Mick Jagger acaba de someterse a una operación del corazón, Ozzy Osbourne ha aplazado una gira por una caída, Pete Townshend está casi sordo. A medida que esas estrellas clásicas van envejeciendo surge una pregunta: ¿sobrevivirá el rock a su ocaso?
Es cierto que algunos grupos importantes como los Black Keys o los Killers, que acaban de volver a los estudios tras años de silencio, mantienen alto el estandarte del rock en el panorama musical actual.
Pero, según las cifras del gabinete especializado Nielsen Music, ningún representante del género figuraba en 2018 en el top 10 de los artistas más escuchados en internet, dominado por los grandes nombres del hip-hop y el R’n’B.
Hasta los organizadores de festivales, que le concedieron durante años un papel estelar, sitúan cada vez más el rock en los escenarios secundarios para abrirle más espacios al pop, el rap o la música electrónica.
Como símbolo de ese cambio, el mítico Woodstock, que celebrará en agosto sus 50 años con estrellas del rock clásico como Santana, John Fogerty, o la banda Canned Heat, ha recurrido este año a artistas de diversos géneros como el hip-hop de Jay-Z o el pop de Halsey o la estrella Miley Cyrus para atraer a un público más joven.
Dan Ozzi, crítico musical de la revista Vice, escribió en 2018 un artículo titulado “El rock ha muerto, gracias a Dios”, en el que afirmó que “el género [había] sido superado en todos los niveles, en materia de popularidad y rentabilidad, por el pop, el hip-hop y la música electrónica”.
Muchos miembros de la industria musical consideran los años 90 como el último periodo dorado del rock con grupos como Nirvana, The Smashing Pumpkins, The Red Hot Chili Peppers, Pearl Jam o Soundgarden.
Para Danny Goldberg, exmánager de Nirvana, el hip-hop se ajusta mejor a esta época y empezó a ocupar el lugar del rock a mediados de los 90.
“El hip-hop se ha convertido en el principal vector de expresión cultural de la juventud”, dice Goldberg, que ve en ese género “una forma de expresión artística evolutiva”.
– Un “estado de ánimo” –
Frente al pop y el hip-hop, el grupo de rock del momento, Greta Van Fleet, nominado en la categoría de mejor artista nuevo en los últimos premios Grammy, es considerado por numerosos críticos como una mala copia de Led Zeppelin, que rezuma nostalgia.
Jacqueline Warwick, especialista de la universidad canadiense de Dalhousie, cree que, aunque el rock se ha considerado mucho tiempo como lo propio de los artistas “serios”, ya no es el caso actualmente.
“El pop ha alcanzado la vanguardia de las expresiones creativas realmente interesantes e importantes”, explica. “Y el rock se ha convertido un poco en un dinosaurio”.
Pero para Deanna Adams, autora de libros sobre el tema, el “rock no es solamente el rock”, es también una cierta idea de la innovación que sobrevivirá tras la retirada de sus pioneros.
“Es doloroso ver como tantos artistas nos abandonan o enferman”, dice a la AFP. “Tememos perder una parte de nosotros cuando están enfermos. Y cuando mueren, lloramos por la pérdida de su música, los conciertos que ya no podremos ir a ver”.
“Eso también nos hace ser más conscientes de nuestra propia mortalidad”, afirma la sexagenaria, que considera que la influencia del rock sobre los demás géneros musicales le confiere una especie de inmortalidad.
“No habría metal, punk o hip-hop sin el rock”, afirma. “El rock no morirá nunca porque es una rama ancha y sólida en un árbol muy viejo y muy robusto”, opinó.
Algunas estrellas del hip-hop reivindican con orgullo la herencia que recibieron del rock. Para Ice Cube, uno de los miembros fundadores del grupo californiano N.W.A (Niggaz Wit Attitudes), el rock “no es ni siquiera un género musical”, es un “estado de ánimo”.
“El rock no consiste en conformarse con lo que se ha hecho antes, sino en trazar su propio camino en la música y en la vida”, declaró en 2016 cuando N.W.A -activo entre 1986 y 1991- entró en el “Hall of Fame” del rock.
(Con información de AFP).