Del poblado de Armeno en la provincia italianade Novara, donde la gente se dedica predominantemente al cultivo de la buena cocina, han surgido chefs que en la actualidad laboran en los mejores restaurantes y hoteles de México. Uno de ellos es Augusto Ramponi, cuyo restaurante Augusto’s abrió sus puertas en Aguascalientes en 1995 a raíz de un sueño que se convirtió en realidad. En octubre de 2015 fue premiado por la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentadas (CANIRAC) por haber representado a la gastronomía hidrocálida por más de 20 años.
Los primeros italianos que llegaron a México fueron frailes franciscanos y dominicos que acompañaron a los religiosos españoles en la conquista de las tierras americanas, sin embargo, la mayor migración italiana ocurrió a finales del siglo XIX. Estos migrantes procedían sobre todo del norte de Italia y llegaron al país en busca de empleo y de una mejor calidad de vida.
La colonia de Chipilo en el estado de Puebla, fundada por italianos que vinieron en busca de tierras fértiles y huyendo de la pobreza que azotaba a la región del Véneto, son un claro ejemplo de éxito. Aun ahora sus descendientes hablan el chipileño, un dialecto propio de aquella región. Los italo-mexicanos, no obstante, constituyen en México una minoría étnica no reconocida oficialmente, pero que presenta rasgos etnoculturales muy propios y distintivos.
Las nuevas corrientes de inmigrantes italianos en los años más recientes se han asentado especialmente en centros turísticos donde han generado fuentes de empleo como restaurantes, hoteles y lugares de entretenimiento. La presencia de italianos es cada vez más notable en estados como Aguascalientes, como es el caso de mi padre.
La comunidad de restauranteros italianos de hecho se ha fortalecido notoriamente en los últimos años. Gente como Paolo Manzoni, Simone Bigazzi y Sandro Lelli han encontrado en México la oportunidad de crecer y triunfar. Sandro Lelli, incluso, es fundador y director del distinguido Instituto Culinario México Europeo (ICUME). Y es que la demanda de profesionales especializados en el arte y gastronomía italianos se ha incrementado a tal punto, que instituciones como el ICUME –dedicadas a la formación de profesionales en el ramo– se han vuelto imperantes en tanto la comida italiana se ha vuelto muy popular en México, a la vez que el paladar de los clientes más exigente.
El acercamiento a la cultura italiana en México se da a través de la gastronomía, aunque también a través del deporte y las artes gráficas. Eso ha repercutido en un mayor interés por aprender el idioma italiano y viajar a la península, sobre todo entre los jóvenes que desean estudiar en Italia. Es así como se promueve el vínculo cultural entre ambas naciones y un acceso más fácil al intercambio por medio de los diferentes programas educativos que existen.
La comunidad italiana ha jugado un papel significativo en algunos eventos de la historia de México. Tal es el caso del general Luis Ghilardi, un italiano que se enamoró de la causa libertaria de México a mediados del siglo XIX. Combatió al lado de los liberales en la Revolución de Ayutla en contra del dictador Santa Anna; regresó a Italia y trató de ingresar al ejército, pero al no conseguirlo retornó a México donde combatió contra la Intervención francesa. Fue apresado por los franceses y ejecutado en Aguascalientes en 1864. Cada año la comunidad italiana le rinde homenaje a este personaje poco mencionado en los libros de historia.
Hoy por hoy los italianos de México conforman una agrupación más consistente y organizada, pese a que se encuentran esparcidos por toda la república. Su buena fama se debe gracias a su fuerte presencia y aportaciones a la sociedad mexicana, por eso mismo juega un papel central como punto de encuentro entre ambas naciones.