Un año después de ser secuestrada en el kibutz Beeri, en Israel, el dolor del cautiverio resuena en la voz de Emily Hand, una niña de 10 años que vive con el trauma de haber sido rehén del movimiento palestino Hamás.
“Detrás de mi casa, el cielo cayó. Durante un año no he podido respirar, ni un minuto. Pero dicen que una tormenta no te golpea dos veces, ya perdí el miedo en el campo detrás de mi casa”, canta Hand.
La niña fue una de las 251 personas tomadas como rehenes el 7 de octubre por los comandos de Hamás en el sur de Israel.
Después de 50 días cautiva en Gaza, Hand fue liberada durante una tregua en noviembre junto a su amiga Hila Rotem, de 13 años, y la madre de ésta.
Pero su liberación fue el comienzo de un largo camino hacia la recuperación, una lucha diaria que sufren los más de 100 rehenes que formaron parte de un canje, a cambio de la excarcelación de 240 palestinos presos en Israel.
Meses después, 97 rehenes siguen en Gaza, de los cuales 33 fueron declarados muertos por el ejército israelí.
Hand perdió a su madre a los dos años y su madrastra murió en el ataque de Hamás en el kibutz Beeri.
Hand y Rotem compartieron el cautiverio y ahora, junto a otros menores, participan en un proyecto con la popular cantante y compositora israelí Keren Peles para conmemorar la masacre del 7 de octubre.
En la casa de la artista en Hofit, en el centro de Israel, cerca de diez adolescentes y niños que fueron golpeados directamente por el ataque de Hamás se juntan a cantar.
Los menores se turnan para entonar las estrofas de una canción que Peles compuso especialmente para ellos, titulada “En el campo detrás de mi casa”.