, sujetaba con los dientes a su agresor: una serpiente de 50 centímetros de largo.
El reptil murió poco después a resultas de los mordiscos de la niña, a quien llevaron al Hospital Materno Infantil de Bingol para tratar sus lesiones. Concluidas las primeras 24 horas del periodo de observación, los médicos determinaron que la menor estaba evolucionando bien.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que, dado que su masa corporal es mucho menor que la de los adultos, los niños son más vulnerables a la ponzoña de las serpientes.
Según la especie de que se trate, el veneno de los ofidios puede contener neurotoxinas, las cuales interfieren con la conducción de los impulsos nerviosos. O bien, hematotoxinas, proteínas tóxicas que destruyen los glóbulos rojos y alteran la coagulación sanguínea.
Por lo anterior, los efectos de una mordida de serpiente pueden abarcar desde parálisis y hemorragia hasta fallo orgánico y daño tisular.
Hasta el momento se desconoce la especie reptiliana que ocasionó el incidente. De las 45 especies de serpientes endémicas de Turquía, solo 12 son venenosas.
NIÑA VIVA, SERPIENTE MUERTA
Y dado que la niña no ha presentado complicaciones, es probable que tuviera la fortuna de que su agresor fuera una serpiente no venenosa.
“Los vecinos me dijeron que mi hija había cogido una serpiente con la mano y que jugaba con el animal cuando este la mordió”, informó Mehmet Ercan, padre de la menor, quien, según fuentes mediáticas, se encontraba trabajando cuando ocurrió el ataque. “Así que la reacción [de la niña] fue morderla también”.
Según cálculos de la OMS, cada año unos 5.4 millones de personas son víctimas de mordeduras de serpiente. Y de estos incidentes, 2.7 millones se deben a especies venenosas.
Entre 81,000 y 138,000 personas mueren anualmente a resultas de mordidas de serpientes ponzoñosas. Sin embargo, la cifra de individuos que desarrollan secuelas derivadas del veneno (como parálisis permanente o incluso amputación) es tres veces más elevada.
A decir del Centro Nacional de Información sobre Pesticidas de Estados Unidos (NPIC), las autoridades turcas notificaron de 550 víctimas de mordedura de serpiente durante el periodo de 1995 a 2004.
Alrededor de 24.3 por ciento de los ataques ocurrió en junio —mes en que estos incidentes son más comunes—, en tanto que las regiones con mayor incidencia de casos fueron Anatolia Central y las inmediaciones de los mares de Mármara y Negro.
El tratamiento de las mordeduras de serpiente consiste en administrar un antiveneno, muchas veces preparado con la toxina de la especie específica.
Pese a ello, la producción de antivenenos es muy limitada, ya que contados países tienen la capacidad para obtener toxinas de buena calidad que permitan sintetizar antivenenos eficaces. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).