California se convirtió en el centro de la resistencia contra Trump tan pronto como hubo una presidencia de Donald J. Trump a la cual resistir, con algunos pidiendo que el estado se separe del resto del país. Seis meses después, California sigue siendo parte de Estados Unidos, pero ahora tiene una oportunidad de mostrar su temple en un asunto central no solo para el Estado Dorado sino también para el estado de la raza humana: el calentamiento global.
Poco después de que Trump anunció que retiraba a Estados Unidos del acuerdo climático de París el jueves, el gobernador, de California, Jerry Brown, publicó una declaración fulminante sobre esa decisión, que decía en parte:
Donald Trump ha elegido absolutamente el rumbo equivocado. Se equivoca en la realidad. La economía de EE UU sería impulsada al seguir el Acuerdo de París. Está equivocado en la ciencia. Totalmente equivocado. California se resistirá a este procedimiento mal informado e insensato. Trump está ausente sin permiso, pero California está en el terreno, lista para la batalla.
Ahora, Brown se dirige a China para discutir el futuro del acuerdo de Paría. Con ese viaje, Brown estará efectivamente actuando el papel de emisario de los estadounidenses —ciudadanos privados, corporaciones y algunos miembros del gabinete de Trump, más notablemente su hija Ivanka— quienes se oponen a las políticas ambientalistas del presidente, incluido un improbable regreso a una economía basada en el carbón y una retirada más amplia de la escena mundial.
“Estoy del lado de los ángeles”, dijo Brown a Politico. “Voy a hacer todo lo que pueda, y la gente se me va a unir”. Según el sitio web, Brown pasará la semana “participando en una cumbre del cambio climático y una reunión con funcionarios chinos de alto nivel, que posiblemente incluyan al Presidente Xi Jinping”.
El gobernador llevará consigo la influencia del estado más populoso y económicamente exitoso de EE UU, el cual presume la sexta economía más grande del mundo. Más intangiblemente, tiene de su lado la idea de California como una tierra fundamentalmente soleada, mirando siempre al futuro con optimismo y un espíritu voluntarioso.
Aun cuando California no podía firmar el acuerdo de París, fue una de las fuerzas principales detrás de Under2 Coalition, un acuerdo para evitar que las temperaturas globales aumenten más de 2 grados centígrados. Un memorando de entendimiento ha sido firmado por 170 jurisdicciones subnacionales.
Antes de ese acuerdo, el predecesor de Brown en la casa de gobierno en Sacramento, el republicano Arnold Schwarzenegger (últimamente un némesis de Trump en Twitter, así como otrora presentador deCelebrity Apprentice), firmó un ambicioso proyecto de ley para disminuir las emisiones de carbono.
Schwarzenegger todavía no ha comentado sobre el anuncio de Trump. Pero antes de dejar el cargo, se volvió todavía más un defensor medioambientalista, apareciendo con Brown en París a finales de 2015, cuando se negociaba el acuerdo internacional. Por entonces, publicó una entrada de Facebook titulada “Me importa una **** si estamos de acuerdo con el cambio climático”. En ella, él dijo que el pensamiento medioambientalista había beneficiado a California, no la había dañado:
La energía renovable es grandiosa para la economía, y no tienen que creer en mi palabra al respecto. California tiene algunas de las leyes medioambientalistas más revolucionarias en Estados Unidos, obtenemos 40 por ciento de nuestra energía de fuentes renovables, y nuestra energía es 40 por ciento más eficiente que la del resto del país. Fuimos de los primeros en adoptar un futuro de energía limpia.
Nuestra economía no ha sufrido. De hecho, nuestra economía en California está creciendo más rápido que la economía de EE UU, encabezamos la nación en manufactura, agricultura, turismo, entretenimiento, alta tecnología, biotecnología y, por supuesto, tecnología medioambientalista.
Brown, ahora en su cuarto y último período como gobernador, ha hecho del cambio climático su asunto característico. A finales del año pasado, mientras a muchos en toda la nación les preocupaba que Trump desechara el pacto climático, Brown celebró una reunión de geofísicos en San Francisco. “Tenemos los científicos, tenemos los abogados, y estamos listos para luchar. Estamos listos para defender”.
Ahora, esa lucha está en marcha, con Sacramento aliado más estrechamente con Beijing que con Washington. Por lo menos, Brown tendrá el apoyo de dos compañeros gobernadores demócratas, Andrew Cuomo de Nueva York y Jay Inslee de Washington; los tres han anunciado la formación de una Alianza Climática. Inslee dijo en una declaración que la medida de Trump “deja toda la responsabilidad de la acción climática en los estados y ciudades de toda la nación”. Alrededor del 20 por ciento de todos los estadounidenses viven en los tres estados que participarán en la Alianza Climática.
Además, The San Francisco Chronicle reportó que “27 senadores estatales de California, encabezados por el Presidente Pro Tempore Kevin de León, enviaron a Brown una carta el jueves instándolo a convocar una cumbre climática con representantes de México, Canadá y otros estados y gobiernos subnacionales”. Ello podría dar todavía más lustre a sus credenciales como líder mundial del cambio climático, mientras Trump continúa aumentando su entusiasmo por las minas de carbón que él cree (falsamente) están a punto de reabrirse como resultado de Estados Unidos abandonando el acuerdo de París.
Sin embargo, Trump aún podría obstaculizar los esfuerzos medioambientalistas de California. Los duros estándares del estado a las emisiones de los vehículos son pioneros nacionales, pero requieren de una exención federal otorgada por la Agencia de Protección Medioambiental. Esa agencia ahora está encabezada por el antimedioambientalista Scott Pruitt, quien apoyó abandonar el acuerdo de París; él podría retener esa exención, debilitando así los estándares de emisiones en gran parte del resto de la nación.
No obstante, California seguramente combatirá esa medida, y muchas más.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek