El coyote es el peor depredador de los migrantes. Al menos eso es lo que cuentan las noticias. El argumento es que quienes se dedican al contrabando de personas por México y Estados Unidos los convierten en presa o mercancía.
El traficante de personas es comparado con ese animal nativo de América, mayormente nocturno, representado normalmente como malicioso y embaucador.
“Es un personaje que pinto mucho. El coyote es algo que está en mí por ser fronterizo”, dice Alfredo Gutiérrez, artista visual.
Alfredo creó un coyote distinto que en lugar de aprovecharse de los migrantes, les ayude en su tránsito irregular a Estados Unidos.
Este ejemplar se llama Transportapueblos y está en Lechería, Estado de México.
“Trabajo con esta idea de que tú cuando viajas, cuando emigras a otra ciudad, tienes a tu ciudad, a tu ser, a tu cultura, a tus tradiciones contigo. Porque cargas a tu pueblo. El Coyote Transportapueblos es el migrante, es una persona simbolizada en un animal que emigra libremente”, explica.
Es lo que llaman arte instalación. La pieza de madera mide cuatro metros de largo, dos treinta de alto, y uno de ancho. No es solo un adorno, sino que busca ayudar al desorientado viajero en su peligroso trayecto.
Tiene en uno de sus costados la ruta que sale desde Centroamérica, y del otro una lista de albergues que dan refugio a lo largo del territorio mexicano.
Para muchos la travesía empieza en Guatemala y Belice con tres salidas que los llevan a territorio mexicano. Avanzan serpenteando hasta terminar en ocho entradas en el límite con Estados Unidos.
“A veces no saben qué ciudades mexicanas se encuentran del otro lado, qué estados tienen que atravesar para llegar a su destino”, explica Alfredo Gutiérrez.
La migración es un tema de todos los días en México. No se puede entender la realidad de nuestro país sin tomarla en cuenta. Lo mismo es fuente de riqueza por las remesas, que motivo de preocupación por las vidas que cuesta.
Mientras seguimos escuchando de la tasa cero de migración en México (el número de deportados y repatriados es el mismo que el de migrantes camino al norte), los centroamericanos y otros extranjeros se vuelven más relevantes en este fenómeno internacional.
Según el Programa Especial de Migración 2014-2018, publicado por el Instituto Nacional de Migración (INM), en 2012 transitaron irregularmente por México unos 150 mil centroamericanos.
Para Gutiérrez la idea del Transportapueblos nació hace aproximadamente un año. El también arquitecto, colaboraba como voluntario con grupos de migrantes que le contaron lo que vivieron en el recorrido.
La cola del Transportapueblos está formada por repisas que sirven para dejar alimento, agua o algo de ropa para cualquier persona que lo necesite, o quiera aportar.
La actitud del coyote de madera no se ve como una amenaza. Por el contrario, la fiera quiere acercarse y acercar al migrante a su destino.
“Le quise dar una cara amable y amigable, tierna. Y salió. Su rostro es un personaje que de alguna manera te quiere brindar ayuda”, comenta Alfredo.
Al estado de México los migrantes llegan sobre el tren en calidad de polizontes. En otro símil con los peligros de la naturaleza, el ferrocarril es conocido como “La Bestia”. Para treparse en su lomo se arriesgan a que les corte un pie o un brazo, y es posible perder la vida.
La pieza quedó ahí casi por casualidad. Alfredo Gutiérrez vive en la Ciudad de México y empezó a trabajarla. No sabe cuánto tiempo la pueda dejar ahí porque no pidió permiso a las autoridades.
El nacimiento del Transportapueblos no fue fácil. Activistas de Derechos Humanos le dijeron que en el lugar donde decidió ponerlo hay casas en las que el crimen organizado oculta a migrantes secuestrados.
La idea original era instalar la escultura por la noche, pero la recomendación de los activistas fue hacerlo con luz de día para evitar problemas.
“Creo que fue lo mejor, y esperemos que pueda hacer bien, y esa gente no le haga daño a la pieza”, menciona.
Su plan es colocar otras ocho esculturas iguales en estados como Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Veracruz y otros estados del sur. Para conseguirlo necesita patrocinios.
Alfredo agradece la colaboración de todos los que ayudaron para lograr la escultura, en especial de Jenaro “Art Street Chilango”, y de Luis Guerrero de Fundación Orbe.
Antes de ser un conocido artista, Alfredo Gutiérrez fue graffitero. Forma parte del Colectivo Hecho en México (HEM), creado en 1989 como un grupo de graffiti por tres adolescentes tijuanenses que estudiaban en California, Estados Unidos.
“Es el primer grupo de graffiti del país”, asegura el artista visual que forma parte de él desde el 2005, en lo que considera una segunda generación.
La primera fue la de “Pisto”, “Nets” y “Horse” , rechazados de los grupos de graffiteros de su escuela “por ser mexicanos”, narra.
No puede recordar el nombre propio de aquellos adolescentes, pero cuenta que “Horse” y “Nets” murieron hace unos años. Él firma sus obras con el apodo “Libre”
Varios de sus murales están en el este de la ciudad. El antiguo palacio “Jai Alai” en el centro de Tijuana, también fue estampado por él.
“Mucha gente estaba en contra, que era un edificio histórico, que no lo tocara. Siendo que no es histórico, no tiene la edad histórica”, refiere.
Sus obras han visitado ciudades como Chicago, París y Frankfurt, además de países como Cuba, Colombia, Suiza y más, según su página electrónica personal: librehem.com.mx
Del apoyo de las autoridades a estos proyectos, Alfredo responde que siempre depende del funcionario en turno. Pero siente que hay una satanización de “la lata” de pintura a la que relacionan con la delincuencia y el uso de drogas.
“En Tijuana está ese estigma y está una ignorancia muy grande de parte de las autoridades. De hecho del país, la policía es en parte los más ignorantes con los que me he encontrado”, dice.
Estima que en el colectivo HEM hay entre 12 y 14 miembros activos, entre diseñadores gráficos, artistas visuales, dos ex estudiantes de la carrera de artes en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), contadores, y un administrador de empresas.
En Tijuana, hay mucho nuevo talento activo con buenas propuestas, pero hay que lidiar con la visión de muchas autoridades.
“Siempre hace falta que se pinten más cosas, Tijuana tiene una sobrepoblación de propaganda política y de publicidad (…) necesitamos más color en la calle, definitivamente”, subraya.
Las leyes que pretenden detener la migración ilegal sólo han hecho más necesario y lucrativo el papel del “coyote” como elemento indispensable para cruzar clandestinamente la frontera. Un vistazo distinto a la migración como el que cría el Transportapueblos, podría llevarnos a otro lado.