La relación entre San Diego y Tijuana va mucho más allá de compartir una línea divisoria: es una conexión viva, dinámica y profundamente interdependiente que se refleja con claridad en el mercado inmobiliario. Como broker de bienes raíces en San Diego desde 2017 e inversionista en Baja California, he sido testigo directo de cómo las decisiones inmobiliarias no entienden de muros ni aduanas. Cada operación refleja una historia de movilidad, sueños y estrategia. La región Cali-Baja es una de las zonas binacionales más activas del mundo. Cada día, más de 120,000 personas cruzan la frontera San Diego–Tijuana para trabajar, estudiar o hacer negocios, generando una economía binacional de más de 250 mil millones de dólares anuales. Lo que ocurre de un lado impacta casi de inmediato al otro, y el mercado inmobiliario es un claro ejemplo.
Hoy, el precio promedio de una vivienda en San Diego ronda los $925,000 dólares, lo que requiere un ingreso familiar anual cercano a los $210,000 dólares, considerando un enganche del 20% y tasas de interés del 6% al 7%, según datos de Redfin. En contraste, en Tijuana, el precio promedio es de unos $215,000 dólares (3.7 millones de pesos), con ingresos requeridos de al menos 1.1 millones de pesos al año, equivalente a unos $65,000 dólares, aunque las tasas hipotecarias son más altas (9% a 11%), de acuerdo con Propiedades.com y datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Cabe mencionar que estos precios, en ambos lados de la frontera, han aumentado casi un 100% en los últimos cinco años. Este fenómeno refleja la interdependencia en la dinámica de costos y demanda, pero también evidencia el reto creciente de las familias por mantener su estilo de vida. Como resultado, cada vez más estadounidenses deciden comprar propiedades en Tijuana, buscando mejores oportunidades de inversión y la posibilidad de mejorar su calidad de vida pagando una fracción del costo que implicaría en California.
Además, ambas ciudades cuentan con una ubicación privilegiada que atrae a migrantes nacionales e internacionales. En San Diego destacan industrias como biotecnología, defensa, tecnología y turismo, que generan empleos altamente calificados, pero que también aumentan la presión sobre el mercado. El aumento constante de precios ha dejado fuera a muchos compradores primerizos, alimentando el crecimiento del mercado de renta y agudizando el reto de la asequibilidad.
Mientras tanto, el auge del nearshoring (que ha incrementado 21% en inversión extranjera directa en Baja California tan solo en 2024, según datos de la Secretaría de Economía) ha detonado una alta demanda de vivienda para ejecutivos y trabajadores especializados, elevando precios y reduciendo el inventario disponible, lo que complica el acceso para muchos compradores locales. Además, ha provocado saturación de la infraestructura, causando cortes de agua y luz, tráfico intenso y servicios insuficientes, resultado del rápido crecimiento y la falta de planeación urbana integral. A esto se suman factores como las largas filas en la frontera y los tiempos de cruce, que influyen directamente en la decisión de muchas familias: vivir cerca de la garita o incluso considerar mudarse al otro lado, dependiendo de sus necesidades.
A pesar de estos desafíos, la región Cali-Baja funciona como un verdadero laboratorio social y económico. Aquí vemos cómo la globalización, la movilidad laboral y la inversión se combinan para crear un ecosistema único. Pero para que este ecosistema siga creciendo de manera ordenada y justa, necesitamos fortalecer la colaboración binacional. La falta de políticas coordinadas en temas clave como movilidad, seguridad, infraestructura y vivienda accesible puede frenar el progreso. Estos retos no se resuelven de manera unilateral: requieren visión conjunta y compromiso real de ambos lados de la frontera.
Este análisis del mercado inmobiliario en Cali-Baja es, en el fondo, un recordatorio de lo importantes que somos el uno para el otro. Somos dos ciudades hermanas, unidas por un mismo pulso económico y social. Y por eso, hoy más que nunca, es una invitación a fortalecer la colaboración binacional, a planear con visión y a crear un desarrollo sostenible, inclusivo y verdaderamente humano.
Porque la región Cali-Baja no solo comparte territorio: comparte sueños. Y esos sueños los construimos juntos, día a día. N
Najla Wehbe Dipp, MBA
Broker binacional • Experta en Cali-Baja • Ingeniera • Coach de éxito • TEDx speaker • Apasionada del Fitness • Mamá y esposa,