MÉXICO es uno de los cinco países con mayor diversidad biológica en el mundo; en nuestro territorio podemos encontrar casi todos los ecosistemas del planeta, desde zonas marinas profundas, islas, arrecifes, manglares, desiertos, pastizales, selvas secas y húmedas, hasta bosques templados, bosques tropicales y praderas alpinas. Estamos expuestos a dos océanos, el Pacífico y el Atlántico, somos puente entre los mundos naturales del norte y sur del continente americano. Esta geografía privilegiada alberga una riqueza biológica y de paisajes extraordinaria que vale la pena apreciar y cuidar, tanto por la belleza que genera como por los servicios que nos proporciona.
Podemos considerar a nuestra gran diversidad biológica como el patrimonio natural que nos ofrece servicios ambientales como la regulación del clima, del agua, de las plagas, valores paisajísticos y nos brinda productos que nos alimentan, visten y dan albergue. Es decir, sin espacios naturales no hay agua, café, chocolate, algodón, madera, es más, ni tequila. Conservar y usar, responsable e inteligentemente, es decir, sustentablemente, nuestros ecosistemas, garantiza nuestras posibilidades de vivir y prosperar.
Si bien la superficie de nuestro país bajo algún esquema de conservación ha crecido, este sexenio llegamos a 182 áreas naturales protegidas —y bajo ese esquema tenemos 10.88 por ciento de las zonas terrestres y de aguas continentales, y 22 por ciento de las zonas marinas, costeras e islas—. Si bien en esos espacios se ha reducido la deforestación o degradación de los ecosistemas, en el resto del país hemos perdido, de 2000 a 2017, casi 6 por ciento de la superficie forestal con la que contábamos en 2000; es decir, perdimos 3 millones 398,319 hectáreas, que son equivalentes al área de todo el estado de Puebla. Por otro lado, con los recortes presupuestales entre 2012 y 2018, el presupuesto para el sector ambiental ha disminuido, generando despidos de personal.
Algunas de las acciones clave para mejorar el cuidado de nuestro patrimonio natural en la próxima administración son: 1) recuperar o reinstaurar el carácter transversal del tema ambiental en la política pública, que por su esencia es multirrelacional e indivisible; 2) aumentar el presupuesto federal en la materia, reconocerla como prioridad nacional para la seguridad hídrica, el combate a la pobreza, la prevención de desastres naturales, la producción de alimentos, entre otras razones; 3) ampliar las oportunidades de participación ciudadana y reconocer a la sociedad civil como uno de los aliados más fuertes para promover una mejor toma de decisiones; 4) reducir al máximo los impactos negativos sobre la biodiversidad producidos por los proyectos extractivos (hidrocarburos, minería) y la infraestructura de apoyo para el desarrollo del país (generación y transmisión de energía, transporte); 5) formular y aplicar a escala nacional un modelo de desarrollo turístico sostenible que minimice los impactos ambientales negativos y logre una alta rentabilidad social y económica; 6) fortalecer el ordenamiento ecológico del territorio, las ANP y otros instrumentos de gestión territorial; 7) fortalecer la coordinación y cooperación entre distintas instituciones gubernamentales, privadas y de la sociedad civil, así como la coordinación entre los distintos niveles de gobierno.
Las acciones para cuidar y usar sustentablemente nuestro patrimonio estarían destinadas al fracaso sin la colaboración de todos los sectores y grupos de la sociedad; y, en particular, de nosotros: las y los ciudadanos. Nuestras acciones diarias cuentan mucho, por lo que te invito a que reflexiones sobre tus decisiones de consumo y tus formas de transporte, ya que de ellas depende tu salud, tu economía y el mantenimiento de nuestros espacios naturales. Si en esa reflexión encuentras formas para reducir tu consumo de agua, energía, carnes rojas o plásticos, ya estarás abonando a la solución. Por otro lado, te invito a colaborar con alguna organización ambientalista, ya sea como voluntario, donante o simple simpatizante para apoyarlas a incidir en una política pública ambiental más adecuada para la magnitud y riqueza de nuestro patrimonio natural, o colaborar con ellos en acciones puntuales como monitoreo, reforestación o asesoría a productores.
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El autor es director de IDEASostenible