La extraña muerte de cientos de aves registrada en el invierno de 2017 en la zonas urbanas de Quintana Roo ha llamado la atención de científicos y protectores de animales. Diversas especies aparecieron de forma misteriosa en condiciones de fatiga o muertas, lo que generó una alerta respecto a los factores que pudieran estar alterando su hábitat.
Estos hechos ocurrieron en las zonas urbanas de Cancún, Playa del Carmen, Tulum, Holbox, Mahahual, Bacalar, Puerto Morelos, Chetumal, Akumal, Cozumel e Isla Mujeres. Además se registró la presencia de aves afectadas en Yucatán y Campeche.
Las autoridades llegaron a registrar hasta 20 de estos casos diarios, pero otro y quizás el más significativo fue el de 200 ejemplares en un mismo parque urbano, según un artículo publicado en la revista informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Las especies más afectadas han sido los trogones o coas cabeza negra (Trogon melanocephalus) y aves, como el tucán pico de canoa (Ramphastos sulfuratus), dice el texto firmado por Mónica Alba.
Un equipo de especialistas en manejo de fauna descartó que la muerte y afectaciones en las aves se deba a la presencia de contagios infecciosos.
La investigación encabezada por el biólogo Rodolfo Raigoza Figueras y el maestro veterinario Javier Carballar Osorio, descubrieron después de diversos análisis, que los cambios climáticos pudiesen haber generado un cambio fenológico en las condiciones de vida de los trogones, tucanes y demás aves.
Por medio de información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), los especialistas identificaron una sequía extrema atípica en la península de Yucatán entre 2016–2017.
De esta forma, suponen que la principal causa de la migración inusual de trogones y otras aves a zonas urbanas, se debió al retraso de floración y presencia de frutos de ciertas especies arbóreas, como un mecanismo de defensa para evitar la deshidratación.
Las conclusiones preliminares del Comité Estatal de Vida Silvestre presentadas en diciembre pasado apuntan a que el fenómeno registrado, que afectó de forma mayoritaria a una especie, podría atribuirse a que la sequía limitó la producción de un alimento requerido por los trogones en la temporada de invierno, muy probablemente un fruto.
Determinaron también la posibilidad de que la presencia en menor escala de tucanes y otras especies se deba a que consumen ese mismo alimento aunque no dependen de él como los trogones. La presencia de árboles con estos frutos en la zona urbana posiblemente favoreció la supervivencia de las aves.
La bióloga Gisela Maldonado Saldaña, miembro del Comité Estatal de Vida Silvestre, dijo en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, que se abrió una línea telefónica y correo electrónico para la atención exclusiva de los reportes de aves afectadas.