El presidente de la Federación Búlgara de Futbol, Borislav Mihaylov, dimitió este martes en medio de tensiones internacionales por los gritos y gestos racistas de los aficionados del país hacia futbolistas ingleses en un partido.
Durante el partido entre Bulgaria e Inglaterra, realizado el lunes en el estadio Vasil-Levski de Sofía, algunos asistentes hicieron saludos nazis e imitaron el grito de los monos ante la presencia de los jugadores ingleses de raza negra Tyrone Mings, Marcus Rashford y Raheem Sterling.
El encuentro clasificatorio para la Eurocopa-2020 tuvo que ser interrumpido en dos ocasiones debido a los insultos racistas, aunque resultó en una victoria de los ingleses de 6-0.
Tras el partido, Mihaylov no reaccionó ni a la derrota ni denunció los gritos racistas o los saludos nazis que mancharon el encuentro, abandonando el estadio antes del final del partido.
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Pero este martes fue el propio primer ministro búlgaro, Boiko Borissov, quien reclamó su cabeza con la amenaza de romper cualquier vínculo con la federación, incluido el financiero, por esta “vergonzosa derrota”.
“Es inadmisible que Bulgaria, uno de los países más tolerantes, esté asociado al racismo y a la xenofobia, cuando personas de etnias y religiones diferentes viven aquí en paz”, escribió en su página de Facebook el jefe del gobierno.
La fiscalía búlgara anunció este martes que llevó a cabo un registro en la sede de la federación sin más detalles, por lo que se desconoce por el momento si esta acción está relacionada con lo sucedido el lunes.
La radio pública indicó que cinco responsables federativos fueron trasladados a comisaría para ser interrogados por una investigación iniciada hace meses por sospechas de partidos trucados.
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Sanciones duras
Las reacciones a lo ocurrido fueron muy contundentes en Inglaterra y van dirigidas directamente a la UEFA.
El primer ministro británico, Boris Johnson, calificó de “infames” los gritos racistas y pidió a la UEFA sanciones más duras: “Esta mancha en el futbol no está siendo tratada adecuadamente (…) El racismo y la discriminación deben desaparecer del futbol de una vez por todas”.
Bajo presión por lo sucedido, el presidente de la UEFA, el esloveno Aleksander Ceferin, instó a “la familia del futbol” a “trabajar con los gobiernos y las ONG para declarar la guerra a los racistas”, precisando que la confederación europea aplica ya sanciones “de las más severas”.
Después, anunció de un proceso disciplinario contra Bulgaria por “comportamiento racista” y por los “cánticos y saludos nazis”.
En agosto, Kostiantyn Makhnovskyi, arquero ucraniano del FK Ventspils letón, fue sancionado con 10 partidos por “comportamiento racista” en un partido de la previa de la Europa League.
La Federación Inglesa (FA) denunció que no es la primera vez que sus jugadores “son atacados con este tipo de insultos”.
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Varios jugadores ingleses ya habían sufrido insultos racistas durante un partido de clasificación en Montenegro en marzo.
Tras la victoria del lunes, el seleccionador inglés Gareth Southgate destacó la “reactividad de los árbitros”. “El partido fue interrumpido en dos ocasiones, aunque sé que para algunos no será suficiente”.
Por su parte, el seleccionador de Bulgaria, Krasimir Balakov, aseguró que no había oído nada porque estaba concentrado en el partido.
“Si esto se demuestra, debemos disculparnos y avergonzarnos de que en Bulgaria ocurran estos actos racistas”, dijo. “Estoy totalmente a favor de sanciones estrictas en caso de que ocurrieran tales cosas. Pero esto tiene que ser probado, de lo contrario es especulación”, subrayó.
El grupo antirracista Kick It Out criticó que las autoridades permanecieran en el estadio tras los insultos y pidió sanciones más firmes.
“No puede haber más multas lamentables ni cortas prohibiciones de entrada a los estadios”, denunció. “Si la UEFA quiere combatir la discriminación (…) debe haber deducciones de puntos y expulsión de torneos”, añadió.
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Con información de AFP