Este jueves el FMI recortó drásticamente a la baja su perspectiva de crecimiento para Grecia este año, del 2.5 por ciento que esperaba en abril, a cero por ciento. Además, aseguró que el país requerirá de 36,000 millones de euros por parte de los europeos, y en total 50,000 millones de euros en los próximos tres años, para estabilizar sus finanzas, aun si aprueba el plan de los acreedores en el referéndum del domingo.
Las necesidades de financiamiento del país se han agravado por “importantes cambios políticos” (en referencia a la llegada al poder a Atenas del partido de izquierda radical Syriza, con el que los europeos rompieron negociaciones), y el diagnóstico podría ser todavía más sombrío: la institución mundial precisa que todas las últimas decisiones del país (cierre de bancos, control de capitales, default con el FMI) no han sido tomadas en cuenta en el informe, y que tendrán un importante “impacto negativo”. Esto a raíz de que el martes, Grecia entró en ‘default’ con el FMI al no poder hacer frente a un vencimiento de alrededor de 1,500 millones de euros con esta institución; el mismo día expiró el plan europeo de asistencia financiera al país, y a falta de un acuerdo, sus socios decidieron no prolongarlo.
Este jueves, Grecia vive el cuarto día de control de capitales, con un tope de retiro en efectivo en los cajeros automáticos de 60 euros por día y por persona. Los bancos cerraron el lunes pasado y hasta el 6 de julio, al igual que la bolsa de Atenas. El miércoles, sin embargo, abrieron solo para que los jubilados sin tarjeta de crédito pudieran retirar dinero, y este jueves tres entidades (Banco Nacional de Grecia, Banco del Pireo y Alpha) abrieron también sus ventanillas a los clientes que quieran depositar dinero o efectuar pagos dentro de Grecia.
Para seguir prestando a un país, el FMI debe tener garantías de que su deuda es sostenible y en el caso de Grecia, solo los europeos pueden, según la institución, reestablecer algo cercano al equilibrio, pues detentan 211 000 millones de euros de deuda griega de un total de unos 280 000 millones, que equivalen a aproximadamente al 180 por ciento de su producto interno bruto.
Para Atenas, el objetivo del referéndum es que el pueblo rechace las “duras” condiciones exigidas por los acreedores, “un paso decisivo hacia un acuerdo mejor”, según dijo el Primer Ministro, Alexis Tsipras, el miércoles en un discurso a la nación. En cambio, para muchos líderes de la Unión Europea, el sentido de la consulta está muy claro: saber si Grecia quiere o no permanecer en el euro.
Según una encuesta publicada el miércoles por la prensa griega, la relación entre el ‘no’ y el ‘sí’ ha pasado de 57-30 por ciento a 46-30 por ciento, con numerosos indecisos.