El GPS para interiores es la última frontera de la navegación personalizada.
Laboratorios en EE UU y el Reino Unido trabajan en la siguiente generación de GPS, la cual es tan sofisticada que ni siquiera usará satélites. Más bien tomará pistas de ubicación de las variaciones subatómicas en el campo magnético de la Tierra.
Esto es una buena noticia, en especial dada la inminente aparición de los autos que se manejan solos. No queremos que un satélite de GPS se oscurezca dentro de unos años, dejando a miles de autos sin chofer en California circulando las calles como si hubieran perdido la cabeza: “Hombre, ¿ya pasamos el McDonald’s, como hace dos minutos o hace dos horas?”.
El nuevo “GPS cuántico” también cabrá en un microchip y requerirá de poca energía, lo cual significa que puede fijarse a objetos cotidianos, no solo a los teléfonos inteligentes. Será tan preciso que podrá localizar un objeto dentro de su casa a pocas pulgadas de distancia. En otras palabras, finalmente seré capaz de hallar mis llaves.
La tecnología GPS se remonta a la década de 1960, desarrollada por la Armada de EE UU para rastrear sus submarinos. La primera unidad comercial de GPS apareció hace 25 años, pero el sistema no entró a las vidas de la mayoría de nosotros hasta la década pasada, cuando fue incorporado a los teléfonos inteligentes. El GPS es la clave de que las aplicaciones para celulares hayan cambiado la vida en maneras que el software de una computadora nunca consiguió. Uber, la compañía de redes de transporte, utiliza el GPS para encontrar taxis y limosinas cerca de usted. Zillow, la compañía de bienes raíces, muestra listados del vecindario por el que uno va caminando y admirando. Tinder, la aplicación de citas, le señala la gente más cercana con la que podría tener sexo.
Por supuesto, la máxima de las aplicaciones con GPS es la navegación personal. Estaríamos perdidos sin ella. (¡Badum bum!) Mientras tanto, las aplicaciones comerciales para el GPS, desde la agricultura hasta la logística de cadenas de abastecimiento, se han vuelto críticas para la economía, y nadie quiere pensar en las implicaciones para los militares de una catástrofe del GPS. Esa sonda destinada a una cueva en Pakistán podría terminar en el Palacio de Buckingham.
Pese a toda la magia del GPS, todavía depende de ideas de la era del Sputnik, lo cual significa que es un poco torpe y no es a prueba de fallos. A los militares les preocupa que los satélites del GPS pudieran ser interferidos o ser derribados. Por sí mismo, el GPS es preciso hasta aproximadamente 25 pies (7.62 metros), lo cual está bien para manejar pero es menos que perfecto para guiarlo al café en el supermercado.
De hecho, para ser más preciso, su teléfono hace referencias cruzadas de GPS con la información de ubicaciones que puede recopilar de señales Wi-Fi y celulares. Esa mezcla requiere de energía de procesamiento y energía de batería que son fáciles de proveer en un teléfono inteligente, pero que dificulta incluir el GPS en llaves o el juguete de un niño.
Así, EE UU y el Reino Unido han financiado trabajos para construir un GPS mejor y libre de satélites. El programa de EE UU, guiado por los militares, es llamado Micro-PNT. Su meta es incorporar todo lo que se necesita para detectar ubicaciones en un solo chip diminuto y de baja energía. Cada chip tendrá que incluir su propio y pequeño reloj atómico y giroscopios superprecisos y acelerómetros. Determinará su posición a partir de microvariaciones en el campo magnético de la Tierra. Científicos militares del Reino Unido dicen que están a tres o cinco años de desarrollar una tecnología similar que ellos llaman “brújula cuántica”.
La ciencia es todo un reto, y las sesiones de trabajo tienen muchos años por delante, pero esta cosa se construirá. El GPS de hoy día es solo el comienzo. Los militares serán los primeros en utilizar el GPS cuántico, incorporándolo en armas, sondas, uniformes de soldados, robots y demás.
Para las aplicaciones civiles, uno de los aspectos más intrigantes del GPS cuántico es su capacidad de trabajar en interiores con gran precisión. Justo ahora, Google, Apple y Microsoft —los tres grandes de los mapas y la navegación en línea— ven el “GPS interior” como una seductora nueva oportunidad. Uno puede usar el GPS exterior para hallar la cafetería más cercana en prácticamente toda población del mundo. Pero uno no puede confiar en su teléfono para guiarlo hacia el café dentro de la terminal de un aeropuerto o un casino de Las Vegas.
Hay dos pasos para crear un GPS interior. El primero es hacer un mapeo interior, y eso ya está en marcha. Por ejemplo, Google ha reunido mapeos interiores de lugares como el Estadio Wembley en Londres y el Caesars Palace en Las Vegas. Conforme el mapeo interior se filtre hacia edificios más pequeños, empezaremos a obtener mapas de los pasillos de todo Home Depot y Starbucks, de salones de clase en edificios universitarios, y mapas de los laberintos de los hospitales que tienden a servir como trampas para insectos para los visitantes. Tarde o temprano, una entidad como Google Maps almacenará mapas de todo espacio interior, incluidos los planos de casas.
Las señales de satélite no llegan a los interiores, especialmente a un lugar como las entrañas sin ventanas de un casino. El año pasado, Apple pagó US$20 millones por una compañía reciente llamada WiFiSLAM, la cual analiza señales de Wi-Fi para ayudar a un teléfono inteligente a localizar su ubicación en interiores. Otras compañías trabajan en enfoques similares. Tales tecnologías pueden ser precisas dentro de un radio de 10 pies.
En otras décadas, las enormes bases de datos de mapas interiores serán emparejadas con el GPS cuántico, el cual tendrá la capacidad de funcionar en interiores y exteriores y ser preciso dentro de un radio de pulgadas.
Entonces su teléfono inteligente podrá guiarlo a su asiento en un estadio o a una mesa abierta de blackjack de US$10 en el Caesars. También podrá encontrar los clavos para techos en Home Depot o los clavos de presión en Wal-Mart.
Esto sería una bendición para los robots de consumo. Solo piense en la aspiradora Roomba. Ahora es básicamente ciega y usa un software para distinguir los límites de un cuarto y un patrón de aspiración para que limpie todo el piso. Una Roomba con GPS cuántico y un mapa de su casa podría simplemente ponerse a funcionar, sabiendo precisamente dónde está todo el tiempo. Imagine esa capacidad en un robot enviado para limpiar su recámara o dar seguridad itinerante a un espacio interior.
El GPS basado en satélites desencadenó una serie de innovaciones como Uber y Tinder. El GPS cuántico hará lo mismo. Conforme los chips del GPS cuántico se hagan más pequeños y más baratos, a casi cualquier cosa se le podría dar la capacidad de saber dónde está. La Barbie con GPS cuántico podría saber que está en la misma habitación que Ken y empezar a sonrojarse y a jugar con su cabello.
Sin duda, la tecnología se aplicará a uno de los mayores problemas de una sociedad envejecida. Las llaves del auto ya se han convertido en toscos aparatos electrónicos. Añada el GPS cuántico y sus llaves podrían hacerle saber a su teléfono que están en el lavamanos del baño, donde usted revisaba su reserva de medicinas mientras actualizaba su perfil en la red social Tinder.