Estamos en la víspera del fin del año. Ese día todos celebramos y a las 12 hay brindis y abrazos por el año que comienza. Pero, de entre los que celebramos, pocos saben los porqués de la celebración. Al leer esto ustedes me dirán que porque es año nuevo… ¡Claro! Pero… ¿Por qué comienza el año el 1 de enero? ¿Y por qué dura 365 días? ¿Por qué tiene 12 meses? ¿Por qué termina en diciembre? y si le seguimos, hay una lista larga de porqués. Los invito a que me acompañen a responder algunos de ellos.
Comencemos por la definición elemental de año: un año es el tiempo que tarda la tierra en completar una vuelta alrededor del sol; pero esto que parece tan sencillo no lo es, pues la vuelta en cuestión se puede medir de varias formas. Las tres formas más comunes del año son: sidéreo, trópico y anomalístico. Estas dependen de la referencia que se considere para medir el ciclo orbital.
El sidéreo considera una estrella como referencia para determinar el año. La luz del sol, conforme la tierra avanza en su órbita, hace que las estrellas desaparezcan del cielo nocturno. El año sidéreo considera una estrella en el firmamento. En determinado día esta desaparece y cada vez que vuelve aparecer comienza un año.
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El anomalístico considera la órbita terrestre, que es elíptica; en esta hay un momento en el que la tierra está más lejos del sol, a este se le llama afelio1, y un momento en que la tierra está más cerca, llamado perihelio, por lo regular se toma el perihelio para determinar el ciclo anual.
El año tropical, que es el que nos gobierna, tiene como base la inclinación de la tierra con respecto al plano de la órbita solar. El eje de rotación terrestre forma un ángulo de 23º con respecto a este plano y es la causa de los cambios estacionales. Estos son determinados por los equinoccios que son dos; el de primavera y el de otoño suceden cuando el día y la noche duran el mismo tiempo; y en los solsticios, que también son dos, el de verano y el de invierno, en el de verano se tiene el día más largo del año y en el de invierno, el día más corto. Varios calendarios como el inca y el persa comienzan en alguno de ellos. Pero si bien estos eventos solares marcan el principio y final del ciclo orbital, nuestro calendario no comienza en ninguno de ellos.
Nuestro calendario es el gregoriano y comienza el 1 de enero por razones políticas. Para entenderlas es necesario establecer el pedigrí del calendario gregoriano. Este es hijo del calendario juliano, nieto del calendario romano republicano y bisnieto del calendario romano.
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El calendario romano era de diez meses lunares y comenzaba en marzo. Si ustedes cuentan los meses de marzo a diciembre verán que son diez. Los romanos eran un pueblo guerrero y las campañas militares comenzaban en martius (marzo), al que seguían aprilis, maius y junius; luego venían los meses por el orden correspondiente; al quinto se le llamaba quinctilis, seguido de sextilis, september, october, november y december. Este año duraba 304 días. Aquí cabe preguntar: ¿cómo pasaron el principio a enero?
Las campañas militares comenzaban en primavera, pues esto era una ventaja para los ejércitos romanos, y con un calendario de 304 días había dos inconvenientes; el primero, que cada quien interpretaba el principio primaveral de acuerdo con su conveniencia, y el segundo, que los romanos se hacían unos camotes pavorosos para saber cuándo comenzaba la primavera, ya que al calendario le faltaban 61 días para que cuadrara la cuenta.
JANUARIUS Y FEBRUARIUS
Para resolver el problema, entre el año 700 a. C. y el 600 a. C., el rey de Roma, Numa Pompilio, instauró un año con 12 meses. Los meses en cuestión fueron el mes de Jano, januarius, el dios de los principios y los finales, y el mes de februarius o mes de las purificaciones. Este año duraba 355 días, diez menos que el actual.
Sin embargo, los romanos seguían sufriendo para determinar las fechas estacionales. Pues si bien este calendario estaba fuera de fase por diez días y cuarto cuando se acumulaban tres años, el desfase era de un mes y así sucesivamente.
Para atenuar este problema, Numa Pompilio ordena que se inserten 22 o 23 días cada dos años. Con lo que la cuenta se nivela más. El promedio anual queda en 366.25 días y el desfasamiento continúa presentándose, aunque ahora en periodos más largos. El año nuevo se sigue celebrando en marzo y januarius y februarius quedan como el undécimo y duodécimo mes.
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El nombramiento de los cónsules romanos se daba en marzo —por obvias razones—, pero en el año 153 a. C., en la segunda guerra celtíbera, el Senado adelantó la fecha del nombramiento para poder movilizar a los ejércitos y colocarlos en las posiciones estratégicas, con tiempo, para comenzar las batallas en primavera.
A partir de entonces el año romano comenzó en enero.
Finalmente, Julio César adoptó un calendario sideral que trajo de Alejandría. Cleopatra fue quien lo introdujo en las ventajas de este calendario y César lo adoptó de inmediato. Este tiene 365 días y cada cuatro años añade uno, por lo que es de 366 días, con esto se obtiene un calendario que en promedio da 365 días y resulta muy útil para el cómputo estacional.
El calendario toma en cuenta equinoccios y solsticios. César deseaba que el año comenzara en el equinoccio o en alguno de los solsticios, pero el Senado romano, como vimos, desde el 153 a. C. comenzaba la planeación estratégica militar en enero, y esto resultaba conveniente. César lo entendió y el principio del año se quedó en enero.
Sin embargo, este año de 365 días y un cuarto se desfasa.
Verán: el año tropical dura 365.2421 días2 (365 días, 5 horas, 48 minutos, y 37 segundos con 44 centésimas de segundo). Si lo comparamos con 365 días y 6 horas, que es el equivalente a 365 días, hay una diferencia de 11 minutos, 22 segundos con 56/100 de segundo; que en 1,300 años nos dará un desfase de un poco más de diez días, por lo que el papa Gregorio crea el calendario gregoriano… pero esa… esa es otra historia.
Quedémonos, pues, con que el año comienza en enero a causa de la 2ª Guerra Celtíbera que obligó al Senado romano a adelantar el nombramiento de cónsules y con ello el principio del año a enero (Januarius) por razones estratégicas; que el año dura 365 días, porque son los que caben en un ciclo trópico que dura aproximadamente 365 días, 5 horas, 48 minutos, 37 segundos con 44 centésimas de segundo3; que tiene 12 meses porque es el número entero de meses lunares que caben en un ciclo trópico, y que termina en diciembre porque el primer calendario romano era de 10 meses y terminaba en diciembre. Además, y aunque esto es una perogrullada, no es cosa menor, porque comienza en enero y el mes anterior es diciembre.
De modo que para la noche del 31 ya sabemos los qué y los porqués de la celebración. Esto puede ser tema de conversación en la fiesta de año nuevo, y si no se acuerdan que les valga una chirimoya e igual brinden, abrácense y disfruten el jolgorio que el 31 comienza el resto de la vida, y como buenos mexicanos vamos a hacer del resto de la vida una fiesta.
Un feliz y venturoso año 2020 para todos.
VAGÓN DE CABÚS
El 2020 será año bisiesto, por ello febrero tendrá 29 días. El calendario gregoriano tiene tres tipos de año común, bisiesto y secular.
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- Afelio es una grafía que proviene de las raíces griegas apó, lejos, y helios, sol.
- Fuente: Casanova, Salvador; La maravillosa historia del tiempo, 2ª Ed., CDMX, Ed Horizontum, 2019, pp. 56.
- Esta cantidad varía ligeramente año con año, pues las mareas, los huracanes y los temblores, entre otras variables, ocasionan perturbaciones en el movimiento de rotación de la tierra.
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El autor es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias.