En la cultura patriarcal el cuerpo de
las mujeres es utilizado como un bien preciado que puede ser dominado para
satisfacer a cualquier persona, dijo Mariana Ávila Montejano, coordinadora del
Observatorio de Violencia Social y de Género de Aguascalientes (OVSG).
Detalló que en su labor en casos de
mujeres desaparecidas o de mujeres migrantes centroamericanas que pasan por
México para llegar a Estados Unidos, e incluso en los feminicidios, está
presente la violencia sexual como un hecho de agresión y dominación hacia
ellas.
“Movimientos de mujeres organizadas
han denunciado que el cuerpo de la mujer se ha utilizado como botín, en todos
los sectores”, especificó Ávila Montejano.
Como resultado de un trabajo que el
OVSG realizó enfocado al fenómeno de la migración con perspectiva de género, se
encontró que no sólo en Aguascalientes, sino en 20 estados de la república, las
mujeres que transitan por el país dan por hecho que en algún momento van a ser
violadas.
“Incluso ellas ya venían preparadas
con algunos kits que otras mujeres les daban, con preservativos, con vendas,
con cosas para curarse después de las agresiones sexuales o durante las
agresiones”, recordó con tristeza Mariana Ávila.
Por su parte, Inés Vázquez Rico,
psicóloga especialista en temas de violencia y directora del Instituto de
Estudios y Tecnologías para la Paz, reafirmó esta perspectiva histórica en el
que el cuerpo de las mujeres -de manera específica el órgano reproductor
femenino- se ha visualizado como el “objeto más valioso de intercambio”.
“Todos los reyes, faraones a la hora
de hacer intercambio con otros personajes, el objeto de mayor valor de su
propio reino eran sus hijas o su mujer, el cuerpo de la mujer es cosificado”,
mencionó como ejemplo Inés Vázquez.
Simbólicamente, generar un daño
sexual a las mujeres es no sólo atentar contra la víctima sino contra todo el
sector femenino, justamente como una muestra de dominación.
“Se ha visto que los daños y las
secuelas psicológicas que sufren las mujeres que han sido víctimas de una
violación es mucho mayor a cualquier otro delito, pasan diez años y aquellas
mujeres que han sido violadas aún tienen daños y secuelas mayores que mujeres
que han sido robadas o que perdieron su casa en un incendio”, reconoció la
especialista en temas de violencia hacia las mujeres.