He aquí una conversación más que los padres no sabían que deben tener con sus hijos: “No envíes fotografías de ti desnuda por internet”.
Las relaciones -entre parejas y entre amigos- están alcanzando cada vez niveles más altos, íntimos y, algunas veces, invasivos. Los mensajes con contenido sexual han existido desde hace años, incluso cuando la correspondencia era por medio de cartas podían darse algunas con contenido erótico, pero han ido tomando fuerza, primero con los sistemas de mensajería instantánea -como Messenger- y ahora con los mensajes por celular y el correo electrónico.
Sexting es un anglicismo que se da en la década de 2000 derivado de la contracción de las palabras en inglés “sex” y “texting”; se refiere al envío de contenidos eróticos -ya sean mensajes escritos o imágenes explícitas- por medio de teléfonos móviles y podría verse como un equivalente de lo que los hoy adultos conocen como phone sex (sexo telefónico), pero sin la necesidad de usar la imaginación y con mucho más riesgos.
Esta nueva práctica, el sexting, se ha vuelto muy popular entre los jóvenes de 13 a 25 años -sobre todo gracias a una nueva aplicación llamada Snapchat y a otras redes sociales como Sexyono-. La práctica también se da entre adultos, pero las consecuencias para ambos grupos son completamente diferentes. Un informe del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) afirma que en México uno de cada cinco menores que tienen acceso a internet tiene algún contacto con un pedófilo, los niños creen que la información que mandan y reciben en internet es segura cuando en realidad hay veces que ni siquiera saben con quién están compartiendo mensajes o fotografías.
Las consecuencias para los adultos pueden ser la difamación o el chantaje, pero con los menores nos encontramos frente a una situación de pornografía infantil. ¿Cuántas veces no han llegado a nuestros teléfonos celulares fotografías de adolescentes desnudas? Desgraciadamente algunas veces estas adolescentes son mujeres que conocemos de cerca, que van en nuestra escuela o que vemos en las fiestas o discotecas. ¿Cómo llegaron sus fotografías a nosotros? Un exnovio despechado las tenía porque ella se las había mandado. He ahí el gran problema: a los 16 o 17 años las consecuencias no existen, nuestro novio es un príncipe azul y nunca nos traicionará; todas caemos con el típico mensaje: “Mándamela, te prometo que la borro justo después de verla”. Yo te prometo que no la va a borrar.
Mientras crecemos podemos darnos cuenta de las graves consecuencias que están detrás de enviar una fotografía de nuestro cuerpo desnudo por mensaje al celular de alguien más, y aunque sigue siendo riesgoso, la decisión es completamente nuestra. Por esto, no creo que en todas las situaciones el sexting sea algo malo: una cosa es mandarle fotografías a tu prometido, que lleva un mes de trabajo en Europa, o enviarlas como estrategia para reanimar la vida sexual de tu relación, y otra muy diferente es tener 14 años y enviar una fotografía de tus senos a todos tus contactos de Snapchat por diversión.
La gran pregunta es: ¿qué pasa en la mente de las niñas de 13 años que envían fotos de su cuerpo sin ropa a sus amigos? En mi opinión, son niñas que no están tomando decisiones bien pensadas porque no tienen la madurez suficiente para hacerlo, son adolescentes que pueden sentirse presionadas por otros jóvenes que están haciendo lo mismo. A los 13 años lo que más queremos es pertenecer, y si alguien nos asegura que lo haremos cuando mandemos una foto sugerente a nuestros amigos o al “novio”, lo más probable es que lo hagamos, rápido y sin pensar en las consecuencias.
En 2011 nació en Estados Unidos una aplicación que permite a sus usuarios enviar fotografías que sus contactos solo pueden ver por máximo 10 segundos: Snapchat. Gracias a esta aplicación los adolescentes han encontrado “fácil” enviar sus fotografías desnudas a sus amigos, ya que supuestamente esas fotografías quedan eliminadas para siempre del celular de quien las recibe y de la base de datos de Snapchat. La realidad es que los usuarios pueden tomar una fotografía de su pantalla y así quedarse con el desnudo de su amiga para guardarlo, usarlo o para enviárselo a alguien más, haciendo así que circule en internet una fotografía que, si el sujeto es menor de edad, se considera como pornografía infantil.
México y América Latina no han profundizado lo suficiente sobre este tema. Sin embargo, en 2013 la Cámara de Diputados mexicana aprobó una iniciativa para combatir el sexting a través de programas de educación sobre derechos humanos. Esta iniciativa surgió después de que en 2012 la empresa mexicana Mattica colocara a México en el primer lugar de envíos de sexting en América Latina. Ese mismo año los diputados aprobaron modificar la Ley para la Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes para que los menores reciban educación que los haga rechazar este tipo de actividades.
En Estados Unidos el sexting puede tener graves repercusiones legales como penas por producción, posesión o distribución de pornografía infantil, corrupción de menores, acoso y extorsión por medios sexuales. Incluso ya se han dado casos en los que jóvenes son acusados con estos delitos por poseer fotografías de menores desnudas, sin importar quién las haya tomado o enviado.
¿Por qué las personas —principalmente las mujeres— están mandando fotografías y mensajes explícitos por internet? Creo que los adolescentes de la generación actual nacieron en un mundo que está permanentemente conectado a través de internet y en el que la barrera entre lo público y lo privado no existe —un claro ejemplo son los programas de telerrealidad—, y toda esta pérdida de privacidad vuelve el sociabilizar por medio de nuestra sexualidad algo normal. Otro punto importante son las estrellas jóvenes de Hollywood, como Miley Cyrus y Vanessa Hudgens, cuyas fotografías desnudas han sido virales en las redes sociales, así las adolescentes no entienden lo grave que puede ser copiar las acciones de estas famosas a las que por alguna razón admiran.
Es claro que es urgente una educación digital para los jóvenes; un niño que no entiende los alcances infinitos que puede tener internet no es capaz de medir las consecuencias de difundir una fotografía en las redes sociales, pues no solamente estamos hablando de lastimar la dignidad o la reputación de una persona dentro de un círculo social, más importante es que estamos dando material de trabajo a tratantes de blancas, a pedófilos y a miles de criminales más que usan internet como herramienta de “trabajo”.
Algo que es muy importante resaltar es que la educación no es completamente responsabilidad del gobierno. Sí creo que debería de implementarse algún tipo de curso en las escuelas que enseñe a los niños sobre estos temas -porque el sexting no es el único problema que se da con las redes sociales y la inmediatez de internet-, pero también la educación es la que se da en casa, entre la familia, en donde los padres pueden sentar a sus hijos en el sillón y delicadamente explicarles las consecuencias que pueden atraer el mandar mensajes o fotografías eróticas por internet.