La población mundial ha luchado contra más de una enfermedad, más de un virus, más de una bacteria. A través de los años se han descubierto diversas curas, métodos y remedios para los padecimientos nuevos que mutan con el tiempo, como las gripes y otras enfermedades respiratorias. Al momento, la pandemia de SARS-CoV-2 es una de ellas y la atención de todas las autoridades sanitarias y médicas se encuentran luchando para erradicarla.
Sin embargo, esta contienda ha hecho que las investigaciones se alejen de otras situaciones de urgencia, las cuales se han quedado rezagadas en cuanto a estudios y tratamiento, como es el caso del VIH.
El virus de inmunodeficiencia humana es una infección de transmisión sexual, aunque también se puede contagiar por medio de sangre infectada o de madres a bebés durante el embarazo, así como el nacimiento y la lactancia materna. Si la enfermedad no es tratada con los medicamentos adecuados puede evolucionar y convertirse en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), cuya etapa final ocurre cuando el sistema inmune ya se encuentra muy dañado debido al VIH.
Llamada la gran primera pandemia contemporánea, el VIH lleva aproximadamente 40 años esparciéndose. Aunque no existe una cura para el síndrome, la Organización de las Naciones Unidas está coordinando todas sus capacidades para que el virus pueda eliminarse en 2030. El virus, hasta ahora, tienen un registro de mortalidad de más de 35 millones de personas. No obstante, estos esfuerzos se han rezagado debido al covid-19.
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En el primer año de la pandemia, cerca de 40 países registraron descensos en las pruebas de detección del síndrome, un elemento importante para evitar que el virus se contagie. De acuerdo con el Programa Conjunto de la ONU sobre el VIH Sida (Onusida), esta década podrían contabilizarse otros 7.7 millones de fallecimientos si no se retoman y aceleran las medidas de prevención y erradicación.
Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Onusida, explica que “no se trata de elegir entre acabar con la pandemia del sida o prepararse para otras: hay que conseguir ambas cosas, es la única receta para el éxito, pero no estamos cerca de lograr ninguna de ellas”.
En México, las estrategias para enfrentar el virus estaban dentro de la agenda con un plazo de metas de 2020 a 2025, pero el objetivo ha sido aplazado para 2030. Roberto Vázquez Campuzano, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que “no empeoró el VIH con el covid-19, tenemos registrados 320,000 casos en nuestro país; en 2020 hubo poco más de 9,000 procesos nuevos y en lo que va de 2021 contamos con 6,500 casos más”.
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El experto añade: “Tenemos que hacernos la prueba, estar conscientes de que la transmisión se da por vía sexual, sanguínea o perinatal, estar atentos de nuestro riesgo. Y si salimos positivos solicitar nuestro acceso a tratamiento retroviral”.
También integrante del Comité de Expertos para el Diagnóstico del VIH, Vázquez Campuzano menciona que una vacuna contra el VIH sería un paso fundamental en la prevención de su transmisión, ya que la producción de reactivos y demás estrategias han fracasado en su erradicación.
Llamado Proyecto Mosaico, nombre denominado para la vacuna, utiliza distintos antígenos combinados del virus. De acuerdo con el experto, la sustancia se ha probado en diversos países entre los que se encuentra México, los cuales se hallan en la fase 3 y deben desarrollarse por mínimo otros dos o tres años.
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“Teníamos mucho tiempo sin una vacuna en fase tres. La última en esta etapa fue aproximadamente en 2009 y no funcionó; ahora tenemos esperanzas de que en esta ocasión se pueda llegar a producir la inmunidad que esperamos”, compartió.
En el caso de los infantes, los contagios perinatales en México han disminuido en 97 por ciento al momento. Por otro lado, las infecciones en mujeres han aumentado de forma considerable.
Roberto Vázquez concluye: “La infección en mujeres ha ido ganando terreno y se debe también al tipo de transmisión. Cuando se descubrió el virus decían que los factores de riesgo eran la homosexualidad, la hemofilia y el uso de drogas inyectadas; empero, la transmisión sexual entre heterosexuales ha vuelto a ganar mucho terreno”. N