El secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, inicia este sábado su primera gira como rector de la política exterior norteamericana y los expertos en el tema consideran que “será diferente” a lo usual.
La diferencia radica en que, tradicionalmente, los funcionarios nombrados en el cargo hacen su debut internacional con un viaje a los principales aliados del país y ofrecen consejos prácticos sobre cómo trabajar juntos.
Pero, esta vez, Rubio viajará a cinco pequeñas naciones latinoamericanas para promover agresivamente la doctrina del presidente Donald Trump sobre el interés propio de Estados Unidos, empezando por el Canal de Panamá.
El jefe de la diplomacia estadounidense iniciará su viaje este sábado en Panamá, después de que Trump denunciara que China tiene una influencia injusta sobre el canal y prometiera que Estados Unidos “lo recuperaría”.
Rubio luego se dirigirá a El Salvador, Guatemala, Costa Rica y República Dominicana para presionar a los líderes para que cooperen en una de las prioridades de Trump: deportar a millones de personas, en su mayoría latinoamericanos, que viven ilegalmente en Estados Unidos.
Se reunirá con “altos funcionarios y líderes empresariales” para promover la cooperación en “detener la migración ilegal y a gran escala, luchar contra el flagelo de las organizaciones criminales transnacionales y los narcotraficantes, contrarrestar a China y profundizar las asociaciones económicas para mejorar la prosperidad en nuestro hemisferio”, informó la portavoz del Departamento, Tammy Bruce, en una declaración de prensa.
En X, el Departamento de Estado reiteró que buscan cooperar en seguridad nacional, la protección de las fronteras y la mejora en la prosperidad económica de Estados Unidos.
Días antes del viaje de Rubio, Trump mostró el castigo que puede imponer a quien se resista.
Cuando el presidente izquierdista de Colombia, Gustavo Petro, rechazó el envío de aviones militares estadounidenses a sus ciudadanos detenidos y pidió un trato más humano, Trump amenazó con imponer aranceles masivos al país aliado de larga data de Estados Unidos y Rubio suspendió los servicios de visados. Petro se retractó rápidamente.
Interés propio puro y duro
Rubio, en una entrevista con la radio SiriusXM antes del viaje, dijo que buscaba asociaciones “más fuertes” en el hemisferio occidental y que las naciones centroamericanas tenían su propio incentivo para disminuir la inestabilidad.
“Creo que vamos a tener un hemisferio occidental más seguro” y “nuestro interés en el Canal de Panamá estará más seguro”, dijo.
Rubio, ex senador y candidato presidencial, es el primer hispano y el primer hispanohablante fluido en ocupar el cargo de principal diplomático de Estados Unidos.
Pero el estilo de Trump también marca un regreso a una época anterior: la “diplomacia del garrote” de principios del siglo XX, cuando Estados Unidos empleaba la fuerza para lograr sus objetivos, incluso en la construcción del Canal de Panamá.
En su discurso inaugural, Trump evocó esa época al decir que Estados Unidos todavía tenía un “destino manifiesto” para expandirse.
“El comentario de Trump sobre la necesidad de recuperar el canal realmente trae a la memoria viejos fantasmas, los fantasmas del imperialismo estadounidense”, dijo Leland Lazarus, experto de la Universidad Internacional de Florida y del Atlantic Council.
Señaló que el presidente panameño, José Raúl Mulino, ha dicho que su país, que tomó el control total del canal en 1999, “preservará y protegerá celosamente su soberanía”.
Pero Lazarus también destacó un “movimiento silencioso” por parte de Panamá para revisar la influencia de China, incluso a través de una auditoría de Hutchison Holdings, la compañía de Hong Kong que opera puertos en ambos lados del canal.
Defendiendo lo correcto
Maureen Meyer, vicepresidenta de programas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, que promueve los derechos humanos, esperaba que muchos en la región estuvieran preocupados por una relación construida no sobre “la cooperación y el respeto mutuos, sino más bien sobre la intimidación y a veces una relación transaccional”.
Pero dijo que todos querían evitar los aranceles de su vecino gigante del norte.
“Cada uno de estos países tiene su propio interés en desarrollar una buena relación con la administración Trump”, dijo.
Promoverá a los consevadores y Bukele encabeza la lista
También se espera que Rubio, un cubanoamericano que se opone abiertamente al gobierno comunista de la isla, promueva a los conservadores latinoamericanos en el tira y afloja ideológico de la región.
El principal de ellos es el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien se ha ganado el estatus de héroe dentro del Partido Republicano de Trump por su ofensiva sin restricciones contra el crimen, en la que han sido detenidas decenas de miles de personas.
Los grupos de derechos humanos han criticado a Bukele por las detenciones de personas inocentes, pero los homicidios, que antes eran frecuentes, han disminuido drásticamente y el año pasado fue reelegido con el 80 por ciento de los votos, y Donald Trump Jr. asistió a su toma de posesión.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo el 24 de enero una conversación telefónica con Bukele, en la que hablaron sobre la inmigración ilegal y la lucha contra las bandas transnacionales.
La Casa Blanca dijo en un breve comunicado que en la primera llamada con un mandatario extranjero que la Casa Blanca anunció de forma oficial “ambos líderes hablaron sobre la posibilidad de trabajar juntos para detener la inmigración ilegal y acabar con las bandas transnacionales como el Tren de Aragua”.
Con Marco Rubio como primer secretario de Estado hispano, América Latina estará bajo la lupa del nuevo gobierno estadounidense, estiman analistas que auguran máxima presión hacia Cuba, Venezuela y Nicaragua, así como cercanía con las “nuevas derechas” de Argentina y El Salvador.
Además, se ha informado queEn su calidad de senador, Rubio ha mostrado cercanía con la actual administración del presidente Nayib Bukele y simpatía por sus logros en materia de seguridad.
Por ejemplo, en marzo del año pasado, el entonces senador realizó una visita oficial de dos días a El Salvador para reunirse con el mandatario salvadoreño y funcionarios de su gobierno.
Rubio publicó un video en sus redes sociales destacando la drástica reducción de la tasa de homicidios en el país “por primera vez en décadas” y criticó a la administración de Biden por sancionar al gobierno salvadoreño y a varios de sus funcionarios, incluyéndolos en la lista Engel, por acusaciones de corrupción y violaciones a los derechos humanos.
El entoces senador norteamericano se pronunció en esa ocasión por apoyar a los “democráticos de nuestro hemisferio que están liderando la lucha contra las pandillas asesinas y criminales en Centroamérica”.
Por su parte, el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, ha defendido una línea dura al estilo Trump contra Haití, un país crónicamente inestable y empobrecido, iniciando las obras de un muro y aumentando las deportaciones.
Rubio encontrará una dinámica diferente en Guatemala, cuyo presidente, Bernardo Arévalo, es un defensor de la lucha contra la corrupción que enfrentó amenazas de la élite conservadora de tomar el poder después de su sorpresiva victoria electoral de 2023.
Arévalo, cuyo país es una importante fuente de inmigrantes, se ha apresurado a cooperar con Trump, incluso aceptando a los deportados.
“Arévalo está buscando el apoyo de la administración Trump, porque sabe que su propio gobierno ha sido amenazado por fuerzas internas que muchas veces han tenido fuertes relaciones con miembros del Partido Republicano”, dijo Meyer.