Varios miles de indígenas y campesinos de Ecuador comenzaron a marchar este miércoles en Quito contra el ajuste económico del gobierno pactado con el FMI y bajo un fuerte dispositivo de las fuerzas de seguridad.
La esperada marcha de los indígenas avanza por las calles de una ciudad militarizada y semiparalizada, tras el caos y disturbios de la última semana.
Mujeres con palos van al frente de la movilización que exige al gobierno desistir de la medida que eliminó los subsidios de gasolina y provocó el consecuente aumento de los precios.
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El presidente Moreno sigue el minuto a minuto de la crisis desde Guayaquil, adonde trasladó la sede del gobierno el lunes ante el acoso de los indígenas que iban llegando a Quito desde el interior.
A la marcha de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) se anticipó otra de trabajadores y estudiantes, que con banderas de la izquierda chocaban contra uniformados a unas cuantas cuadras de la desocupada casa presidencial.
“Queremos que esas medidas se deroguen para dar tranquilidad al pueblo”, dijo a la AFP el dirigente César García, de 52 años.
Choques con la policía
Grupos de manifestantes en Quito chocaron con la policía en el marco de las protestas que encabezan este miércoles los indígenas contra los ajustes económicos del gobierno de Lenín Moreno, que precipitaron el alza de los combustibles.
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Un contingente de indígenas avanza en dirección al centro de la ciudad donde está la desocupada sede presidencial, mientras más adelante focos de trabajadores y estudiantes se enfrentaron a piedra con la policía, que respondió con gases lacrimógenos, según observaron periodistas de la AFP.
Acercamientos
El presidente Lenín Moreno abrió la puerta del diálogo con la mediación de la ONU y la Iglesia católica, tras una nueva jornada de caos que incluyó el martes el breve asalto a la desocupada sede del Parlamento cuyas actividades habían sido suspendidas desde temprano.
“Ya hemos tenido los acercamientos respectivos; hemos conversado con algunos de sus dirigentes”, dijo el mandatario en la víspera de la gran marcha indígena sobre Quito, una ciudad militarizada y semiparalizada por las manifestaciones.
Sin embargo, la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) no da su brazo a torcer.
Miles de sus militantes se concentran en la capital antes de sumar fuerzas con sindicatos y estudiantes en rechazo a la eliminación de los subsidios de los combustibles dispuesta por el gobierno el 2 de octubre.
La impopular medida, que disparó los precios del diésel y la gasolina hasta en 123%, forma parte de un programa de préstamos pactado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que alcanza los 4.203 millones de dólares destinados a cubrir déficit.