Estados Unidos y Canadá deben superar algunos escollos antes de concluir con México la reformulación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que iniciaron hace un año.
Aquí los tres puntos de fricción entre Ottawa y Washington, cuya solución abriría la vía a una modernización del TLCAN vigente desde 1994.
Sector lácteo
El presidente estadounidense Donald Trump se ha quejado muchas veces sobre cómo Canadá trata a los productores lecheros estadounidenses, mientras que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se ha comprometido a defender la “gestión de la oferta” en el sector, actualmente excluido del TLCAN.
El gobierno canadiense controla la producción y el precio de la leche, los huevos y las aves de corral a través de cuotas anuales y aranceles de importación de hasta 275%.
El sistema implementado en la década de 1970 asegura ingresos estables y predecibles para los productores canadienses, y aunque sigue siendo un motivo de tensión con su vecino, ha sobrevivido a varios intentos de desmantelarlo.
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Estados Unidos, que tiene un excedente lácteo, quiere un mayor acceso al mercado canadiense.
Ottawa podría ofrecer una mayor participación de su mercado a las importaciones estadounidenses, como lo hizo en las conversaciones con la Unión Europea para el Acuerdo Económico y Comercial Global (más conocido por su sigla en inglés, CETA).
Pero Trudeau podría pagar un precio muy alto, particularmente en Quebec, donde está gran parte de los productores lecheros del país.
Unas semanas antes de las elecciones legislativas en esa provincia, y un año antes de las elecciones legislativas federales, el primer ministro liberal de Quebec, Philippe Couillard, advirtió a Trudeau que enfrentaría “serias consecuencias políticas” si cedía en la gestión de la oferta.
Propiedad intelectual
Al anunciar un acuerdo de principio con México el lunes, Estados Unidos incluyó protecciones más estrictas para los derechos de propiedad intelectual, un tema que afecta especialmente al sector farmacéutico.
El acuerdo con México estipula específicamente la protección de patentes de medicamentos por un período de al menos 10 años, una disposición que Canadá resiste para proteger a su industria de medicamentos genéricos.
Además, Canadá subsidia sustancialmente el sector cultural, que incluye películas y libros, algo que Estados Unidos quiere cambiar.
Solución de controversias
El mecanismo de solución de disputas comerciales del TLCAN parece ser el tema más espinoso entre Estados Unidos, que quiere eliminarlo, y Canadá, que busca preservarlo.
El Capítulo 19 del TLCAN permite establecer tribunales binacionales independientes cuando un país se siente víctima de decisiones comerciales desleales por parte de otro, como la imposición de aranceles o de subsidios. Las decisiones de estos paneles son vinculantes.
Washington, que con frecuencia usa los aranceles antidumping y compensatorios en respuesta a reclamos de las empresas estadounidenses, argumenta que el Capítulo 19 socava las leyes estadounidenses y quiere sacarlo.
Pero Ottawa ha utilizado regularmente esta disposición para obligar a Estados Unidos a cumplir con sus compromisos, como ocurrió con la disputa sobre la madera blanda.
En 1987, Simon Reisman, el principal negociador de Canadá para un acuerdo comercial con Estados Unidos, precursor del TLCAN, abandonó la mesa por el tema de las políticas antidumping. Desde el inicio de la renegociación del TLCAN, Freeland se pronunció a favor de los mecanismos “fuertes” de solución de controversias.
México también se ha opuesto a la eliminación del Capítulo 19, pero tenía problemas más apremiantes con Estados Unidos, en particular vinculados a la industria automotriz, clave para su economía.
“Canadá participará en la mesa para definir el destino final del Capítulo 19”, se limitó a decir el secretario de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo, al anunciarse el lunes el acuerdo de principio de México con Washington.