Mark Carney se convirtió en el nuevo primer ministro de Canadá, luego de confirmarse la salida de Justin Trudeau tras casi 10 años en el poder en medio de la crisis que debilitó su gobierno.
Este domingo, el exbanquero de 59 años fue elegido para ser líder del Partido Liberal con el 85,9% de los votos, y será quien comande al partido de cara a las próximas elecciones de este año.
Tras varios meses en la mira, Trudeau dimitió finalmente a su cargo. “Dejo mi puesto como líder del Partido Liberal con la misma fe en esperanza y trabajo duro que el primer día. Tengo fe en este partido y en este país, gracias a los millones de canadienses que demuestran cada día que un Canadá mejor siempre es posible”, dijo en un breve mensaje en sus redes sociales.

Trudeau, quien estaba en el poder desde 2015, tomó esta decisión en un clima tenso dentro de su país, ya que en los últimos meses hubo una fuerte presión interna para forzar su salida tras casi 10 años de mandato.
El declive de su Gobierno alcanzó su punto más alto en diciembre de 2024, con la renuncia de su viceministra Chrystia Freeland, quien era una de sus grandes aliadas.
Carney, su sucesor, es un inexperto en política, ya que será primer ministro sin haber tenido una banca en el Parlamento.
Nacido en Fort Smith e hijo de padres docentes, estudió Economía en la Universidad de Harvard, y luego hizo una maestría y un doctorado en la Universidad de Oxford.
Tras 13 trabajando para Goldman Sachs en sus diversas oficinas en el mundo, en 2003 ingresó al Banco de Canadá, y cuatro años más tarde fue elegido su gobernador. Al mando de la entidad, tuvo un rol importante durante la crisis del 2008 que permitió al país superar la situación.
En 2013, Carney se convirtió en director del Banco de Inglaterra siendo el primer no británico en asumir dicho rol, siendo parte del proceso del Brexit y gestionando la crisis económica. Luego, en 2020, fue designado como Enviado Especial de las Naciones Unidas para la Acción Climática y las Finanzas.
Ahora, el nuevo primer ministro canadiense no solo tendrá que afrontar la crisis interna y definir si adelantará las elecciones, sino también las tensiones que su país tiene con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
“Los canadienses saben que las nuevas amenazas exigen nuevas ideas y un nuevo plan. Saben que los nuevos desafíos exigen un nuevo liderazgo. Los canadienses quieren un liderazgo positivo que ponga fin a la visión y nos ayude a construir juntos. Y para responder, mi gobierno pondrá en práctica nuestro plan de construir una economía más fuerte, crear nuevas relaciones comerciales con socios comerciales fiables y asegurar nuestras fronteras”, expresó en su primer discurso.
Al respecto, envió un mensaje a Trump: “Estados Unidos no es Canadá, y Canadá nunca, nunca será parte de Estados Unidos de ninguna manera, forma o modo”.